«Pasión por La Vuelta». Ese es el eslogan de la ronda española y los aficionados y público en general de la provincia de Alicante así lo demostraron. El paso de la serpiente multicolor por cada población alicantina y las cunetas de las carreteras en los puertos de Benifallím, La Carrasqueta y sobre todo en las empinadas y duras rampas de Xorret de Catí estuvieron repletas de seguidores que pudieron disfrutar del espectáculo que siempre depara La Vuelta y de ver muy de cerca, en pleno esfuerzo y sus ídolos y a los esforzados de la ruta.
Desde la salida en Dénia, el paso por la comarca de La Marina Alta y luego por El Comtat y L’Alcoià se vivieron momentos de emoción y de alegría con una prueba deportiva que puso en el escaparate de todo el mundo las bonanzas de playa y montañas de la provincia de Alicante.
La amenaza de lluvia obligaba a mirar al cielo para que desluciera el espectáculo. Afortunadamente, se quedó en eso y toda una provincia tan ciclista como es la alicantina, a la que acuden cada año multitud de ciclistas para realizar concentraciones de pretemporada volvió a disfrutar de La Vuelta.
Con el acercamiento al último puerto de Xorret de Catí, en el paso por Castalla, en plenas fiestas de sus moros y cristianos, ya se pudo ver a un pelotón muy estirado y a toda velocidad.
Luego llegaron las duras rampas del coloso alicantino que, aunque corto (poco más de tres kilómetros) obligan a los ciclistas al pleno esfuerzo.
Aficionados con banderas de Bélgica para apoyar a Remco Evenepoel, de Francia para soñar con el hasta ayer líder Lenny Martínez, de Portugal, para Joao Almeida; y, por supuesto, españolas para insuflar ánimos al alicantino de Xàbia Juan Ayuso se pudieron ver las rampas de hasta el 20% del Xorret de Cati.
La etapa no defraudó. Los favoritos estuvieron delante luchando por la victoria. Ayuso acabó tercero y estuvo a punto de ser profeta en su tierra.
Y los seguidores alicantino volvieron a demostrar que son apasionados y entendidos del ciclismo de La Vuelta.