Donald Trump sorprendió al mundo en 2020 declarando la soberanía de Marruecos sobre el disputado Sáhara Occidental. El Gobierno de Joe Biden no ha renunciado públicamente al giro de su predecesor pero, en la práctica, tanto las declaraciones de sus portavoces como sus últimos movimientos diplomáticos apuntan a que está alejándose del giro dado por el republicano y acercándose más a una solución negociada apoyada por Naciones Unidas, que propugna un referéndum de autodeterminación. Estos cambios están agitando las arenas del conflicto sobre la ex provincia española, abierto en canal desde hace casi medio siglo.
Sobre el terreno hay un auténtico frenesí diplomático. Visitas oficiales de funcionarios de Estados Unidos y de la ONU a Marruecos, Argelia y el Sáhara Occidental.
Este jueves estaba previsto que el enviado especial de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, se reuniera con activistas saharauis contra la ocupación marroquí en la ciudad de Dajla, la antigua Villa Cisneros española, según ha podido saber este diario de fuentes saharauis. Llegó el lunes a la capital saharaui de El Aaiún. Ambos lugares están controlados por Marruecos.
La cita es parte de su trabajo para la elaboración de un informe sobre la situación que luego entregará al secretario general de Naciones Unidas y este defenderá ante la Asamblea General. Se desconoce el contenido del encuentro de De Mistura con los activistas, pero el simbolismo es enorme. Él representa a la Minurso, la Misión de Naciones Unidas para un Referéndum en el Sáhara Occidental. El Gobierno de Marruecos había impedido hasta ahora a De Mistura entrar en los territorios en disputa para celebrar estas reuniones con disidentes. ¿Qué le ha hecho cambiar de posición ahora?
“Creo que ha sido por la presión de Estados Unidos”, argumenta Carlos Ruiz Miguel, experto en el Sáhara Occidental y catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Santiago de Compostela. “Y que todo está relacionado con otra crisis, la de Níger. Washington está muy preocupado por que el país [que acaba de sufrir un golpe de Estado] caiga en manos de Rusia”. Varios países africanos y Francia defienden la posibilidad de una invasión para restaurar el orden democrático. En ese contexto, el país clave, por su posición geográfica y por la fortaleza de su Ejército, es Argelia. “Biden ha mandado a emisarios a hablar con el Gobierno argelino para recabar su apoyo. Argel habrá pedido algo a cambio, muy seguramente relativo al Sáhara Occidental”.
Este miércoles, el director de la CIA ha llamado al jefe del Ejército argelino, según Argel. William Joseph Burns ha telefoneado a Said Chengriha para, según el comunicado, hablar de la seguridad en la región y de lucha contra el terrorismo, sin dar más detalles.
Acción diplomática sobre el Sáhara
Los encuentros en la zona se multiplican en los últimos días. El encargado de la diplomacia estadounidense para Oriente Medio y el Norte de África, Joshua Harris, visitó el sábado pasado los campos de refugiados saharauis en la región argelina de Tinduf. Se reunió con el secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali, némesis de Marruecos. En 2020, tras un ataque con muertos en la frontera entre Mauritania y los territorios saharauis controlados por Marruecos, el Polisario dio por roto el alto el fuego firmado con Marruecos en 1991 y declaró el estado de guerra.
Harris expresó el apoyo de Estados Unidos reafirmó tras la visita a Ghali su apoyo “al proceso político de la ONU para una solución política” en el Sahara Occidental. Un tono totalmente diferente al usado por la Administración Trump.
El diplomático pidió encontrar una “solución duradera y digna para la gente del Sáhara Occidental” basada en el espíritu del “realismo y del compromiso”.
Un día después, Harris fue a Argel a reunirse con su homólogo del ministerio de Exteriores argelino. Argelia es el gran valedor del Frente Polisario, a quien provee de armas. Argelia defiende el plan de la ONU de sacar adelante un referéndum de autodeterminación, que asegura que respetará lo que salga, ya sea la independencia o la anexión a Marruecos.
Estados Unidos sobre el Sáhara
Cuando Donald Trump hizo su llamativa declaración de soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, firmó también un documento si cabe más importante, un acuerdo tripartito entre Estados Unidos, Israel y Marruecos. “En él, Washington se comprometía a defender las tesis marroquíes en todos los foros internacionales, en todos. No solo no lo ha hecho, sino que ha sido más bien al contrario. Votó a favor de la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas del año pasado sobre el Sáhara Occidental y en la Asamblea General de la ONU”, opina Ruiz Miguel. En esas resoluciones, la tesis que se defiende no es el plan de autonomía propuesto por Rabat, sino “la necesidad de alcanzar una solución política a la cuestión del Sáhara Occidental que sea realista, viable, duradera y aceptable para todas las partes y esté basada en la avenencia”.
En la misma línea han ido las últimas declaraciones de los portavoces de Biden. En una entrevista con el medio argelino, el subsecretario de Estado estadounidense Joshua Harris insistió en que «Washington está fuertemente alineado con el proceso político internacional en el Sáhara Occidental». El propio Harris ha subrayado la nueva aproximación estadounidense al conflicto en otra cita, esta vez con el ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Naser Burita, con el que se ha visto este jueves en Rabat. Estados Unidos considera el “Plan de Autonomía de Marruecos como serio, creíble y realista y un acercamiento potencial para alcanzar las aspiraciones de la gente del Sáhara Occidental”. Un plan bueno, pero sólo uno de los posibles. Otro podría ser el referéndum de autodeterminación que propugna Naciones Unidas. Pedro Sánchez fue mucho más allá en su carta a Mohamed VI del año pasado: el plan de autonomía es considerado ahora por España como “el más serio, realista y creíble”.