El avión que se estrelló en el mar en la isla italiana de Ustica, al norte de Sicilia, en 1980, con 81 personas a bordo, fue derribado por un misil francés con el que se pretendía matar al fallecido dictador libio Muamar al Gadafi, pero que acabó impactando en el DC-9 de la compañía Itavia, según asegura este sábado el ex primer ministro italiano Giuliano Amato.
«La versión más creíble es la de la responsabilidad de la Fuerza Aérea francesa, con la complicidad de los estadounidenses y de quienes participaron en la guerra aérea en nuestros cielos en la noche de aquel 27 de junio», asegura Amato en una entrevista que publica este sábado el diario ‘Repubblica’.
La tragedia de Ustica, uno de los mayores enigmas de la aviación italiana, sigue envuelta en el misterio más de cuatro décadas después, ya que aunque las investigaciones posteriores apuntaron a que fue abatido nunca se desvelaron las razones.
«El plan era despellejar a Gadafi, que volaba en un MIG de su fuerza aérea. Y el plan era simular un ejercicio de la OTAN, con muchos aviones en acción, en el curso del cual se dispararía un misil contra el líder libio: el ejercicio era un montaje que permitiría hacer pasar el ataque por un ‘accidente involuntario'», añade el dos veces jefe de Gobierno y expresidente del Tribunal Constitucional.
Sin embargo, las cosas sucedieron de forma diferente, ya que «Gadafi fue advertido del peligro (por el fallecido líder socialista italiano Bettino Craxi, dice) y no subió a su avión. Y el misil lanzado contra el Mig libio acabó impactando en el Itavia DC9 que se hundió con ochenta y un inocentes dentro».
«La hipótesis más acreditada es que ese misil fue lanzado por un caza francés desde un portaaviones frente a la costa sur de Córcega o desde la base militar de Solenzara, que estaba muy ocupada esa noche», añade.
Amato, un prestigioso político y jurista con una larga trayectoria cuyo nombre ha sido barajado para ocupar la presidencia de la República italiana, lamenta que Francia y la OTAN no hayan «arrojado luz» sobre lo sucedido: «Un crimen por razones de Estado».
«Después de cuarenta años, las víctimas inocentes de Ustica no han recibido justicia. ¿Por qué seguir ocultando la verdad? Ha llegado el momento de arrojar luz sobre un terrible secreto de Estado -o mejor dicho- un secreto de Estados. El presidente francés (Emmanuel) Macron (…) podría hacerlo. Y la OTAN, que ha ocultado tenazmente lo ocurrido en los cielos italianos todos estos años, podría hacerlo».
El también ex ministro de Interior, Economía y Reformas Institucionales considera que ha llegado el momento de que «quien sepa hable: tendría mucho mérito para las familias de las víctimas y para la Historia» y pide a Macron que dé un paso adelante.
«Me pregunto por qué un joven presidente como Macron, ajeno también a la tragedia de Ustica, no quiere eliminar la vergüenza que pesa sobre Francia. Y solo puede eliminarla de dos maneras: demostrando que esa tesis carece de fundamento o, una vez comprobada su validez, ofreciendo una profunda disculpa a Italia y a las familias de las víctimas en nombre de su Gobierno. El silencio prolongado no me parece una solución», dice.