Las DANA son fenómenos virulentos que afectan a la Comunitat Valenciana todos los años. En la imagen, daños ocasionados por una DANA en septiembre de 2019..
Levante-EMV

Asistimos con tristeza en los últimos años a la utilización ideológica de las cuestiones del tiempo y clima, especialmente del proceso de cambio climático. Llevo tiempo señalando que frente a la ideología, a la creencia, están los datos y la evidencia científica. Y no hay duda alguna de lo que está pasando. Y de la influencia del ser humano en ello. Lo que no podíamos imaginar es que ahora son también objeto de comentario ideológico tanto el aviso meteorológico como la alerta de protección civil. Lo hemos comprobado estos días a raíz del desarrollo de una DANA que ha tenido efectos funestos en el centro peninsular. Que si el aviso era exagerado, que si la alerta ha asustado más de la cuenta. Lo cierto es que han fallecido tres personas y los daños materiales en las zonas afectadas vuelven a ser muy elevados tras dos días de lluvia torrencial. Pero hay majaderos que sin tener ni idea de lo que son las situaciones extremas y el análisis del riesgo natural se permiten criticar y dar lecciones de legitimidad democrática de una medida que se ha desarrollado en los últimos años dentro de la Unión Europea con el objetivo de salvaguardar la vida humana. En España tenemos la suerte de contar con un excelente aviso meteorológico que elabora AEMET y con una gestión de emergencias de lo mejor que hay en Europa, que es la encargada de lanzar las alertas por eventos extremos. Acostumbrémonos, pues, a recibir a partir de ahora alertas en el móvil por eventos atmosféricos extraordinarios, porque cada vez van a ser más frecuentes en el contexto de cambio climático que vivimos. Si se quiere atacar políticamente al adversario que se empleen otros temas, otros argumentos que se presten a ello. Pero que no se juegue con una cuestión que puede acarrear la pérdida de vidas humanas. Enhorabuena AEMET y Protección Civil. Enhorabuena a la Comunidad de Madrid que ha sabido entender la gravedad de lo que estaba en juego, como manifestó su presidenta. Y mi desprecio a la política ruin, indecente, que se permite criticar, sin conocimientos, los mecanismos de gestión de las emergencias, tan habituales en otros países avanzados (Japón, Estados Unidos). Pero ello da una idea del nivel de la política que estamos viviendo en nuestro país en los últimos años.