Como si de un faro se tratase, la torre de la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Schamann, en Las Palmas de Gran Canaria, volvió a iluminarse este miércoles. La esbelta atalaya recupera su imagen más icónica tras una restauración exhaustiva de su estructura -con más de 60 años de antigüedad-; un fin de obra que se ha materializado a tres días del inicio de las fiestas de Ciudad Alta. Festejos que en esta ocasión arrancan el sábado con el pregón de la murga Los Chacho tú.

A eso de las ocho y media de la tarde un puñado de vecinos se agolpó a las puertas del templo cuando, de pronto, se hizo la luz. Los 33 metros de alto de la torre de Los Dolores, diseñada por el arquitecto catalán Joan Margarit i Serradell en 1959, han pasado a cobrar una nueva vida. Los flashes de los teléfonos móviles entre los asistentes comenzaron a correr como la pólvora. Como diría minutos después el vicepresidente segundo del Cabildo, Teodoro Sosa, «cuando se ilumina Schamann, se ilumina toda Ciudad Alta y toda Las Palmas de Gran Canaria».

El Ayuntamiento abrió expediente a la Diócesis en 2018 por la mala conservación de la torre


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«Ha sido una tarea difícil», recalcó el obispo de la Diócesis de Canarias, José Mazuelos. Las obras de restauración de la torre es el resultado de varios años de grietas y caídas de cascotes. Los trabajos han tenido un coste de 330.000 euros, de los cuales más de dos tercios provienen del Cabildo y del Ayuntamiento capitalino. Esta reconstrucción, de la mano del arquitecto Ricardo Santana, ha consistido en el remozamiento, impermeabilización y mejora de la pasarela que conecta la estructura con la nave del templo -en cuya fachada hay varios desconchones-.

«Es un elemento que nos identifica y que se había ido deteriorando con el tiempo», apuntó la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Carolina Darias, al tiempo que destacó que esta torre «tiene un gran valor arquitectónico y, sobre todo, social». En compañía del edil del distrito y de Cultura, Adrián Santana, y del segundo teniente de alcaldesa, Pedro Quevedo, Darias puso en valor el papel de este inmueble, puesto que «la historia de esta torre va unida con la de la ciudad, especialmente con la Ciudad Alta».

Explosión demográfica

La iglesia de Los Dolores se construyó en una época en la que la capital grancanaria estaba en plena expansión, con el nacimiento de nuevos barrios en la Ciudad Alta al calor de la explosión demográfica de las décadas de 1950 a 1970. Su torre es todo un referente de la arquitectura de esa época. No en vano, Margarit i Serradell es autor de otros enclaves emblemáticos, como pueden ser el Mercado Central o el Obelisco de la plaza de la Constitución.

«Gracias a Dios esta torre no se ha caído, porque estaba para caerse», destacó el obispo Mazuelos


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Tras más de medio siglo de historia, el Ayuntamiento abrió expediente en 2018 a la Diócesis ante el mal estado de conservación de la torre. Urbanismo llegó a imponer varias sanciones dada la peligrosidad que presentaba, con grietas y caída de cascotes. De hecho, se llegó a cercar con un muro para evitar males mayores. «Gracias a Dios esta torre no se ha caído, porque estaba para caerse», recordó el obispo Mazuelos este miércoles.

Las obras de reparación arrancaron en diciembre del año pasado después de alcanzar un acuerdo de financiación Obispado, Cabildo y Ayuntamiento. No obstante, en un principio se llegó a plantear el derribo de la torre, acción que habría costado unos 100.000 euros. En este sentido, Sosa realzó este miércoles el papel del patrimonio religioso en la Isla, «es esencial en la historia de nuestra tierra, después del arqueológico es uno de los más importantes».

Inauguración de la torre de la iglesia de los Dolores de Schamann Juan Carlos Castro


La estructura de la iglesia ya sufrió daños hará dos décadas. El techo de la nave principal del templo fue totalmente renovado a principios de siglo. La humedad había deteriorado los materiales, de tal manera que se hizo necesario una rehabilitación. Sin embargo, el nuevo tejado, con forma de quilla de barco, tapó parte de los murales que diseñó el pintor Jesús Arencibia para el Altar Mayor. Entre las figuras que quedaron ocultas está el Espíritu Santo.

Con un único cuerpo vertical , la torre de Los Dolores fue diseñada a modo de baptisterio italiano, separado del cuerpo principal del templo. Esta actividad se desarrolló en la planta baja durante varios años. La iglesia fue toda una obra vanguardista para la época. Situada frente a la plaza de Don Benito [Pérez Galdós], esta acoge además de murales de Arencibia, obras de otros artistas isleños de renombre. Así, las esculturas de la nave interior son de Abraham Cárdenes y las de la portada son obra de Juan Márquez.