Nadia Calviño no descarta ampliar el impuesto a la banca. EP.

La vivienda continúa siendo el principal problema de las familias españolas y la leve reducción del Euríbor no alivia la situación financiera de los hogares. Con incrementos hipotecarios cercanos a los 300 euros al mes, los bancos continúan engrosando sus beneficios anuales con el establecimiento de condiciones y tipos de interés más exigentes. Este jueves, Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos en funciones, ha dejado abierta la puerta a la ampliación del gravamen a las entidades financieras, conocido como el impuesto a la banca. “Vamos a ver cómo evoluciona”.

En la medida que haya beneficios extraordinarios habrá que considerarlo”, ha explicado la titular de la cartera de economía en una entrevista en la Cadena Ser. No obstante, está no será la única variable a tener en cuenta, tal y como ha reiterado Calviño, que ha trasladado que se seguirá analizando la evolución de “la situación económica, la situación presupuestaria y los beneficios del sector bancario”. El impuesto a la banca, que actualmente asciende a los 1.500 millones de euros anuales y finaliza en 2024 (gravando el curso 2023), grava los beneficios obtenidos por la banca y multiplicados con el aumento de los tipos de interés.

El tensionamiento del mercado de la vivienda, por la falta de inmuebles públicos y los alquileres y viviendas disparados, pone sobre la mesa del Gobierno una ampliación del impuesto. Mientras, los seis grandes bancos españoles (CaixaBank, Santander, BBVA, Sabadell, Bankinter y Unicaja) cerraron el pasado año con un beneficio neto conjunto de 20.800 millones de euros, marcando algunas de las entidades el mayor beneficio de toda su historia. El coste del impuesto asciende, entre todos, a unos 1.500 millones de euros, lo que dejaría los beneficios en los 19.300 millones de euros.

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