Cuatro victorias en cuatro partidos, sin encajar ni un solo gol, un líder sólido, sin fisuras en defensa y que siempre tiene el acierto para marcar. El Real Zaragoza, con el viento a favor, con golpes de fortuna en los dos goles, en el de Iván Azón y en el que se marcó Piña tras un remate de Francés, doblegó al Eldense y ratificó, por si quedaba alguna duda, que va muy en serio, con una dinámica y una inercia muy positivas y con La Romareda siendo un factor diferencial, con otro botín conquistado, el tercero seguido en esta Liga ante su gente, una afición entregada y fiel, que anima como nunca y que cree más que nunca porque tiene argumentos de sobra para pensar que este es el año.
De momento, con 38 jornadas por delante, un mundo que invita a no lanzar las campanas al vuelo, el Zaragoza muestra capacidad y posibilidades para tenerle fe a un equipo que ha crecido desde la seguridad como bloque y que tiene la pólvora suficiente para doblegar al rival de turno, esta vez a un Eldense recién ascendido y que trató de competir, pero que nunca vio cerca la victoria. Este equipo está en un modo imparable que, en casa sobre todo, parece invencible. De momento, lo es, sacando partidos sin ser claramente superior, pero sí con la capacidad suficiente y la sobriedad que tienen los buenos conjuntos, mérito indudable de Fran Escribá.
Con el césped en buen estado pese a la lluvia caída estos días y con la única novedad de Germán Valera para buscar más profundidad en el carril diestro y con Maikel Mesa en la otra banda y Francho regresando a la sal de máquinas con Marc Aguado comenzó un Zaragoza sin cambios en su retaguardia y con Escribá manteniendo su dúo de arietes. El partido, desde el primer momento, comenzó bastante feo y sin ritmo, con el Zaragoza impreciso, lo que le impedía dominar con comodidad el duelo, aunque es cierto que el Eldense, aseado en la salida de balón, no tardó en recular y situar su defensa en un bloque bajo que permitía al Zaragoza llegar con muchos hombres al área.
Francés, en un envío de falta, tuvo la primera y Nieto buscó un remate que desvió Francho para mandar otro aviso a Vallejo. El Zaragoza no se sentía cómodo, con Maikel Mesa perdido en su banda y pronto amonestado, pero encontró vías por el ala de Valera, que en una acción personal con dos recortes mereció el gol, pero su remate se fue alto.
Gol clave de Azón
Otra delicia de Valera, ante Marc Mateu, elevó el ánimo de La Romareda, que mostró su enfado cuando López Toca no señaló una clara falta de Timor a Francho cuando el canterano ya entraba en el área y fue agarrado. Un error de Jair que no aprovechó Florin Andone fue el preludio del gol del Zaragoza en el minuto 41, en una salida desde atrás del hasta entonces desaparecido Bakis y en el balón que le llegó a Germán Valera, que quiso mandarlo al hueco y provocó el rebote en Toni Abad para que le llegara a Iván Azón, que ejecutó a Vallejo a bocajarro. Un gol repleto de fortuna, pero gol al fin y al cabo, muestra clara de que el viento sopla muy a favor.
La segunda parte se inició con Bakis queriendo ganar en protagonismo, con dos remates, el primero de ellos aprovechado en el despeje por Nieto para rozar el gol, y con la sensación de que el turco necesita marcar cuanto antes. Por eso Escribá tardó más en cambiarlo que a ninguno de sus jugadores ofensivos.
El que marcó, sin embargo, fue Piña, en un córner botado por Francho y que cabeceó Francés para que el central del Eldense desviara el balón y sentenciara el choque. en el 57 Es, por cierto, el tercer gol de seis desde el balón parado. La estrategia es otro argumento de los grandes equipos. Y al Zaragoza también le suma. El Eldense intentó irse hacia arriba y propició el milagro de cada día de Cristian en un balón que Andone le puso al recién salido Soberón para que el argentino despejara el remate y Escribá viera claro que tenía que mover el banquillo para tener más el dominio del partido.
Saltaron el debutante Manu Vallejo y Bermejo para situarse en las alas y Bakis despejó un córner lanzado por Marc Mateu, ya que el balón parado parecía la única amenaza del rival. Con Jair y Francés más que firmes en la zaga y Marc Aguado en la contención, el Eldense se fue diluyendo mientras que Escribá aprovechó para dar más dominio con Toni Moya y recurrió a la brega de Mollejo, aunque lo cierto es que el pleito ya no estaba para casi nada. Aún tuvo minutos Enrich, que salió por Bakis, y el Zaragoza dejó morir el choque, que ya tenía el botín más que amarrado para regocijo de una grada que vivió otra fiesta para ratificar que este equipo, de momento, es un avión en este inicio de temporada. Que el ritmo no pare pues.