Durante el año y medio que lleva como líder del PP, Alberto Núñez Feijóo se había visto a solas en al menos tres ocasiones con Santiago Abascal, presidente de Vox, pero nunca había querido que las cámaras dejaran constancia de la reunión. Feijóo ha tardado 17 meses en posar junto al máximo representante de la ultraderecha en España. Ocurrió este martes en el Congreso. El momento fue cuidadosamente buscado: unas horas después de la potente imagen de la vicepresidenta Yolanda Díaz y Carles Puigdemont en Bruselas (este lunes) y al mismo tiempo que el ‘expresident’ hablaba en la capital belga para plantear sus exigencias de amnistía y autodeterminación.
Con ese encuentro público entre Feijóo y Abascal, el político gallego naturaliza la relación con la extrema derecha española, algo que otros partidos de la familia europea del PP, como la CDU alemana (de la excancillera Angela Merkel), llevan décadas rechazando al no aceptar ningún tipo de pacto con Alternativa para Alemania (equiparable a Vox en el país germano).
Desde que Feijóo cogió las riendas del PP, en abril de 2022, su partido ha cerrado gobiernos de coalición con la ultraderecha en cinco comunidades autónomas: Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón y Murcia. Y, desde mayo, comparten el poder en 140 ayuntamientos de toda España. Esa amplia colaboración estaba huérfana de una imagen que ansiaban los dirigentes de Vox, que han hecho un llamamiento general estos días para conseguir el fin del «apartheid» a su partido.
El líder de los populares ha acabo asumiendo con esa fotografía la relación que por la vía de los acuerdos ya mantenía con Abascal. La confusa política de pactos autonómicos del PP tras las elecciones de mayo le pasó factura en las generales de julio: en la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón corrió para meter a Vox en el Gobierno mientras María Guardiola, en Extremadura, dijo mil veces que no lo haría (aunque acabó cediendo). Y, en Murcia, Fernando López Miras (PP) cerró la semana pasada un Ejecutivo con Vox después de semanas en las que había amenazado con repetir las elecciones.
Tras estrellarse Feijóo contra sus expectativas y no conseguir un resultado suficiente para convertirse en presidente del Gobierno, el líder del PP ha encajado la realidad y está digiriendo su necesidad de entenderse con Vox. El político conservador podrá sumar a sus 137 diputados los 33 de Vox, el de Unión del Pueblo Navarro y el de Coalición Canaria. El marcador en la votación de su investidura, el 27 de septiembre, será previsiblemente de 172 votos a favor por 178 en contra.
La reunión de este martes entre los dos políticos de derechas duró una hora y cuarto, y tanto Feijóo como Abascal comparecieron ante la prensa después, por separado, escenificando buena sintonía y tratando de evitar las diferencias. «Hoy no toca», llegó a decir el líder de Vox recordando la mítica frase de Jordi Pujol para no comentar sus desacuerdos. Por no querer comentar no quiso ni hablar de la reunión que el PP defendía con Junts en el Congreso (pocos minutos después Feijóo dijo que, tras escuchar a Puigdemont, no tiene sentido verse con los independentistas).
Buena sintonía
Los votantes de Vox cogían antes la papeleta del PP y la próxima batalla a medio y largo plazo de los populares será recuperarles, aunque ahora los dos se han conjurado en intentar que Carles Puigdemont no decida el futuro de España. Para ello Abascal incluso llegó a admitir este martes que facilitaría la investidura de Feijóo si cierra algún tipo de acuerdo con el PSOE, un extremo al que el político gallego dio mucha importancia y pidió a Pedro Sánchez que se lo piense. “Si esa posibilidad existiese y entiendo que es muy difícil, Vox, desde luego no sería un obstáculo”, afirmó Abascal.
Un «golpe» desde la Moncloa
Lo que también se vio este martes es lo que le espera al PSOE si finalmente Sánchez saca la investidura con la ayuda de Junts. El máximo dirigente de Vox aseguró que eso sería un «golpe» perpetrado «desde el Palacio de la Moncloa».
El PSOE, por boca del portavoz parlamentario, Patxi López, se quejó del «teatrillo» de la reunión entre Feijóo y Abascal en el Congreso porque Vox ya había comprometido su apoyo a la investidura del representante del PP. «Abascal ha obligado a Feijóo a entregarse con armas y ceder a todas sus pretensiones (…) Ha venido hoy a pasarle por el morro que Vox es parte de los gobiernos de cinco comunidades y más de 100 ayuntamientos de este país gracias al PP», se burló López.