Los líderes de dos de los países más temidos por Occidente se reunirán este mes. O eso es lo previsto por Vladimir Putin y Kim Jong-Un, que prevén encontrarse en las próximas semanas para que el presidente ruso pueda solicitarle ayuda armamentística a su homólogo norcoreano, según informa The New York Times.

Todo hace indicar que ambos líderes se encontrarán durante el Foro Económico Oriental, que tendrá lugar en Vladivostok entre los días 10 y 13 de septiembre, tal y como indican las informaciones de inteligencia al diario neoyorquino. Además, el líder de Corea del Norte visitará el Muelle 33, donde atraca la flota rusa destinada en el Pacífico. 

El encuentro tendrá un fuerte componente militar. El presidente ruso quiere pedirle que le dote de proyectiles de artillería y misiles antitanque. Corea del Norte, una nación fuertemente militarizada, puede proveérselos. A cambio, Kim reclamará lo que más le falta a su ejército -tecnología avanzada para satélites y submarinos de propulsión nuclear- y a su pueblo -alimentos-.

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Adrienne Watson, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, explicó a Efe que Estados Unidos tiene conocimiento de que Kim desea que las conversaciones sobre la venta de armas a Rusia continúen e incluyan «un contacto diplomático a nivel de líderes en Rusia».

De acuerdo a The Washington Post, que cita a un funcionario estadounidense, la Casa Blanca ya tenía información la semana pasada sobre el intercambio de «cartas» entre Kim y Putin.

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Son escasas las ocasiones en las que Kim Jong-Un sale de su país. Previsiblemente lo hará en un tren acorazado desde la capital de su Estado, Pyongyang, que lo llevará hasta Vladivostok. Se desconoce si visitará también Moscú.

Una relación al alza

Estados Unidos lleva meses advirtiendo de que Pionyang ha enviado armamento a las fuerzas rusas para su uso en Ucrania, dado que el conflicto ha agotado las reservas del Estado ruso.

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En diciembre del año pasado, la Casa Blanca denunció que Corea del Norte había entregado cohetes y misiles de infantería al grupo de mercenarios Wagner, que desempeñó un papel fundamental en la ofensiva rusa en el este de Ucrania.

Sin embargo, tras el fallido intento de rebelión armada de Wagner en junio, la relación entre Moscú y Pionyang en cuanto a la compra de armas ha experimentado un cambio significativo: ahora se lleva a cabo a nivel gubernamental en lugar de dirigirse a través del grupo Wagner, según aseguró la Casa Blanca la semana pasada.

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En concreto, la Casa Blanca informó de que el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, viajó a Pionyang a finales de julio para solicitar la compra de municiones para artillería y, desde entonces, ambos países han intercambiado «cartas» con el propósito de fortalecer la cooperación bilateral.

Además, según la Casa Blanca, tras la visita de Shoigú, otro grupo de funcionarios rusos viajó a Pionyang para continuar las conversaciones sobre posibles acuerdos de armamento entre los dos países.