¿Te has preguntado alguna vez de donde viene encontrar culpables cuando pasa algo en vez de buscar soluciones? Es habitual que cuando ocurre algo a nuestro alrededor, hablo de algo subsanable a tiempo real y sin demasiada repercusión, nuestra primera reacción, más espontánea, es la de decir o pensar “QUIÉN HA SIDO”. Quién termino la botella de agua y la deja en la nevera vacía, quién termina el rollo de papel de baño y no lo cambia o un simple quien no ha recogido la taza de la mesa. Esto que sucede de forma habitual en nuestro día no es más que un reflejo de como trasladamos nuestro pensamiento y nuestro comportamiento a la sociedad y a nuestras organizaciones.

Hemos visto como nuestros abuelos, a nuestros padres, y nuestros padres, a nosotros nos van arrojando, de forma inconsciente, su forma de ver y entender el mundo, y efectivamente, de pequeños todos, somos un folio blanco que se comienza escribir seguramente antes de nacer, y ese folio nos lo escriben nuestros padres y abuelos, con todo el amor y las buenas intenciones que uno se pueda imaginar, pero siempre condicionado por el cómo le han escrito el suyo. En definitiva, somos víctimas de víctimas, y esto nos gusta tanto que solemos siempre buscar la culpa en el otro antes de responsabilizarnos de lo que hacemos. Quizás este se haya convertido en uno de los rasgos más destacados en la sociedad contemporánea, y así seguimos consolidando la cultura de la culpa.

Lo curioso es que la culpa solo existe cuando se fomenta el victimismo y se niega de responsabilidades a las personas, por eso siempre pensamos en quién es el culpable y no en cómo me afecta lo que pasa y qué puedo hacer yo para cambiarlo, algo tan fácil como cambiar la botella vacía de la nevera por una llena, recoger la taza de la mesa o poner un rollo nuevo de papel de baño, aunque a veces necesitemos ayuda para ello. Siempre con la incorporación del comentario positivo para el responsable más directo y así evitar que vuelva a pasar o ayudar a que una conducta se modifique.

A veces resulta complejo modificar ciertos comportamientos que se encuentran demasiado arraigados en nuestra personalidad y en nuestra sociedad, pero debemos ayudar y cooperar en cambiar aquello que no nos lleve más que a empeorar cualquier situación, la culpa no es más que el motivo de poder ejecutar el castigo correspondiente, pero cómo decía al principio, siempre que el hecho se trate de algo subsanable fácilmente, y la consecuencia sea menor que la de hablar con el responsable. Detrás de la culpa y del victimismo, siempre existe el miedo, miedo a equivocarnos, miedo al qué dirán, miedo a lo que piensen los demás, miedo a dar nuestra opinión, miedo a pensar de forma diferente.

Te invito, si has llegado hasta aquí en este artículo, que la próxima vez que vayas a decir un quién ha sido los sustituyas por un yo lo hago, eso sí, siempre acompañando para que todo el mundo tenga claro de sus responsabilidades y funciones. La mayor parte de las veces, entendemos que hay cosas que no hace falta decir, porque deberían darse por hechas pero para evitar malas interpretaciones siempre es más fácil comunicarlo.