Max Verstappen (Red Bull), líder destacado del Mundial, buscará su décima victoria consecutiva este fin de semana en el Autódromo de Monza, el templo de la velocidad, que alberga una nueva edición del Gran Premio de Italia, decimocuarta cita del calendario 2023. A sus 25 años, el piloto neerlandés atraviesa el momento más dulce de su trayectoria deportiva y a falta de nueve pruebas tiene más que encarrilada su tercera corona mundial, que podría llegar con mucha anticipación, en octubre, en Qatar (8) o EE.UU (22). De momento, suma 339 puntos y dispone de 138 de renta sobre el segundo clasificado, su compañero Sergio Pérez.
Pero además, Verstappen puede firmar este domingo la mayor racha de victorias en la historia de la Fórmula 1, después de igualar en Zandvoort el registro de Sebastian Vettel , que encadenó 9 triunfos entre Bélgica y Brasil en 2013, con Red Bull. La actual supremacía de Max es casi insultante: Ha ganado 20 de las últimas 24 carreras y con su última victoria ante sus paisanos también elevó la marca de 13 triunfos seguidos de Red Bull, el mejor arranque de la historia de la escudería, que lleva 14 victorias consecutivas, si añadimos la última carrera de 2022.
Alonso y Aston Martim, a la defensiva
Monza y su larga recta son sinónimo de velocidad y en este apartado el Red Bull se postula de nuevo como el gran favorito, sin olvidar a McLaren, que también ha destacado ultimamente en este aspecto. Por contra es uno puntos débiles de Aston Martin, que la pasada semana en Zandvoort dio un paso adelante con el nuevo suelo y las mejoras incorporadas después del verano. Fernando Alonso las exprimió al máximo para volver al podio dos meses y medio después de Canadá y terminó segundo en carrera, a 3 segundos de Vertstappen. La 33 estuvo más cerca que nunca este año, aunque Italia será otra historia.
Alonso, que a sus 42 años sigue pilotando a su mejor nivel, marcha tercero en la general del campeonato, muy lejos del líder Verstappen, a 171 puntos, pero al acecho del subcampeonato, a 33 puntos de Checo Pérez. Esta temporada ya atesora siete podios y ha elevado a 105 victorias su particular cosecha tras dos décadas en la elite de la Fórmula 1.
El pasado domingo batió dos plusmarcas: el mayor intervalo entre su primer podio y el último (7.462 días: casi veinte años y medio, entre Malasia 2003 y el pasado domingo); y el mayor intervalo entre su primera y su última vuelta rápida (7.378 días). Si Aston Martin sigue acertando en la carrera del desarrollo con el AMR23, Fernando optará a seguir ampliando estas marcas. Por ahora puede presumir de ser el único piloto que este año ha accedido siempre en la Q3 y en todas las carreras, salvo en una, ha mejorado o mantenido su posición de salida.
Oportunidad para Ferrari y Sainz
El Gran Premio de Italia es la gran fiesta por excelencia de los tifosi de Ferrari, si bien este año la Scudería llega a la prueba de casa en horas bajas y obligada a superarse. La última victoria del equipo fue en Austria 2022, con Charles Leclerc. Y antes de eso, Carlos Sainz se impuso en Silverstone. Mientras que el año pasado Leclerc luchó por el Mundial con Verstappen hasta mitad de curso, esta temporada el equipo marcha cuarto en el Mundial, a más de 400 puntos de Red Bull.
Leclerc ganó en Monza en 2019, pero el triunfo anterior se remonta a 2010 con Fernando Alonso y en 2006 se vio aquí la última victoria de Michael Schumacher con Ferrari. La esperanza es lo último que se pierde y un podio de Sainz o Leclerc este fin de semana tendría sin duda un efecto balsámico. La victoria, improbable, desataría el delirio en las gradas.
Sainz no ha logrado subir al podio todavía en lo que va de curso y es quinto en el campeonato. Leclerc atesora un segundo puesto (Austria) y dos terceros (Bakú y Spa), como mayor botin este año, ocupando la sexta plaza del Mundial, a tres puntos de su compañero. Los de Maranello luciran este fin de semana una decoración especial en homenaje al equipo de resistencia que logró la victoria en las 24 Horas de Le Mans del centenario, en junio.
Atención a los neumáticos
Monza, un circuito legendario que beneficia a los motores potentes y exige configuraciones de mínima carga aerodinámica, tiene una pista de 5.793 metros y once curvas (cuatro a la izquierda), en la que se alcanzan las velocidades más altas del Mundial. Y a partir del viernes, cuando arranquen los entrenamientos libres, previstos en seco, se rodará con neumáticos de la gama de compuestos menos rígida: los C3 (duros, reconocibles por la raya blanca), C4 (medios, raya amarilla) y C5 (blandos, roja).
Este fin de semana se utilizará la asignación obligatoria que ya probó Pirelli en Hungría y tanto criticaron la mayoría de pilotos. Serán once juegos por piloto en lugar de los catorce habituales y habrá salir a la Q1 de clasificación con gomas duras, a la Q2, con medios, y a la Q3, con blandos. La FIA y la F1 pretenden con ello una reducción de costes y contaminación, aunque como ya se vio en el Hungaroring, la consecuencia es un viernes más deslucido, ya que los equipos apenas ruedan para ahorrar neumáticos con vistas a la ‘qualy’ y la carrera.