La limpieza de cañas que se ha llevado a cabo en un pequeño tramo del cauce del río Serpis a su paso por Gandia, financiada gracias a una ayuda del Gobierno de España, ha encandilado a muchos ciudadanos. Hasta el punto de que residentes en zonas próximas a otros tramos pidan ahora que esa acción se extienda en las próximas semanas y puedan disfrutar de un paisaje fluvial que durante años ha permanecido oculto por esa vegetación invasiva.

Como publicó este periódico, la limpieza y retirada de miles de cañas ha despejado la rambla comprendida entre el Pont Vell y el Pont Nou, lo que supone el tramo que atraviesa el centro de la ciudad. Esos dos puentes, más la pasarela peatonal que va del paseo de les Germanies al parque de Ausiàs March, se han convertido en miradores desde los que aprecia un Serpis limpio y donde, además, ahora ya no se pueden esconder animales, como los jabalís que han colonizado muchas zonas urbanas de este tipo.

Era lógico y cuestión de tiempo que otros gandiense pidieran más y exigieran al ayuntamiento, por ser la administración más cercana, limpiar de cañas los tramos río arriba desde el Pont Vell, al menos hasta el Pont de Ferro, donde acaba la trama urbana de Gandia, y también río abajo, desde el Pont Nou hasta la desembocadura, donde presenta un aspecto «selvático» y abandonado.

Esa petición vecinal lleva camino de cumplirse. Consultado por este periódico, el director de Medio Natural del Ayuntamiento de Gandia, Daniel Muñoz, ha señalado que en este mes de septiembre comenzarán los trabajos para limpiar el cauce en los aproximadamente dos kilómetros que hay entre el puente de Carrefour y el de Daimús, donde comienza el casco urbano del Grau. Se hará mediante un proyecto que ya ha sido aprobado por la Confederación Hidrográfica del Júcar que incluye otras medidas de mejora de ese espacio fluvial que el ayuntamiento quiere convertir en un corredor verde entre la ciudad y la playa.

Además, Daniel Muñoz añade a este periódico que comparte la idea de los vecinos y por ello hará cuantas gestiones sean necesarias para adecuar de la misma manera el tramo del Serpis antes de entrar en Gandia.

Una recuperación ambiental

Como se ha hecho en otras muchas zonas de la Safor, esa limpieza tiene, como primeras consecuencias, una recuperación ambiental de los cauces que permite a sus ciudadanos disfrutar de paseos, vistas o estancias junto al río. Al mismo tiempo, elevan la capacidad de drenaje, lo que facilita el discurrir del agua hacia el mar en caso de fuertes lluvias. Finalmente se evita que las cañas retiradas, que pueden ser aprovechadas como biomasa o para convertirlas en compost orgánico, obstaculicen pasos inferiores o acaben amontonadas en las playas por efecto de temporales que las devuelven a tierra, como bien saben los alcaldes de la Safor.

Todo se hará, como es obvio, mientras el caudal del río sea nulo o exiguo, algo que depende de si se producen fuertes lluvias. Es precisamente en otoño cuando el riesgo de esos episodios resulta mayor.