La Assemblea Nacional Catalana está promocionando la manifestación independentista de la Diada Nacional divulgando el ardor habitual. El objetivo prioritario es evitar que la convocatoria prosiga su declive de los últimos años, en comparación con las ediciones de los años de la gran ilusión previos al 1-0. La presidenta de la entidad, Dolors Feliu, ha presentado “el pacto nacional por el movimiento civil para la independencia”, firmado además de la ANC por Òmnium, por la asociación de Municipis per la Independència y por el Consell per la República, presidido por Carles Puigdemont. Se busca subir el precio a una eventual investidura de Pedro Sánchez, exigiendo el reconocimiento del referéndum del 1 de octubre de 2017 por parte del gobierno español. Y, de paso, aumentar la presión sobre ERC y Junts recordando su decepción por la política seguida en los últimos años y repitiendo la amenaza de presentar una lista cívica a las próximas elecciones autonómicas.
La ANC no pasa por sus mejores momentos en cuanto a unidad interna y fortaleza movilizadora, sin embargo, tiene la suficiente proyección en los medios de comunicación para seguir criticando a ERC y Junts, de quienes les separa, esencialmente, la supuesta desidia de los gobernantes independentistas en la gestión del autoproclamado referéndum de 2017. Al margen de pactos nacionales y manifiestos convocantes, Dolors Feliu ha precisado en unas declaraciones a la emisora SER-Cataluña los planes de la ANC. Según la presidenta de la entidad, el nuevo embate con el estado debe empezar al día siguiente de la aprobación de la ley de amnistía que exigen Junts y ERC para investir Pedro Sánchez. Este nuevo Procés se largaría hasta el momento de la celebración de las elecciones autonómicas, a convocar como muy tarde en 2025. Las encuestas reincidentes en anunciar una victoria holgada del PSC y un retroceso soberanista no parecen hacer mella en la animosidad tradicional de la ANC.
Feliu ha incorporado la hipótesis de la amnistía en el programa de actuación de la ANC, tras una primera reacción muy contraria a la ley del olvido. Inicialmente la valoró como “una trampa” urdida por los partidos independentistas y los socialistas para cerrar el conflicto político catalán por la puerta trasera. En lenguaje ANC quería decir que ERC y Junts pretendían relegar una vez más el mandato del 1-O para solucionar sus problemas judiciales. Algo ha hecho cambiar de opinión a la ANC. Feliu no ha explicitado las razones de su cambio respecto de la amnistía, que prácticamente da por hecha, obviando el debate sobre la oportunidad política y la posibilidad constitucional de aprobar una ley orgánica de amnistía sigue vivo, obteniendo apoyos y provocando oposiciones a diario, especialmente estentóreas las de Felipe González y Alfonso Guerra.
La presidenta de la ANC ha dejado claro que no comparte la opinión del ex presidente de la Generalitat, José Montilla, quien puso en duda la conveniencia de una amnistía si la ley no iba acompañada de una declaración de los dirigentes beneficiados asumiendo su error. En el sentido, se sobreentendía, de “no volver a hacerlo”, como mínimo en el formato unilateral y con la estrategia de romper la convivencia en Cataluña, utilizados en 2017.
Feliu ha aclarado su interpretación de la amnistía, emitiendo además un aviso para navegantes. “El gobierno español”, ha dicho, “ha entendido que eso (el Procés) se puede hacer”; en consecuencia, la presidenta de la ANC ha abogado por “impulsar la declaración unilateral al día siguiente que se apruebe la amnistía”. Su posición no dista demasiado de la de Puigdemont. Respecto del actual presidente de la Generalitat, las diferencias se mantienen, a pesar de que Pere Aragonés acudirá este año a la manifestación del próximo lunes, tras su ausencia del año pasado. Su presencia satisface a la ANC porque así “podrá escuchar en persona el clamor contra su política”. El manifiesto de la convocatoria describe los dos grandes errores de ERC y Junts: someterse a la justicia española tras el 1-O y despreciar el 52% de los votos obtenidos por las candidaturas independentistas en 2021 sin hacer nada para proclamar la independencia. Del 11 de septiembre a la celebración del sexto aniversario del 1-O, difícilmente nadie rebajará el listón de las exigencias.