Estaba Jenni Hermoso esta tarde (hora mexicana) en el estadio del Pachuca cuando se hizo oficial la dimisión de Luis Rubiales como presidente de la Federación. Estaba a punto de iniciarse el sentido homenaje que le dedicaba el Pachuca, su club, para premiar a la primera campeona del mundo que tiene en su institución.
Vivía la delantera momentos de alegría y palma, alejada del escándalo en el que la metió el ya expresidente federativo cuando le propinó un beso no consentido en Sídney. Además, había tenido una semana agitada a nivel legal porque el pasado martes acudió a la Fiscalía para activar la querella contra Rubiales por agresión sexual y coacciones.
Horas más tarde, la jugadora tomó un avión hacia Hidalgo, el estado mexicano, ubicado en el centro del país, donde juega ella. Ahí su club, el Pachuca, pidió máximo respeto y privacidad para Jenni Hermoso, quien desea volcarse, de forma única y exclusiva, en el fútbol. Pero poco después de que se conociera la dimisión de Rubiales, ella recibía un sentido homenaje de Pachuca con un hasta que lo decía todo: #elfútboleshermoso.
Y entró Jenni en el césped cruzando un pasillo de reconocimiento que le realizaron tanto el Pachuca como las Pumas. Ella sonreía feliz, relajada, disfrutando de una tarde inolvidable, al tiempo que ovacionaba al público que estaba en el estadio de Hidalgo.
Lucía el 10, con la medalla de campeona del mundo colgando en su pecho, un tifo gigantesco en la grada y música de mariachi sonando por los altavoces. Estaba bromeando Jenni con sus compañeras. Bromeaba y emocionada al descubrir ese tifo en la grada.