La muerte accidentada del líder del grupo mercenario Wagner, Yevgeni Prigozhim es una más de las muchas que lleva a las espaldas el dignatario ruso, por no decir dictador, Vladímir Putin. O tiene una suerte bárbara con sus disidentes, enemigos y adversarios, o el concepto “hacer que parezca un accidente” cobra otras dimensiones en su biografía. No puede extrañarnos en un personaje tan siniestro, dirigente durante dieciséis años en las operaciones exteriores del servicio secreto ruso de la KGB, cuyas formas y protocolos bordean o transgreden los Derechos Humanos y la ley internacional, como demuestra en su mandato desde que llegó al poder.
No es que Prigozhim fuera un angelito. Era un matón, dirigente de una organización de matones mercenarios, que han violado, torturado, y asesinado a sueldo del mejor postor en medio mundo, como han estado haciendo en Ucrania. Uno de sus clientes preferentes era Putin, hasta que sus desencuentros, mezcla de testosterona y falta de acuerdo económico, casi le cuestan a Putin su derrocamiento con un leve pero rápido golpe de estado, abortado por oligarcas amigos que parece ser pagaron bajo cuerda, cuando las tropas mercenarias de Prigozhim se acercaban a Moscú.
No hace falta ser un avezado detective para sospechar qué ha pasado. Putin, en su primera declaración sobre este suceso, ha confirmado que los indicios apuntan que a bordo de la aeronave viajaba personal de Wagner, tal como ya habían apuntado el miércoles instituciones oficiales que identificaban entre la lista de pasajeros al propio Prigozhin, según la agencia TASS. El Comité de Investigación ha abierto diligencias para determinar las causas que llevaron al avión a estrellarse en la región de Tver, al norte de la capital, cuando volaba desde Moscú a San Petersburgo.
Las declaraciones de Putin son muy curiosas: «Era un hombre con un destino difícil. Cometió errores graves en vida pero logró los objetivos que necesitaba, tanto para él mismo como los que le pedía al respecto por la causa común», ha dicho el mandatario ruso en su declaración. Lo de que “era un hombre con un destino difícil” será a partir de que le llevó la contraria, claro. Putin ha definido a Prigozhin como «un empresario talentoso». Hasta el momento del accidente, no se conocía su paradero, y muchos lo situaban en África, donde sus mercenarios han sembrado la muerte y el terror a sueldo. Siete personas más perdieron la vida, en el mismo accidente, después de que se estrellase su avión privado en la región rusa de Tver, al norte de Moscú. El “accidente” sucedió en las inmediaciones de la localidad de Kuzhenkino, según el Ministerio de Emergencias, que había informado de que en el avión viajaban diez personas, incluidos tres miembros de la tripulación.
Como digo, no es la primera vez que disidentes, adversarios políticos, periodistas u oligarcas que le han llevado la contraria mueran en extraños accidentes, se suiciden, o desaparezcan, y mucho más desde el inicio del conflicto bélico en Ucrania. Son varios los oligarcas y empresarios rusos los que han muerto en extrañas circunstancias desde que comenzó la guerra en Ucrania el pasado 24 de febrero. Todos ellos se habían posicionado en contra, ya bien por la situación humanitaria o por las sanciones impuestas por la comunidad internacional a Rusia a raíz de la invasión ucraniana. Algunos de ellos han muerto envenenados, accidentes de coche, accidentes en una escalera y otros se han suicidado.
Por poner algunos ejemplos, Alexander Tyulyakov era directivo de la empresa Gazprom, fue hallado muerto tan solo un día después del inicio de la guerra en Ucrania, el 25 de febrero, junto a una nota de suicidio. Aunque se dice que el día de antes le habían dado una paliza. Además, los forenses que estaban haciéndole la autopsia fueron despedidos por el servicio de seguridad de Gazprom. Leonid Shulman también pertenecía a Gazprom y aunque murió antes de que comenzase la guerra, pero ya había tensiones en la frontera con Ucrania. Fue encontrado muerto el 30 de enero en un baño de Leningrado tras cortarse las venas.
Mikhail Watford gran magnate del petróleo también fue encontrado sin vida poco después del inicio de la guerra, el 28 de febrero, ahorcado en su casa británica de Surrey en Reino Unido. El cadáver de Vladislav Avayev también ha aparecido tras el inicio de la guerra, el 19 de abril en Moscú junto al de su mujer embarazada y su hija de 13 años, muertos todos por herida de bala. Al parecer, encontraron al empresario con una pistola en la mano. La lista es interminable, Sergei Protosenya, Alexander Subtotin, Yuri Voronov, Dan Rapoport, Ravil Maganov, y suma y sigue. Estos son sólo los magantes, multimillonarios y oligarcas que pertenecían al círculo íntimo de Putin, pero cometieron el “error”, como Prigozhim, de llevarle la contraria al presidente, manifestándose en contra de la política de invasión y muerte en Ucrania. Todos fueron víctima de una especie de ola depresiva, suicida, que se ha llevado en muchos casos la vida de familiares por delante, también, incluso lejos de Rusia, en territorio soberano de otros países. Si ya entramos en la cantidad de políticos, dignatarios rusos, o altos mandos militares que se han caído por una escalera, por una cornisa, o los ha atropellado un coche, no tenemos espacio para la necrológica…
No creo que nadie pueda tener dudas de las razones de esta ola de accidentes, suicidios y muertes fortuitas. Putin es un mafioso, nostálgico de la guerra fría que en realidad no terminó nunca, por mucho que se nos haya dicho y esté en los libros de textos, y que debe ser llevado a los tribunales internacionales por crímenes de guerra y de lesa humanidad, entre otros. Otra cosa es quien se atreve a ponerle el collar al perro…rabioso… Yo por si, acaso, he dejado de comer bombones, no sea que alguno esté hecho con polonio enriquecido…Poca broma