Yassin Kanjaa, el joven marroquí que el pasado 25 de enero asesinó a machetazos al sacristán Diego Valencia en pleno centro de Algeciras (Cádiz) e hirió con arma blanca a un sacerdote y otras personas del municipio, actuó “de forma premeditada”. Así lo sostiene el juez Joaquín Gadea en el auto de procesamiento que califica los hechos como asesinato terrorista, un delito castigado con prisión permanente revisable.
El juez destaca las conversaciones del investigado con su madre mediante WhatsApp, donde se pone de manifiesto su radicalización religiosa en las semanas previas al asesinato. Una circunstancia que “es advertida por la madre de este en varias ocasiones”. El magistrado coincide con los investigadores y considera que “de la conversación del investigado con su madre se puede concluir que Yassin tenía premeditado el ataque mortal que llevó a cabo”. La madre manifiesta su temor por las revelaciones que le hace su hijo (“Yo tengo miedo por ti, por las cosas que me decías”) y por lo que Yassin le manifiestó. Lo que «no hace más que revelar y corroborar la predisposición de este a cometer una acción», señala el auto. “Lo siento, estás en tu derecho. Lo siento y mucho. Es mi culpa, pero nuestro honor era todo para mí”, le dice el detenido a su madre cuando ésta le manifiesta su temor.
Radicalización en redes
Tal y como avanzó El Periódico de España, de Prensa Ibérica, para los investigadores fue clave el aumento de actividad de Kanjaa en sus redes sociales desde aproximadamente un mes antes del asesinato del sacristán de la iglesia, lo que evidenció su radicalización religiosa. En el espacio temporal de aproximadamente un mes antes del ataque, el pasado 25 de enero, el investigado incrementó las publicaciones en su perfil de Facebook, donde se registró como Yassin Marsawi. “Si, durante los tres años que hacía desde que se abrió la cuenta el investigado solo había realizado dos publicaciones, en los veinte días anteriores al ataque efectúa 70 publicaciones”, señala el auto.
El día de antes de cometer la acción, el investigado compartió una publicación de una página web en árabe que se puede traducir como “La hoz que solo se arrodilla ante Allah”. La imagen muestra a un guerrero encapuchado sosteniendo una guadaña con un texto en árabe del que se pueden extraer fragmentos como “disfrutamos acabando con ellos con tranquilidad” o “El triunfo, la victoria y la dignidad son para aquellos que fueron símbolos e hicieron la Yihad por ellos. El peor sitio en el infierno está reservado a aquellos que se mantienen neutrales en los momentos de las batallas éticas gigantes”, recoge el juez en su auto de procesamiento.
Estado Islámico y Al Qaeda
La mayoría de las publicaciones durante este periodo son de corte radical. Mensajes “con una interpretación radical del Islam y la justificación de la Yihad, conectándolo con el ideario yihadista radical propio de organizaciones terroristas como el Estado Islámico o Al Qaeda, en cualquiera de sus filiales”, destaca el juez.
El juez deja claro además que “las alteraciones psíquicas” que pudiera sufrir el detenido no impide calificar los hechos como un ataque terrorista. Según el informe forense que se recoge en el auto, Kanjaa presenta “un cuadro psicótico” que cursa “con delirios de probable filiación esquizofrénica”. “En el momento de tener lugar los hechos presentaba una descompensación psicótica aguda con un importante grado de implicación afectiva y conductual que afectaría muy severamente a sus capacidades volitivas e intelectivas”, señala.
Ya el fiscal jefe de Algeciras advirtió en su momento de que aunque el detenido tuviera “sus facultades totalmente anuladas o parcialmente alteradas” eso no eximía de un presunto delito de terrorismo. “Precisamente el hecho de que no estuviera en plenitud de condiciones”, señaló el fiscal jefe de Algeciras, puede que lo hiciera “más vulnerable a los procesos de radicalización”,al convertirlo en una persona “más manipulable y más fácil de dirigir”.
Fuera del rádar
El Ministerio de Interior defendió que el perfil de Kanjaa no respondía al clásico del yihadista y que no estaba en el rádar de los servicios nacionales por radicalización, tampoco en el de otros países aliados. La investigación policial apuntó a que se radicalizó de forma exprés por las redes sociales y actuó solo.
El detenido, que tenía una orden de expulsión desde junio de 2022, ya había sido deportado a Marruecos por Gibraltar en 2019, tras alcanzar la costa en moto de agua. Sus compañeros del ‘piso patera’ donde residía a escasos 250 metros de donde se cometió el crimen fueron narrando como el joven había cambiado su personalidad y pasó de consumir drogas a convertirse en una persona ultrarreligiosa que amenazaba al resto de compañeros y con quien la convivencia era imposible. La comunidad islámica aseguró que era un chico que “no estaba en sus cabales” y ya había tenido que ser expulsado de una mezquita por la radicalidad de su comportamiento.
Ataques en Europa
El auto habla de un ataque de naturaleza yihadista contra sacerdotes de la Iglesia Católica y musulmanes que “no siguen las directrices de los preceptos salafistas, encaminado a alterar gravemente la paz pública provocando un estado de terror en la población o parte de ella”. El juez incorpora datos de un informe de inteligencia de Europol, en el que se contextualiza el ataque realizado por Yassine Kanjaa, relacionándolo con otras acciones terroristas que tenían como objetivos concretos templos o personas de religión cristiana. Menciona un ataque a la iglesia de Notre Dame de Niza (octubre de 2020), con dos mujeres y un hombre asesinados, un ataque a la Iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray (julio de 2016) con un sacerdote degollado en un ataque reivindicado por Daesh. El atentado contra iglesias en Villejuif (abril de 2015), el atentado con coche bomba de Notre-Dame de París (septiembre de 2016) o el atentado terrorista islamista contra una iglesia abarrotada en Suecia. También se refiere al atropello masivo a un mercado navideño en Berlín (Alemania), produciéndose el asesinato de once personas e resultando heridas cincuenta y seis.