Varias aldeas siguen aisladas en la noche de este domingo en la zona cercana del epicentro del terremoto de Marruecos debido al derrumbe de sus carreteras, lo que obstaculiza que los habitantes accedan a la atención médica y a la ayuda básica.
Es el caso, por ejemplo, de 17 aldeas montañosas de la comarca de Imgdal, a unos 77 kilómetros al sur de Marrakech y unos 50 kilómetros del epicentro del terremoto. Una veintena de sus habitantes tuvieron que cruzar una distancia de 13 kilómetros entre las montañas áridas andando hasta la carretera principal, donde este domingo se concentraron para denunciar su situación cerca del poblado de Imidel, donde está el cruce que lleva a sus casas.
Se trata de aldeas como Anamir, Tiguirst, Taghzut y Taurirt, que según estos vecinos se encuentran totalmente aisladas. En esta última población una mujer dio a luz al aire libre sin posibilidad de trasladarla a un hospital, explicó a EFE Omar Ait Said, procedente de Taurirt: «Dio a luz en la calle encima de un trozo de plástico».
Ait Said denunció que los habitantes de las aldeas aisladas no pudieron trasladar a los heridos del terremoto para ser atendidos por un médico y citó el caso de su padre, que sufrió heridas en la cabeza pero no pudo trasladarlo a un punto sanitario.
Explicó que en Taurirt murieron cuatro personas y fueron rescatadas de debajo de los escombros por sus vecinos que los enterraron después. Su única reivindicación, añadió, es que las autoridades abran la carretera para permitir que los habitantes reciban la ayuda.
«Los responsables locales que tienen que encontrar una solución han cerrado sus teléfonos, pero antes de hacerlo nos prometieron enviar una excavadora, pero seguimos esperando. Estamos olvidados, es como si no existiéramos en el mapa y no como si no hubiéramos sufrido daños ni pérdidas», añadió.
Al lado de los aldeanos, en el cruce de la carretera esperaba una furgoneta con mantas y alimentos, que no pudo seguir su camino hasta sus poblados debido a la interrupción de la vía.
Uno de los aldeanos es Rachid Ait Mbarek, procedente de Anamir donde viven dos centenares de habitantes. Reclamó que las autoridades abran la carretera y les den tiendas de campaña. «La ayuda que nos trae la gente la llevamos encima de nuestros hombros», precisó.
La vía principales que une estas aldeas con Marrakech también resultó cortada por los derrumbes de piedras de las laderas. Tras trece horas de trabajo, los militares marroquíes consiguieron abrirla este domingo, y ya está llegando ayuda a los otros pueblos muy afectadas como Talat N’Yaaqoub donde aun siguen sacando cuerpos de los escombros.
Los tramos de esta carretera son de un solo sentido e impiden una circulación fluida. Según pudo constatar EFE, la carretera sigue sufriendo derrumbes, lo que causa cortes esporádicos que afectan a la actividad de los equipos médicos y de rescate.
Marruecos sufrió el pasado viernes un terremoto que azotó a varias provincias en el sur de Marruecos causando hasta el último recuento oficial hace unas horas un balance de más de 2.000 personas fallecidas y más de 2.000 heridas.