El caso Rubiales se ha convertido en una oportunidad de oro para Yolanda Díaz a la hora de ganar enteros en materia feminista. La polémica por el beso no consentido a una jugadora por parte del presidente de la RFEF, ahora suspendido por la FIFA, ha servido a Sumar para tomar impulso en uno de sus ámbitos más renqueantes, más aún después de haber apartado de las listas electorales a la ministra de Igualdad, Irene Montero.

Desde que se produjeron los hechos el pasado 20 de agosto, desde Sumar se han esforzado en llevar la iniciativa en este asunto, interponiendo distintas denuncias contra Luis Rubiales y contra la propia Federación Española de Fútbol. Una estrategia que permitió a la plataforma erigirse como uno de los protagonistas de la polémica y abanderar la defensa de la jugadora frente al presidente inhabilitado.

Más ambicioso

Esta causa ha llegado a enfrentar a Yolanda Díaz con el ala socialista del Gobierno y con el presidente de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, a quien acusó de lentitud en su actuación y de no emplear todas las herramientas posibles, provocando un rifirrafe público entre ambos departamentos.

EFE


Un choque especialmente llamativo, considerando que la vicepresidenta del Gobierno en funciones siempre ha sido defensora de resolver los conflictos de puertas para adentro en el seno de la coalición, y evitar protagonizar desencuentros públicos con el PSOE. En esta ocasión, en cambio, el enfrentamiento fue buscado, haciendo esfuerzos en escenificar una posición diferenciada y más ambiciosa que la de los socialistas.

El papel de Irene Montero tampoco ha pasado desapercibido: este conflicto parece haber cambiado las tornas respecto a su relación con el PSOE. Si en esta ocasión Díaz ha abogado por oponerse al PSOE, la ministra de Igualdad ha sorprendido por hacer justo lo contrario. La dirigente de Podemos, que se ha caracterizado por su beligerancia con sus compañeros de Gobierno durante la pasada legislatura, ha abogado esta vez por apoyar a Iceta frente a Díaz, dejando sola a la líder de Sumar en las críticas a la actuación administrativa en el caso Rubiales.

En Podemos tampoco han desaprovechado la ocasión para pedir, al albur de esta polémica, la continuidad de Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad, un mensaje dirigido a Yolanda Díaz, que estos días ha evitado hacer referencia alguna a la ministra de Igualdad, obviando las competencias de la dirigente morada.

Visibilizar la causa

La dirigente gallega ha hecho esfuerzos por visibilizar su implicación en la causa, y llegó a acudir personalmente a la manifestación del pasado lunes en apoyo a la jugadora junto a algunos de los pesos pesados del partido como su portavoz Ernest Urtasun y Esther Gil, representante de Sumar en la Mesa del Congreso de los Diputados. Desde el comienzo de la polémica, el objetivo ha consistido en lograr el cese de Rubiales, entendido como antítesis de los derechos de las mujeres. Y en esa dirección ha ido todo el discurso de la última semana.

Este mismo sábado, Díaz volvía a redundar en esta idea. «La suspensión de Rubiales es un clamor de la sociedad. Las instituciones tienen que estar a la altura y representar a la ciudadanía. Las actitudes de este señor son muy graves y deben ser tratadas como tal», advertía en redes sociales, donde lanzaba un guiño a la jugadora afectada y a «todas las mujeres«,

Díaz trata así liderar la batalla en materia feminista, donde la posición de Sumar nació seriamente comprometida tras el veto a Irene Montero, referente del feminismo en un amplio sector de la izquierda. A esta falta de referentes de peso se unió el discurso rupturista de Sumar, que abogó por lanzar un mensaje dirigido también a los hombres, buscando consensos mínimos frente a las posturas maximalistas del feminismo «de trincheras». Unas posiciones que en su momento despertaron recelos dentro del propio movimiento feminista, con el que Yolanda Díaz busca ahora una reconciliación.