El escritor Fernando Benzo
JAVIER OCAÑA

Cuando ganó el Azorín le preocupaba la respuesta de los lectores. ¿Cómo ha sido acogida la novela?

Por supuesto. Escribir no es algo unilateral. Es un diálogo entre el autor y los lectores y, en ese sentido, la respuesta de los lectores es algo fundamental. Yo escribo para ellos y su reacción, por tanto, me resulta esencial. Más aún cuando presentas una novela con la responsabilidad de haber recibido un premio literario. Y debo decir que no puedo estar más contento. He recibido infinidad de mensajes de lectores diciéndome que han disfrutado mucho con la novela y lo mismo me han transmitido en las ferias y presentaciones. No puedo estar más agradecido y satisfecho.

Le ha quedado una historia de mucha enjundia, casi 700 páginas. ¿Buscaba a un tipo de lector que disfrutara de tramas largas, de grandes experiencias?

La novela tenía que ser necesariamente larga porque cuenta muchas cosas. Al fin y al cabo, recorre la vida de varios personajes a lo largo de cuatro décadas. Pero a mí no me preocupaba la longitud. Lo importante era que la historia tuviese ritmo, que te atrape desde las primeras páginas y ya no la quieras soltar. No he buscado a un lector determinado pero sí a un lector cómplice, que se enganche a la historia y que quiera acompañar a los personajes en sus aventuras. A mi me gusta pensar que Los perseguidos es una historia que puede agarrarte a la vez de las tripas y del corazón y ya no soltarte hasta el final.

El libro empieza con una persecución (policial) y no será la última. ¿Qué otras persecuciones sufren los personajes?

Los personajes de la novela están perseguidos por su propio destino. Esos jóvenes delincuentes de barrio, como mis protagonistas, están condenados a un final prematuro y dramático que les persigue. Yo creo que lo que hacen Dardo y Peyo, los protagonistas de la novela, no es tanto prosperar o enriquecerse o buscar el poder como huir de ese destino natural que les persigue y que era acabar muertos en una esquina con una navaja o una jeringuilla clavadas.

Es una novela negra con traficantes, policías y políticos corruptos, ladrones y asesinos… ¿También ahí hay amor, amistad, vida?

En ese sentido, sí que es una novela ambiciosa. Yo quería contar el lado oscuro de nuestra sociedad, recorrer nuestra criminalidad desde la delincuencia callejera de los años 70 a la gran corrupción y el crimen organizado de nuestros días. Pero quería hacerlo a través de unos personajes que no fueran unidimensionales, que no fueran solo criminales, sino que vivan también sus historias de amor, de amistad, de familia… Para mí, era muy importante que los personajes se mostrasen en todas esas facetas, que fuesen algo más que «los malos» de una historia.

¿Qué es lo más sorprendente que le han dicho sobre Los perseguidos?

En la Feria del Libro de Madrid, un señor se me acercó y solamente me dijo «usted no ha escrito una novela, usted ha escrito la historia de mi vida». Me impresionó y me emocionó mucho.

¿Y el mejor elogio?

Más allá de cualquier otro objetivo, yo quiero que Los perseguidos entretenga, que te apetezca seguir pasando páginas hasta llegar al final. Cada vez que un lector me dice que se lo ha pasado muy bien leyéndola, me siento feliz. Luego podrá haber matices diferentes perspectivas para analizar la historia. Pero lo primero, lo más importante, es que te atrape y que disfrutes con su lectura. Por eso es ése mi elogio favorito.

Me ha llevado más tiempo que otras veces volver a escribir. Supongo que me pesaba la responsabilidad del Azorín

¿La ve igual que cuando la escribió? ¿Cambiaría algo ahora?

Nunca releo mis novelas. Cuando lo he hecho, les he encontrado siempre cosas que no me gustan y que cambiaría, así que procuro no volver a leerlas una vez que se han publicado. Mi responsabilidad como autor llega hasta el momento de la publicación. Luego, hay que dejar que el libro viva su vida y que sean los lectores los que opinen y lo juzguen.

¿Ya ha empezado a pensar en la siguiente novela?

Sí, claro. Ya estoy escribiendo. Me ha llevado más tiempo que otras veces el volver a escribir tras acabar una novela. Supongo que me pesaba un poco la responsabilidad del Premio Azorín. Pero creo que ya he logrado poner la distancia suficiente y estoy escribiendo otra vez.

¿Seguirá con los bajos fondos?

No doy pistas de lo que estoy escribiendo. Uno nunca sabe si la historia que escribe llegará hasta el final o si, por el camino, te vendrás abajo por lo que sea y la acabarás abandonando.Por eso, es prematuro hablar de lo que uno anda escribiendo. Por ahora, sólo puedo decir que estoy muy contento por el solo hecho de haberme puesto a escribir de nuevo. 

Santiago Posteguillo lamentaba hace poco no haber podido llevar al cine o a una serie alguna de sus novelas. ¿Le gustaría ver en pantalla Los perseguidos?

Me encantaría. Yo creo que todos los escritores tenemos la curiosidad de imaginar cómo sería nuestra historia traducida a imágenes. Pero siempre he tenido claro que, si eso ocurriese, intentaría verla y juzgarla sin caer en la tentación de comparar, como si fuese una historia ajena a mí.

¿Qué le parece el menú que acompaña a su novela en las Veladas Literarias?

Pues la verdad es que, a priori, pensaba que tenían un reto imposible por delante. Y debo decir que me he quedado impresionado de lo bien que lo han resuelto. Es una experiencia maravillosa ver tu libro convertido en un menú y me muero de ganas de disfrutarlo y de compartirlo