Recientes investigaciones arrojan luz sobre la comparativa entre la espelta y el trigo, dos cereales ampliamente consumidos globalmente.

La espelta en la cultura alimentaria y mitos nutricionales

Galletas, masas y pastas de espelta han sido promovidas como alternativas saludables a productos similares hechos de trigo. Esta supuesta superioridad nutricional de la espelta ha sido motivo de discusión en la comunidad científica.

La percepción generalizada sugiere que la espelta, en su forma no domesticada, podría ser más saludable en comparación con el trigo convencional. No obstante, un reciente estudio en el Journal of Agricultural Food Chemistry desafía esta idea popular al analizar variantes genéticas de ambos cereales.

La prevalencia de la espelta en Israel y su promoción como un “superalimento” ha sido objeto de escrutinio. La realidad es que hasta el momento, las pruebas científicas no han corroborado definitivamente las ventajas nutricionales de la espelta sobre el trigo.

Un vistazo retrospectivo a la comparativa nutricional

Históricamente, la dicotomía entre espelta y trigo no es nueva. En 2019, Ecowatch señaló similitudes en los perfiles nutricionales de ambos cereales. Resaltaron la importancia de priorizar cereales integrales sobre los procesados.

Independientemente del cereal de origen, la producción de “harina blanca” conlleva la eliminación de nutrientes esenciales y fibras, dejando únicamente el endospermo. Esta percepción ha llevado a considerar la “harina blanca de espelta” como un producto comercial de alto valor.

El análisis reciente no se enfocó en alimentación animal, sino en evaluar la variabilidad genética de 90 espeltas y nueve trigos, especialmente en componentes asociados con calidad nutricional.

Resultados y conclusiones del estudio reciente

El principal hallazgo de este estudio radica en la variabilidad observada en componentes nutricionales como arabinoxilanos, micronutrientes y ácido fítico. Esta variabilidad es tan amplia que se concluyó que no es posible afirmar que un cereal es intrínsecamente más saludable que el otro.

La definición de “más sano” es subjetiva y en el caso de la espelta, clasificada como un “trigo antiguo”, se ha considerado históricamente como un cereal predominante en Europa, en particular en Europa Central y España.

El estudio se basó en 89 variantes de espelta española, las cuales se confirmó que no habían sido hibridadas con trigo moderno.

Relevancia de la diversificación en la agricultura del trigo

El trigo blando representa cerca del 95 % de la superficie total cultivada de trigo a nivel global. Esta predominancia plantea la necesidad de diversificación para garantizar la sostenibilidad de los cultivos y reducir vulnerabilidades frente a plagas específicas.

El caso emblemático del plátano Cavendish, que se encuentra amenazado por el hongo mutante marchitez por fusarium, sirve de advertencia sobre la importancia de diversificar las variantes cultivadas.

La naturaleza diversa de los cereales es crucial; mientras el plátano es clasificado botánicamente como una baya, el trigo, por su parte, se categoriza como un grano entero, vital para la nutrición de billones de individuos.

Resurgimiento de variantes antiguas en agronomía

Conscientes de los riesgos de una monocultura, los agrónomos han vuelto a enfocar sus esfuerzos en variantes de trigo consideradas “antiguas”. Estas variantes, aparte de su importancia para la diversificación, representan una fuente primordial de vitaminas y minerales para una significativa porción de la población mundial.

La variabilidad genética no solo es deseable desde un punto de vista de sostenibilidad, sino que también puede influir en la percepción del consumidor, especialmente cuando se considera la relación calidad-precio de productos derivados de estos cereales.

Estudios detallados revelan que, dentro de la espelta y el trigo blando, existen variantes con características nutricionales sobresalientes que podrían ser utilizadas en futuros programas de mejora genética.

Nutrición y geografía: un factor determinante

Carlos Guzmán, coautor del estudio, enfatiza la necesidad de definir con precisión el término “saludable” en el contexto nutricional del trigo. En regiones de Asia con déficit de zinc, por ejemplo, los granos ricos en este mineral serían especialmente valiosos, mientras que en occidente se preferirían aquellos con altos contenidos de fibra o antioxidantes.

El trigo blando, en particular, destaca por su mayor contenido de fibra. Sin embargo, para establecer conclusiones definitivas sobre qué cereal es más “saludable”, sería imprescindible realizar ensayos clínicos complementarios.

Estas investigaciones permitirían una comprensión más profunda de las implicaciones dietéticas y saludables de cada variante de trigo en diferentes contextos geográficos y nutricionales.

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