Inicio International Soy como los buenos vinos, me gusto más ahora que 20 años...

Soy como los buenos vinos, me gusto más ahora que 20 años atrás

16
0

Radiante y confiado, Diego ‘El Cigala’ está especialmente sonriente esta mañana. En la expresión tostada de su rostro parece haberse instalado una genuina mueca de satisfacción, como quien tiene la seguridad de que solo cosas buenas pueden pasarle. Está sentado en un sillón blanco, a juego con su fresca ropa de lino, que combina a las mil maravillas con el dorado de sus joyas y el bronceado de su piel. El sol ilumina, a través de un gran ventanal, la pequeña sala del Eurostars Madrid Tower con vistas a La Castellana, donde el Cigala atiende a El Independiente para hablar de su último disco, «Obras Maestras«.

«¿Te ha gustado?», me pregunta. Le contesto que sí, que me ha recordado mucho a «Lágrimas Negras», el álbum que grabó con Bebo Valdés hace veinte años e hizo del Cigala lo que es hoy el Cigala. «Gracias a «Lágrimas Negras» estamos acá, porque yo venía del mundo del flamenco y fue Bebo quien me introdujo en el son cubano y en la música latina. Yo jamás me hubiese puesto para esto si no fuera porque el me enseño a todos estos grandes».

El cantaor, Diego ‘El Cigala’

Habla con cierto deje caribeño, dando cuenta de lo integrado que está en una cultura que ha acabado adoptando como propia. Por sus venas corre sangre flamenca, pero lo hace latiendo al son de los ritmos latinos. «De niño mi padre compraba discos de Antonio Machín, de Lucho Gatica, pero jamás pensé que el destino me iba a llevar a conocer la música latina, a vivir allí (República Dominicana) y tener conexión con el mundo latino. Yo siento esta conexión cuando escucho un guaguancó, un danzón, un chachachá, una salsa o un bolero. Lo escucho como cuando estoy escuchando a alguien cantar por soleá y eso es difícil».

Siempre ha reivindicado la relación entre los ritmos latinos y el flamenco, «músicas del pueblo, para el pueblo, de alma y de corazón». Por eso, para confeccionar este disco, se ha dejado llevar precisamente por esa intuición latina y cada canción tiene su historia. «Queríamos que me fueran como un traje hecho a medida». Desahogo, por ejemplo, cuenta que se la escuchaba a Roberto Carlos de pequeño. De Ay Cariño dice que se la había escuchado mucho a Tío Moncho y que desconocía que era de Federico Baena. Sin un amor se lo enseñaron Los Panchos mientras estaba en México grabando su anterior álbum, «Cigala canta a México».  «Gabi Vargas cogió la guitarra y empezó: Sin un amor, la vida no se llama vida… Le dije: ‘¿Y este tema maestro?’ Otro pa‘ la buchaca».

Aunque no con todos los temas fue tan fácil. Reconoce que se tuvo que pelear mucho con uno de los clásicos más famosos del repertorio, el Toda una vida de Osvaldo Ferrer. «Es un cover que se ha inmortalizado y se ha hecho mil veces, pero le he dado muchas vueltas a si me iba o no. Yo me decía: ‘Por favor Diego, no lo descartes’. Y al final es uno de los temas que, cuanto más lo voy escuchando, más me gusta, gracias Padre por no haberlo desechado, porque me encanta».

Algo así le está pasando con su carrera artística. El Cigala es una de esas personas que mira al pasado con una nostalgia que no pesa, sonriendo y sin melancolía. Se acuerda de Bebo, de ‘Lágrimas Negras’ y agradece todo lo que le han dado, pero mira hacia el futuro con ganas de hacerlo otra vez, con una gran admiración hacia su nuevo Bebo, Jaime Callabuch «Jumitus», dando vida a clásicos del bolero a través de un disco con identidad propia como ‘Obras Maestras’. «He cambiado muchísimo de hace 20 años a ahora. El ‘Lágrimas Negras’ que se grabó en su día no tiene nada que ver a cómo lo puedo cantar a día de hoy. Soy como los buenos vinos, me gusto más ahora que 20 años atrás. Ha habido un buen reposo, lo tengo todo ya muy masticado y me lo paso pipa».

Diego 'El Cigala' durante la entrevista con El Independiente
Diego ‘El Cigala’ durante la entrevista con El Independiente

Parece un monarca. Cuando gesticula, lo hace con la amplitud de todo su cuerpo, mientras el tintineo de los collares y las pulseras de oro le hace los coros. Se coloca en su asiento con aires de marajá y la canosa y larga perilla se le afila cuando ríe, como a un faraón. En el fondo de su rostro brillan sus ojos oscuros y se desfonda hablando de música, mencionando nombres, habla con reverencia de Tata Güines, Changuito, Giovanni Hidalgo, Cachao López, Juan Formell de Los Van Van, genios de la música latina los llama él.

Sin embargo, Diego es un flamenco. Y como tal, siempre acaba volviendo a las raíces y así quiere que quede claro con su próximo disco. Sí, acaba de sacar uno después de tres años de producción y ya está pensando en el siguiente, en los siguientes mejor dicho. «Vuelvo a mis ancestros, vuelvo a donde pertenezco. Hace falta un disco de flamenco y ese disco de flamenco me hace falta a mí, me hace falta más que el comer. Estoy fascinado y orgulloso de todas mis producciones, por supuesto, pero necesito necesito reivindicarme a mí mismo. Decir: ‘Aquí estoy yo, quiero mi disco de flamenco y lo quiero con las mejores guitarras y quiero rescatar unas cuantas voces, que tengo ya en mi cabeza y ponernos a cantar como si estuviéramos de fiesta, para que el mundo del flamenco diga: ‘Olé! Ahí está el tío Diego con su disco'».

El cantaor flamenco, Diego 'El Cigala'
El cantaor flamenco, Diego ‘El Cigala’

Y es que para el Cigala el flamenco está en un momento muy dulce, en el que ya es universal. «El flamenco ya ha llegado a otros anales de la historia de que tú puedes llegar a Nueva York, a Canadá o Tokio, a donde tú vayas y veas sentado dos guitarras con un cante y dos palmas. Ya se puede poner a la par de todas las músicas, desde la música clásica, el jazz, latin-jazz, el pop…». Pero esto no acaba aquí, también dice que ama la música brasileña y que es una cosa que le faltaría. «Eso sí, me tendría que buscar un poco la vida con el portuñol, Cigala portuñol», vuelve a bromear.

Lo que sí que parece tener claro es que quiere hacer música clásica. Habla de un ambicioso proyecto en el que suenan Lorca, Falla, García Márquez y Gustavo Dudamel. «Tengo en mente hacer un disco de música clásica, pero con periodos de cantaerle a Lorca, el amor brujo de manuel de falla, al fuego fatuo, el romance del amargo, Frases de 100 años de soledad de mi compadre Gabriel García Márquez, sacar sílabas, trocitos, frases de Macondo, cosas que hay y cosas así. Ponerlas en el tiempo de Seguirillas, de Soleá, en tiempo de Taranto… Y ponerlo en práctica con mi querido y hermano don Gustavo Dudamel, que para mí no puede haber un director más grande en el planeta Tierra que él. Tengo ese sueño, en mi cabeza y espero, Dios mediante, llevarlo a cabo».

«Creo que no vamos mal, ahí tenemos como seis o siete añitos de producción. Yo creo que hay que aprovechar los momentos buenos. De eso se trata la vida. Estoy en una etapa de mi vida y esa etapa hay que vivirla, hay que vivirla con sabiduría. Y es que el Cigala puede tener alguna que otra arruga más, el pelo más o menos grisáceo, pero parece mantener lo más importante para un artista: la avidez por un futuro lleno de proyectos y posibilidades.