La afición del Valencia CF se merece una respuesta después del peor mercado de fichajes de la historia. La presidenta Layhoon Chan, el director corporativo Javier Solís y el director técnico Miguel Ángel Corona están obligados a comparecer públicamente esta semana para contar la verdad del mercado y responder a una pregunta: ¿Por qué Peter Lim no quiso invertir en fichajes? La afición no entiende por qué el máximo accionista se negó a agotar los casi nueve millones de euros de margen del Fair Play Financiero que había a diferencia del verano pasado. Ya no hay solución. El club ha debilitado peligrosamente la plantilla con respecto a la temporada pasada condenando a Rubén Baraja y a sus jugadores a volver a luchar por la permanencia en primera división. Lo único que queda es dar explicaciones.

«Ya lo explicaremos», dijo la presidenta el viernes por la tarde en el aeropuerto de Manises cuando se subía al avión del equipo rumbo a Vitoria en medio de la recta final del mercado. Ha llegado la hora de hacerlo. El ‘local management’, retratado este verano sin la autonomía de la que presumía en los primeros meses de mercado, está obligado a dar una explicación convincente. Sin blanqueos públicos. Esta vez no vale justificar a Peter Lim. Ni tampoco recurrir a la manida teoría de la «sostenibilidad» a la que se agarran los ejecutivos de Meriton en los últimos tiempos. Toca ser justos con la afición y el club, reconocer los errores en la planificación , lanzar un mensaje realista y, por encima de todo, explicar por qué Lim se negó a autorizar los fichajes.

Así lo pidió también públicamente el Pipo en la rueda de prensa post-partido de Mendizorroza. «Una vez cerrado el mercado es el club el que debe hacer sus valoraciones. Esto está comenzando y a partir de ahí el club explicará lo que ha pasado y cómo ha sido el proceso del mercado. Todo va en función de lo presupuestos, de los límites y del dinero que dispones. También hay que tener en cuenta nuestras limitaciones. Queríamos un jugador más y no ha podido ser. Imagino que será por el tema económico…».

De momento, el mercado deja dos versiones como se pudo comprobar en Vitoria. La de Baraja que considera que la plantilla es «corta» y la de Solís, convencido de que le han dado al entrenador «las mejores armas al entrenador». «La valoración hay que hacerla desde dos vertientes. Una es puramente económica, el control financiero es muy estricto y luego las limitaciones económicas del club hace complicado que se puedan llevar a cabo los mercados. Creo que dentro de nuestras posibilidades hemos intentado darle a nuestro entrenador todas las armas posibles», decía Solís. Baraja no piensa igual. «La plantilla me parece corta. Vamos a tener que redoblar esfuerzos todos. Las valoraciones las tiene que hacer el club. Yo me tengo que centrar en sacar rendimiento, que nuestra gente nos apoye y trabajar mucho para conseguir resultados». El Pipo lleva en enfado por dentro, sabe que el mercado ya no tiene arreglo y, por eso, prefiere morderse la lengua y no montar incendios que perjudiquen a su joven grupo de jugadores. Lo dijo justo después de perder contra el Alavés. Lo único que necesita ahora es «algo de estabilidad». Le toca hablar al club.

Un objetivo real

Para Baraja, casi tan importante como el cierre del mercado es que el club marque de forma pública el objetivo real del Valencia esta temporada. El club ha confeccionado una plantilla con muchas carencias en la mayoría de las líneas que condena al entrenador y a sus jugadores a la lucha por la salvación. El Pipo merece que el club asuma su imprudente gestión del mercado y establezca sin tapujos el objetivo real del equipo esta temporada en la zona baja de tabla. De no hacerlo, el club estaría cargando de presión al técnico con una plantilla que no está al nivel de la entidad de Mestalla. No pueden fallarle otra vez. No sería justo.