Después de estar en contra del carril bici segregado de Juan Carlos I desde que se inauguró en 2020, el PP se ha dado mucha prisa en eliminarlo, en cuanto ha llegado al poder en el Ajuntament d’Elx de la mano de Vox.

Podría haberlo hecho todavía más rápido, porque el documento principal que han utilizado como excusa para eliminar esta vía ciclista que une (unía) el centro histórico de Elche con el barrio de Altabix, ha sido un informe no vinculante de la Policía Local fechado el 18 de junio. ¿Qué otra cosa pasó el 18 de junio? Justo el día anterior Pablo Ruz había sido nombrado oficialmente como alcalde de Elx. ¿Casualidad? Difícil de creer.

Este documento, que no es ni vinculante ni técnico, está totalmente sesgado hacia una concepción de la movilidad urbana caduca y completamente orientado hacia priorizar los desplazamientos en vehículos a motor privados. También brilla por su clamorosa ausencia la urgencia y necesidad que tenemos en todo el planeta de contener el cambio climático. Para ello necesitamos que sea más fácil para cualquier persona el moverse de forma no contaminante, con menos gasto energético y sin expulsar CO2.

Justificación

Por otro lado, es muy lamentable y tremendamente significativo su intento de justificar la eliminación de los carriles bici segregados, argumentando que no son seguros… para, a continuación, recomendar la circulación de las bicicletas junto al tráfico a motor de la ciudad. La alternativa que han dado al defenestrado carril bici de Juan Carlos I (que era segregado, protegido de los vehículos, y directo) con la excusa de una serie de accidentes (provocados siempre por conductores de coches, luego hablaremos de ello) es hacer que quien quiera seguir desplazándose en bici o patinete, lo haga peleándose con el tráfico a motor. Y además callejeando por trozos de calles (y alguna acera) llenas de intersecciones, mucho más peligrosas que las incorporaciones a Juan Carlos I.

¿Por qué son más peligrosas? Vamos al término utilizado en el informe policial: «disonancia cognitiva». Según este informe, algunos «pobres» conductores que se incorporan (incorporaban) a Juan Carlos I, cegados literalmente por su disonancia cognitiva, eran incapaces de mirar hacia la izquierda, y alguna que otra vez atropellaban a algún ciclista o patinete que circulaban correctamente por el carril bici. El informe policial le echa la culpa al carril bici por ser bidireccional, y por tanto mal construido. Pero si nos fijamos en los documentos técnicos de recomendación de construcción de carriles bici, este tipo de carril bici bidireccional es uno de los recomendados.

Protesta de ciclistas y vecinos por la eliminación del carril bici de José María Buck Áxel Álvarez


El problema no es del carril bici, que está (estaba) bien construido. Cualquier conductor es capaz de mirar a derecha e izquierda; de hecho lo tendrán que hacer siempre en la ciudad, porque los peatones siempre han podido aparecer a un lado u otro de la calzada. Y la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial (Real Decreto Legislativo 6/2015, de 30 de octubre) deja muy claro que la responsabilidad de mantener el campo de visión necesario y la atención permanente es del conductor. El problema es que todavía hay conductores que no están acostumbrados a ver bicicletas o patinetes circulando por la ciudad, y por eso no los ven. La disonancia cognitiva está ahí, y no se soluciona destruyendo infraestructuras tan útiles como era el carril bici de Juan Carlos I: los conductores que no veían a las bicicletas del carril bici, seguirán sin verlas en las hasta cinco intersecciones que hay en las diferentes calles en las que han pintado una bici en el asfalto como supuesta alternativa al carril bici destruido.

Útil

Se ha cambiado un carril bici super útil, directo, bien señalizado, protegido de la circulación de los vehículos a motor, donde las familias se sentían seguras circulando, por una serie de tramos que no va a usar casi nadie: porque ni va directo, ni mucha gente (como niños y niñas, personas mayores, o adultos que han comenzado a usar la bici ahora) se siente segura circulando por la calzada entre vehículos a motor que muy a menudo superan los límites de velocidad.

La consecuencia es que en lugar de favorecer que más gente se anime a moverse en bicicleta, se les desalienta, en muchos casos viéndose obligados a volver a utilizar el coche por no sentirse seguros. Salimos todos perdiendo.

La dirección que ha emprendido el Ayuntamiento es nefasta, favoreciendo el tráfico a motor, en lugar de facilitar la necesaria transición a la movilidad sostenible, y que las calles terminen de llenarse de estos modos de transporte más sanos, menos contaminantes, que no contribuyen en calentar todavía más el planeta, y que además son más baratos y muchas veces te permiten llegar antes a tu destino en una ciudad como Elche.