La contrarreloj de este martes en Valladolid impulsa a Evenepoel como favorito, a definir el jefe del Jumbo entre Roglic y Vingegaard y a fortalecer a un Ayuso buenísimo contra el cronómetro
Si hay una etapa que Remco Evenepoel tiene marcada en rojo es la contrarreloj de La Vuelta a España de este martes en Valladolid. Se juega el respeto de los rivales y el acudir sin miedo a las próximas citas montañosas, principalmente la subida al Toumalet del viernes y la ‘encerrona’ navarra del sábado. Cualquier cosa que no sea sacar tiempo, principalmente a Jonas Vingegaard y Primoz Roglic, se puede considerar un auténtico desastre para el campeón del mundo de la especialidad y último vencedor de la Vuelta.
Si hay una etapa que debe empezar a definir verdaderamente quién es el auténtico jefe en el Jumbo es la cita de este martes en los 25,8 kilómetros vallisoletanos, llanos excepto un repecho, donde se deberá ver si Vingegaard es el del Tour -en la única contrarreloj de la ronda francesa noqueó a Tadej Pogacar y comenzó a sentenciar la carrera-, entonces muy mal lo tendrán los contrincantes, incluido Evenepoel; o si el acuerdo entre el ciclista danés y Roglic mantiene todavía el suspense en la intención del conjunto neerlandés de ganar este año Giro, Tour y Vuelta, por orden de celebración, dándole igual si la victoria la consigue su astro danés o su estrella eslovena.
Porque, además, Roglic, campeón olímpico de contrarreloj, está perfectamente preparado para vérselas solito y para que Evenepoel, si tan solo le quita unos segundos, comience a comprobar lo que está escrito en la carretera, que Roglic se encuentra en un estado de forma exquisito y lejos de las dudas que generó el año pasado en Vuelta, que acabó abandonando por caída.
El propósito de Juan Ayuso
Y si hay un ciclista español que puede tutear a las tres grandes figuras de la carrera en una contrarreloj no es otro que Juan Ayuso, 20 años, la edad en la que se afronta una ‘crono’ sin miedo a fracasar, y porque en la contrarreloj final de la Vuelta a Suiza obtuvo un doble premio: ganó la etapa y marcó mejor tiempo que Evenepoel, que no es una tontería.
Enric Mas ya sabe que una contrarreloj para él es como jugar de visitante y aspirar a la victoria en el Camp Nou o el Bernabéu, en un día en el que se verá si Sepp Kuss, el líder estadounidense de la Vuelta, es capaz de mantener el jersey rojo gracias a los 2.22 minutos que le lleva a Evenepoel; si Marc Soler, segundo de la general, no sólo resiste en su honorífica plaza, sino que aspira al liderato; si Mikel Landa, quinto de la tabla, sale airoso del difícil reto de no ser doblado por el campeón del mundo de contrarreloj, y si Filippo Ganna, ser superior al compás del cronómeto, es capaz de ganar la etapa.
“Tengo que aprovechar la oportunidad el máximo posible. Conseguir medio minuto de ventaja estaría muy bien”, reconoció Evenepoel, sabedor de la importancia de la ‘crono’ para él. “Es un día muy importante. Se pueden hacer diferencias que luego son muy difíciles de recuperar en montañas como el Tourmalet. El favorito es Remco, pero tengo confianza en estar cerca de él, y también de Jonas y de Primoz”, admitió un Ayuso muy animado. ‘Alea iacta est’… la suerte está echada.