La CV-505 a su paso por Riola se ha convertido en una tortura para el vecindario. El peligro que entraña el tráfico, el exceso de velocidad de los vehículos y el ruido que provoca generan abundante malestar, sobre todo entre quienes residen en ese vial, que divide en dos el municipio. Los afectados se resisten a aceptar más retrasos en la construcción de un desvío y han recogido firmas para reclamar al ayuntamiento «más protección y la iniciación de un proyecto de circunvalación».

Los vecinos quieren poner fin al peligro de accidentes que implica la velocidad con la que circulan los vehículos que atraviesan la población. «La CV-505 no tiene una señalización ni actualizada ni adecuada. Le correspondería fijar señales que limitaran la velocidad a 30 km por hora, como ocurre en otras muchas poblaciones, y habría que poner una señalización cada 100 metros como recordatorio». También consideran oportuno «poner un semáforo en cada entrada que detecte el exceso de velocidad y que se ponga en rojo, porque también son efectivas las señales que avisan de la velocidad a la que deben circular los vehículos», detalla el escrito remitido por el vecindario a las autoridades municipales.

Todas estas medidas evitarían accidentes, según sostienen los demandantes «y bajarían el nivel de ruido que soporta el vecindario. Muchos de los residentes en la travesía aseguran que no pueden dormir en las habitaciones que dan en la calle «sobre todo, en el tramo de la calle Las Barcas, donde los coches aceleran en dirección a Sueca». En este sentido, remarcan que la nueva limitación de velocidad en estos tramos de carreteras urbanas es de 30 kilómetros por hora. «Como puede comprobarse la señal actual indica un máximo de 40 Km/h y las infracciones son continuas», reprochan los afectados. Otras poblaciones de la comarca, como Polinyà de Xúquer, Corbera o Llaurí, sí que disponen de desvíos para sacar el tráfico del casco urbano.

Señales improvisadas por los vecinos para limitar la velocidad Levante-EMV


Para el vecindario las acciones llevadas a cabo hasta ahora no son suficientes. «Este tramo lo han tenido que proteger con una barandilla y bolardos, por varios accidentes que afectaron las casas», recuerdan los vecinos. También se ha realizado una protesta con señales de cartón de limitación de la velocidad. Su objetivo es «garantizar al máximo posible la seguridad no solo de aquellos vecinos que se quejan sino de todos aquellos que han de cruzar en algún momento la carretera».

No es una competencia municipal

Frente a las quejas vecinales, la alcaldesa de Riola, Judith Capellino, responde que las peticiones que plantean los vecinos «no son competencia directa del consistorio» y destaca que la corporación municipal se ha dirigido en muchas ocasiones a la Diputación de Valencia, responsable de la carretera, así como de los accesos a la misma, «para indicarles el peligro manifiesto que genera». La máxima responsable del ayuntamiento ha solicitado de la Diputación provincial un desvío «aunque siempre se recibe la misma respuesta, que no es otra que se estudiará». Para la alcaldesa «la tipología del terreno así como el término municipal complica bastante el proyecto y hace muy dificil haceerlo realidad ya que él mismo tendría unos sobrecostes a los que habría que hacer frente».

El gobierno municipal asegura ser consciente de los «problemas que genera la carretera así como de su peligrosidad y de hecho el consistorio ha adquirido unas casas existentes en una de las curvas más peligrosas para intentar ampliar de esta forma la carretera y evitar los problemas que se generan en la misma». Capellino enfatizó ayer que esta era una de las peticiones históricas de la localidad de Riola y «después de mucho trabajo realizado por parte del equipo de gobierno en unos meses se convertirá en una realidad».