Echando la vista atrás queda claro que los protagonistas del proceso de venta eran muy valientes en su día para convencer a la gente que Peter Lim era el indicado, pero ahora guardan silencio. Era tan fácil como no vender que en diez años se iba a estar ganando LaLiga y compitiendo por la Champions. Por eso, lo de apretarse el cinturón, el equilibrio de las cuentas y las mil y una excusas que se ponen hoy en día se las creerá quien se las tenga que creer. La única realidad es que Peter Lim llegó bajó el escudo de que con él se acababa eso de vender a los mejores jugadores y la plantilla solo hay que verla. Llegó vendiendo a los cuatro vientos que el año del centenario iba a estar el campo terminado y la realidad es que sigue igual de parado que entonces. En definitiva, si Peter Lim no quiere al Valencia CF que lo venda. Pero que no lo venda a precio de equipo Champions porque ese Valencia, por su culpa, ya no existe. El actual es un equipo que pelea por la salvación.