El beso no consentido a la futbolista Jennifer Hermoso durante la celebración del Mundial ganado por la Selección Española no es el primer escándalo protagonizado por el presidente -ahora suspendido de su cargo- de la Federación Española de Fúbtol, Luis Rubiales.
Uno de los más sonados, su ‘alianza’ con Gerard Piqué para llevar la Supercopa de España a Arabia Saudí a cambio, presuntamente, de comisiones millonarias tanto para la RFEF como para la empresa del exfutbolista del Barça, Kosmos, que se aseguraría 24 millones de euros por dicha operación.
Acusaciones que tanto uno como otro han negado en todo momento, pero que han puesto al ex de Shakira en el punto de mira tras la denuncia que Jenni Hermoso presentó este martes contra Luis Rubiales en la Fiscalía por agresión sexual. Un paso al frente por parte de la jugadora que se produce dos semanas después del beso no consentido, y que complica mucho las cosas para el de Motril, que se podría enfrentar a una pena de hasta 4 años de prisión.
Un asunto sobre el que Piqué -que se caracteriza por no tener pelos en la lengua- no se ha pronunciado públicamente todavía, dejando en el aire qué le parece la actitud del expresidente de la RFEF. Un tema sobre el que le hemos preguntado en su vuelta al trabajo tras unas vacaciones muy especiales con Clara Chía en la costa de Croacia y al que ha preferido hacer oídos sordos.
Acompañado por Ibai Llanos, con el que está perfilando las novedades de la nueva temporada de la Kings League tras el éxito rotundo de la pasada, el exfutbolista ha dado la callada por respuesta a la denuncia de Jenni Hermoso, dejando en el aire si apoya a la jugadora, si cree que Rubiales debería haber dimitido o si, por el contrario, cuenta con su apoyo.
Un silencio esperado con el que Piqué deja clara su intención de mantenerse al margen de esta polémica, aunque su sonrisa al escuchar las preguntas deja entrever su ‘opinión’ sobre la denuncia de la futbolista al presidente suspendido de la RFEF.
En su declaración ante la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, la jugadora de la selección española Jenni Hermoso no sólo confirmó que el beso que le plantó en la boca Luis Rubiales fue un acto que no contó con su consentimiento, sino que añadió a su relato que tanto ella como su entorno más próximo sufrieron «una presión constante y reiterada» por parte del hoy suspendido presidente de la Federación Española de Fútbol. Su objetivo: que la campeona mundial justificara y aprobara lo ocurrido al finalizar el encuentro en el estadio de Sídney.
La querella presentada este viernes por la Fiscalía, que aún debe ser admitida a trámite por un juez de la Audiencia Nacional, identifica este entorno que sufrió la conducta del directivo: la familia y amistades de la jugadora. Como consecuencia de ello, Jenni sufrió «una situación de hostigamiento, en contra del desarrollo de su vida en paz, tranquilidad y libremente», concluye el Ministerio Público.
Así, y aunque previamente solo se le ofrecieron acciones por un presunta agresión sexual –penada con hasta cuatro años de cárcel–, la fiscalía suma a este delito el de coacciones descrito en el artículo 172 del Código Penal, que prevé penas de prisión de entre seis meses y tres años para quien «sin estar legítimamente autorizado, impidiere a otro con violencia hacer lo que la ley no prohíbe, o le compeliere a efectuar lo que no quiere, sea justo o injusto». La sanción penal, que incluye multa, debe imponerse «según la gravedad de la coacción o de los medios empleados», según detalla la norma.