Los cuatro últimos presidentes de la Generalitat: Pere Aragonés, Quim Torra, Carles Puigdemont y Artur Mas, tienen en común dos anhelos: que el independentismo deje a un lado la división y vuelva a aunar esfuerzos, y que se busquen las vías para celebrar un referéndum de autodeterminación que tenga como resultado final la «independencia de Cataluña».
En la víspera de la festividad de la Diada, los últimos cinco presidentes catalanes publican una tribuna en un medio de referencia del independentismo: el diario Ara. Hace lo propio el socialista José Montilla, que se desmarca de sus sucesores y se limita a reivindicar «más y mejor autogobierno» para Cataluña y que se «reconozca» la pluralidad de España.
Los presidentes catalanes desde 2010 hasta la fecha trazan en sus artículos una única hoja de ruta para la comunidad catalana en el futuro. La resume con claridad Aragonès: «Ofrecer a la ciudadanía la oportunidad de escoger entre ser una comunidad autónoma más del Reino de España o acontecer una República libre de la Unión Europea».
[Junts avisa que no renunciará a la vía unilateral en su manifiesto por la Diada]
En plenas negociaciones del PSOE con Junts y ERC para una futurible investidura de Pedro Sánchez, el único que menciona la amnistía a los implicados en el referéndum ilegal del 1-O es Aragonés: «Lo hemos defendido siempre. Poner fin a toda forma de represión para que los exiliados puedan volver con total libertad y para que caigan todas las causas pendientes vinculadas al referéndum».
Una vez aprobada esa norma que mande al olvido todos los delitos que cometieron los responsables del procés, la siguiente pantalla que proyecta el dirigente republicano es la del referéndum. Para ello, el actual presidente de la Generalitat reclama «saber sumar y trabajar conjuntamente». Un mensaje clave para un independentismo fracturado en dos.
La vía que propone Pere Aragonés para la consulta es un «acuerdo de claridad», en referencia al ejemplo canadiense. Esto es: consensuar con el Estado -el Gobierno de España- «unas reglas del juego para responder a la voluntad de la ciudadanía de Cataluña de decidir con libertad el futuro político del país», a través del diálogo y la negociación.
Junts insiste en la unilateralidad
En el lado ulterior se encuentra Quim Torra, penúltimo presidente catalán y miembro de Junts. En su opinión, el único camino posible para conseguir el ansiado objetivo de la independencia es el de la unilateralidad. Así lo expresa: «Contra la legalidad española, democracia; contra la soberanía estatal, cobertura internacional; contra una Constitución, otra, la Constitución de Cataluña».
En su tribuna, Torra hace ahonda en la división del independentismo con una crítica velada a ERC. Desde su punto de vista, tras la declaración ilegal de independencia de 2017 se sucedieron una serie de errores: «Proclamada la independencia, y no aplicada -grave error-, quedaba una única vía: convertir la amnistía política y el derecho a la autodeterminación, costara lo que costara, en el objetivo político inalterable del independentismo».
Llegado a este punto, el expresident apostilla: «Desgraciadamente, esto no pasó. Y la pregunta a hacernos y que alguien tendrá que contestar algún día es ¿por qué no se hizo? El coste reputacional y de credibilidad de todo el movimiento independentista se ha resentido profunda y gravemente».
En el momento presente, para Torra el «principal reto de Cataluña es ganar la credibilidad del proyecto independentista». Como reconoce en el último párrafo de su artículo: «Hemos perdido muchas batallas, pero esta, la de los argumentos para la independencia, la hemos ganado. Aquí es de donde no nos tenemos que salir».
Carles Puigdemont, fugado de la justicia española, se remonta a la historia para concluir en el primer compás de su artículo que «la independencia es una opción política mayoritaria para la sociedad catalana». Acto seguido, reivindica la legitimidad del 1-O: «Una victoria de Cataluña ante el estado español y su brutalidad represora, que se extendió a través del sistema judicial contra centenares de personas».
El líder de Junts no menciona la negociación que mantiene con el Gobierno de coalición para apoyar la investidura de Sánchez. Tan sólo se reafirma en el referéndum ilegal: «Nos vincula a todos políticamente y nos obliga a continuar trabajando para hacer efectiva la independencia, a pesar de que le estado español no ha escatimado en recursos para privarnos de avanzar hacia la República Catalana».
A escasas horas de que se celebre una nueva Diada, Puigdemont pide movilización: «Solo la liberación nacional de Cataluña puede asentar las bases de una sociedad más democrática y más justa socialmente, que a la vez permita que toda la nación pueda también avanzar. Recuperemos la movilización y preparémonos. (…) Cataluña nos necesita a todos para avanzar y hacer posible la independencia».
Finalmente, Artur Mas propone «tres maneras de enfocar el momento actual»: «Una es mantener el referéndum como condición irrenunciable y asumir las consecuencias de repetir las elecciones. La otra consiste en hacer pactos con promesas y compromisos aplazados, sabiendo que probablemente no se cumplirán. Y la última pasa por llegar a acuerdos que se materialicen antes de la investidura del nuevo presidente, y condicionar el voto a los presupuestos de cada año en función del cumplimiento de los pactos que necesiten más tiempo para llevarse a la práctica».
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