El mercado laboral en España lleva muchos años en una encrucijada. No por las horas trabajadas, porque nuestro país se sitúa entre los países europeos que más trabaja, sino por la productividad de ese tiempo que dedicamos. Es esa «maldición» la que esconde el pretexto que justifica los bajos salarios y una tensión en el seno de las empresas.
Esta realidad supone todo un reto para los profesionales de Recursos Humanos en las compañías. Abordar estos desafíos es clave tanto para atraer a nuevos profesionales como retener a los que ya tienes. Lograr un clima de trabajo confortable no es sino el primer para para poner la primera piedra de la mejora de resultados.
Es en este contexto y las dudas de qué cómo lograrlo en el que la empresa de trabajo temporal Nexian ha publicado un informe donde habla del ‘efecto KitKat’ como instrumento para mejorar estos parámetros. Y en una línea muy positiva.
Qué es el ‘efecto KitKat’
Este nombre tan llamativo proviene del eslogan que comenzó a popularizar hace unas décadas la empresa de chocolates Nestlé, que relacionaba el consumo de uno de sus productos con el tiempo de descanso. «Tómate un respiro, tómate un KitKat», promocionaban.
Esa idea es a la que se han arrimado los técnicos de Recursos Humanos para ver una de las claves para resolver este agujero negro laboral. Estas pausas funcionarían como una suerte de breve desconexión con enormes beneficios.
“Somos cada vez más conscientes de que los pequeños descansos son esenciales para el bienestar y la productividad en el entorno laboral”, afirma Alana Rincón, directora de Digital&People de Nexian en esta nota publicada en la web de la compañía.
De distracción a beneficio
Rincón argumenta el cambio de lo que, a priori, pudiera ser un cambio en la filosofía de las empresas. “Aunque en el pasado pudieron ser considerados como una distracción, o mal vistos por algunos empleadores, hoy en día, muchas empresas y expertos en recursos humanos reconocemos su capacidad para incrementar la productividad en tareas posteriores. Además, reduce los niveles de estrés y agotamiento, estimula la aparición de nuevas ideas e enfoques más creativos y previene la fatiga física, entre otros».
Pero aquí viene el meollo. ¿Cómo articular estos descansos? ¿Cuántos y de qué duración? Nexian da unas pautas para que estos descansos se «aprovechen de manera efectiva» y no se vuelvan en contra transformándose en «fuentes de distracciones».
- Establecer el tiempos para la pausa. Definir los tiempos específicos para las pausas permite a los empleados planificar su trabajo con antelación y evita que se tomen descansos aleatorios que interrumpan el flujo de trabajo.
- Duración y frecuencia. Es también esencial establecer la duración y la frecuencia adecuadas para asegurarse que sean efectivas sin afectar negativamente la productividad. “Las pausas cortas y regulares suelen ser más beneficiosas que pausas largas y poco frecuentes”, subraya Rincón
- Este experto sugiere adoptar “microdescansos” o “pausas activas” cuya duración suele oscilar entre los 5 y 10 minutos cada dos o tres horas.
- Pausas planificadas. Lo ideal es alentar a los empleados a planificar sus pausas con anticipación y coordinarlas con sus compañeros de trabajo. Esto permite una mejor gestión del tiempo y asegura que no se produzcan interrupciones inoportunas.
- Espacios designados. Crear áreas designadas para las pausas donde los empleados puedan relajarse y descansar de manera adecuada. Estos espacios deben ser cómodos y agradables para facilitar la desconexión y el descanso.
- Fomentar la responsabilidad personal. Alentar a los empleados a asumir la responsabilidad de su propia gestión del tiempo y pausas es otra de las claves del éxito.
- Monitoreo y evaluación. Realizar un seguimiento del impacto de las pausas en la productividad y el bienestar de los empleados. Evaluar si las pausas están siendo efectivas y ajustar la estrategia si es necesario.
- Cultura organizacional. Fomentar una cultura que valore y respete la importancia de las pausas en el trabajo. Reconocer que tomar descansos adecuados no es una pérdida de tiempo, sino una inversión en el rendimiento y el bienestar de los empleados.