El Estado Mayor de la Defensa tiene su cuartel general en un edificio en la esquina de la calle de Vitrubio con el Paseo de la Castellana, en Madrid. Pero otras unidades integradas en su estructura y dependientes de él se ubican en la Base de Retamares, en Pozuelo de Alarcón, al oeste de la capital.
El Chivato ha podido comprobar que en uno de los edificios de esta base militar se han detectado dos carencias en la protección de los espacios donde se maneja información clasificada.
El edificio en cuestión aloja al Órgano de Apoyo CIS al Emplazamiento, que pertenece a la Jefatura Apoyo CIS (Sistemas de Información y Comunicaciones) al Estado Mayor de la Defensa (JEACISEMAD) del Mando Conjunto del Ciberespacio.
Esta unidad ocupa dos alas del edificio. Ambas son zonas de acceso restringido (ZAR). La Oficina Nacional de Seguridad, dependiente del CNI, denomina así a “instalaciones donde se almacena o maneja información clasificada de grado ‘CONFIDENCIAL o equivalente’ o superior, por lo que deberán contar con las medidas y procedimientos de seguridad adecuados y suficientes, para asegurar la protección de la información clasificada en todo momento”.
Este edificio de Retamares tiene una ZAR de Clase I y otra de Clase II. En una zona de Clase I “se maneja y almacena información clasificada de tal forma que la entrada a la zona supone, a todos los efectos, el acceso a la información clasificada, por lo que sólo puede acceder personal debidamente habilitado y autorizado”, y en ella se ubican los servidores y cifradores.
Una zona de Clase II implica que allí se maneja y almacena información clasificada de tal forma que pueda estar protegida del acceso de personas no autorizadas mediante controles establecidos internamente, por lo que se podrá admitir la entrada a personal visitante debidamente controlado. En este tipo de zonas se encuentran las terminales y estaciones de trabajo.
Estos dos emplazamientos de acceso restringido están certificados para que en ellos se maneje información clasificada hasta el grado ‘Reservado nacional’. Es el segundo más elevado, por debajo de ‘Secreto’ y por encima de ‘Confidencial’ y ‘Difusión limitada’.
El acceso a estas zonas sensibles se realiza mediante acreditación personal, puesto que en ambas dependencias se manejan sistemas clasificados.
El problema es que “en la actualidad las puertas se encuentran muy deterioradas de manera que casi no se pueden cerrar, además de que ninguna de las dos cumple con los requisitos mínimos exigidos para una ZAR de Clase I, II según normativas”. Así lo admite la Jefatura de Seguridad y Servicios de la Base de Retamares, en un documento firmado por su coronel jefe.
La solución es sustituir las puertas que dan acceso a ambas alas por nuevas puertas blindadas. Deberán cumplir una serie de condiciones de seguridad: puertas blindadas para interior de grado 4 con bisagras montadas en el interior del local y que cuenten con cerradura mecánica de alta seguridad con al menos cinco puntos de cierre al frente, con un muelle telescópico que impida que la puerta quede abierta…
También tendrán que incorporar dispositivos de apertura con lector de tarjetas magnéticas a ambos lados. Se instalará un dispositivo de detección de apertura de las puertas y un sistema de salida anti-pánico en cada una de ellas.
La situación de vulnerabilidad de estos espacios no se va a solucionar a corto plazo. La Jefatura de Asuntos Económicos del Estado Mayor de la Defensa lanzó una licitación pública para contratar el suministro de dos puertas blindadas, pero quedó desierta al no presentar ninguna empresa una oferta.