Los socialistas han deslizado en los últimos días que su funcionamiento interno es más democrático que el del PP y que, ante la petición de un encuentro entre Sánchez y Feijóo, sería la dirección socialista quien decidiría sobre su celebración y sobre la persona que acudiría, en el caso de que no fuera el presidente. Esa reflexión se esfumó casi en minutos porque, tras lanzar inicialmente mensajes confusos, Ferraz y Moncloa confirmaron la asistencia de Sánchez con el argumento de que el encuentro forma parte de la «normalidad» democrática de celebrar una ronda de consultas tras recibir el encargo del Rey para la investidura.

A pesar de reconocer que este es el marco, el mensaje del PSOE, que este martes defendió públicamente la propia portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Rodríguez, en su comparecencia tras el Consejo de Ministros, es que la votación a la que el aspirante del PP se someterá la última semana de septiembre es solo un «paripé». Una posición en la que los socialistas insistirán durante todo este mes mientras negocian el voto de Junts que, de conseguirse, convertirá a Sánchez de nuevo en presidente.