No era siquiera mayor de edad cuando su primer sencillo, ‘Drivers license’ (2021), la puso en el disparadero: número uno en medio mundo occidental, apuntalando el Grammy precoz de ‘Sour’, su álbum de debut. Olivia Rodrigo ha confesado que, entre los 18 y los 20, creció el equivalente a diez años, y de sus tribulaciones, fiascos del corazón y encontronazos con la fama sale ahora este segundo disco, ‘Guts’, que como su título sugiere (‘agallas’), la muestra subiendo el tono, mostrando las uñas y, también, rodeándose de esos instrumentos musicales que últimamente parecían excéntricos, las guitarras eléctricas.

El primer sopapo lo propina el tema de apertura, ‘All-American bitch’, donde juega con la autoparodia presentándose como “la perfecta perra americana / de labios americanos perfectos / y caderas americanas perfectas”, alternando la secuencia intimista con la sacudida rockera de un estribillo en el que resuena el eco de los ‘hits’ de Avril Lavigne. Guitarras y más guitarras en otros números con ‘punch’ despeinado, como ‘Bad idea right?’, canción con juguetones injertos raperos sobre la inconveniencia de liarse con un ex, y ‘Ballad of a homeschooled girl’, contenedor de incomodidades sociales, efecto ‘FOMO’ incluido. Y qué decir de ‘Get him back!’, muy disfrutable cruce del primer Beck con The Runaways, portador de un delicioso texto: “quiero conocer a tu madre y decirle que su hijo apesta”.

En el local de ensayo

Este último tema arranca con un “one, two, three…” y el chasquido de las baquetas, transmitiendo la sensación de que se ha grabado en el mismo local de ensayo con los músicos de una banda tocando juntos. Vivacidad general buscada por el reincidente productor (y coautor de todos los temas) Dan Nigro, portento con créditos en discos de Kylie Minogue, Carly Rae Jepsen y Caroline Polachek.

Rencor, desconcierto y mala uva, y relaciones cortocircuitadas por la celebridad, y cavilaciones sobre la naturaleza del éxito. Ahí, la muestra más concluyente es ‘Making the bed’: “conseguí lo que quería, pero no es lo que me imaginaba”. ¿La niña rica que llora? Más bien araña, aquí en una balada-montaña rusa en la que dice soñar cada noche que va un coche sin frenos y que siente que la quieren como si ella fuera “una atracción turística”.

Sí, el ‘baladismo’ expiatorio configura la otra cara de la moneda, y hay que mencionar ‘Vampire’, con su ‘crescendo’ al piano y sus vistas a una relación enrarecida, los mágicos arpegios de ‘Lacy’ o los tormentos románticos que flotan en torno a ‘Logical’ y ‘The grudge’. Material que completa un círculo de canciones de acceso casi inmediato, ingeniosas, con sentido del humor y poso emocional, que bien pueden asentar en la primera división comercial a esta californiana de ancestros filipinos, nacida en el año de gracia de 2003. Jordi Bianciotto

Otros discos de la semana

‘Sea of mirrors’

The Coral

Run On

Folk-pop

★★★★

Concebido como la banda sonora de un filme inexistente (¡un espagueti wéstern de terror surrealista!), el nuevo disco del grupo de Wirral ofrece 13 canciones de belleza serena y un punto fantasmal en las que suenan ecos de Morricone, de Lee Hazelwood y de la escena de Laurel Canyon arropados por suntuosos arreglos de cuerda cortesía de Sean O’Hagan. La turbulenta ‘Oceans apart’ Incluye un cameo de Cillian ‘Oppenheimer’ Murphy. Rafael Tapounet

‘For that beautiful morning’

The Chemical Brothers

EMI-Universal

Electrónica

★★★★

Los gurús de ‘big beat’, aparatosa rama electrónica acuñada en los 90, se muestran en forma en este regreso al aquelarre en la era pospandémica. Sesión de reafirmación de su sello a partir de la arrolladora apertura de ‘Live again’ (con la voz de la francesa Halo Maud), cabalgando sobre el funk de ‘The weight’ y perdiendo el mundo de vista, de la mano de Beck, en ‘Skipping like a stone’, entre pistas sonámbulas y sofocantes derivas psicodélicas. La ‘rave’ no decae. J. B.