- Un cóctel de enfado, impotencia y rubor
- A exigencias eternas, oídos sordos
- ¿Quo Vadis, defensa personal?
- Cumbre de la Unión Europea en Toledo
Numerosos agentes de distintos cuerpos de seguridad han estado denunciando en las últimas semanas que se sentían “deshonrados”. Hace escasos días, Cangas de Onís (Asturias) ofreció un dantesco episodio en el que un hombre llegaba a tirar al suelo a un guardia civil, y sin que nadie lo impidiera, le noqueaba con una patada.
La semana siguiente, la Fiscalía demandó prisión provisional para el agresor, que ya poseía antecedentes, no obstante, el juez desestimó la solicitud. Dicho suceso, unido a la alta oleada de vídeos inundando las redes, involucrando situaciones embarazosas de agentes en intervenciones con civiles, han sentado un punto y aparte en la Benemérita.
Desde entonces, las reclamaciones por parte de los sindicatos han incrementado, cuyos temas ya mencionados (táser, cámaras corporales, mayor seguridad jurídica…) aún no han sido tratados por la Dirección General. Y que además la “pasividad con la que permanecen actuando”, a ojos de agentes, es “alarmante”.
Estos ‘virales’, han sido como paletadas de tierra para sepultar la reputación de las Fuerzas y Cuerpos del Estado, “cada vez más maltratadas”, según indican fuentes internas consultadas por Confidencial Digital.
Ni Policía ni Guardia Civil se salvan. Ambas han sufrido en las últimas semanas multitud de juicios ante la corte de Twitter, entre otras redes, donde los metrajes se han extendido vertiginosamente. El de Cangas de Onís, especialmente, fue una pesadilla para la Guardia Civil. Ya son más de 1.7 millones de visualizaciones únicamente en la cuenta de la aplicación sobre conducción, SocialDrive (@SocialDrive_Es).
Noquea a un guardia civil mientras recibía atención sanitaria por estar alterado
📹 Cangas de Onís, Asturias pic.twitter.com/vcWKzUmyxe
— SocialDrive (@SocialDrive_es) August 20, 2023
La Policía, ni Local ni Nacional, está exenta, para nada. Vivió este pasado fin de semana un lance similar, y así se encargaba de recogerlo en su cuenta el influencer, @WallStWolverine. En esencia, el vídeo refleja una brutal agresión a un policía local en Alicante que ya suma más de 2 millones de reproducciones en apenas días.
Agreden a un policía en Guardamar del Segura, Alicante. pic.twitter.com/bNi9pffqXH
— Wall Street Wolverine (@wallstwolverine) August 27, 2023
Un cóctel de enfado, impotencia y rubor
“Precisamente, los agentes en la calle son los que ponen la cara y la Institución no está haciendo nada, solo mueven ficha cuando los medios piden respuestas por esas actuaciones”, tajantes declaraciones a las que ha accedido ECD en la Asociación de Guardias Civiles (AUGC).
Y no son para menos, en todo caso para más. Al ser preguntados por el ambiente que se respira en el cuerpo, solo aparecen sinónimos de “vergüenza, impotencia y rabia”, fruto de la “inoperatividad” de los responsables de la Dirección General.
Se juntó el hambre -”de protección institucional”-, con las ganas de comer -polémica- en redes. Es así como ha funcionado para los agentes de la autoridad en redes sociales el impacto de la digitalización, viralizando vídeos que han minado la moral de los agentes.
La Guardia Civil intenta detener a este conductor pero se da a la fuga
📹 Carlet, Valencia pic.twitter.com/bKMkxOi13Y
— SocialDrive (@SocialDrive_es) August 9, 2023
La calle le está sacando los colores a las Fuerzas y Cuerpo de Seguridad del Estado. Y las redes también, cuyos usuarios también han dedicado críticas hirientes para la reputación policial. “La gente grabando, muchos detractores y la presión a flor de piel”, así define un agente su día a día en intervenciones.
A exigencias eternas, oídos sordos
Además de medios, como “taser, cámaras grabación, sprays y escudos de neutralización, es necesaria una formación continua”, discurso habitual de los portavoces sindicales de los cuerpos de policía, que ven cómo todo lo que siembran en forma de denuncias, es mera «indiferencia» para la cúpula administrativa.
El “escaso material” siempre fue la principal petición, a la que se le ha ido añadiendo al abanico “la formación continua y de mayor calidad” -semestral y orientada a cumplir con lo escrito y no con dar solución a los conflictos-, “la ausencia de personal” o “falta de seguridad jurídica” -debido a las bajas penas por atentado a agentes de la autoridad-.
“Una agresión a un policía ahora se salda con una multa de 50 euros en un juzgado”, lamentan voces de AUGC. Existe una “sensación de impunidad”, y es por ello que reclaman acciones, pues “no puede ser que salga gratis asaltar la figura de los agentes”.
Fuentes internas de la Benemérita señalan que “el ministro Marlaska iba a subir las penas, y como otros tantos temas, se ha quedado en agua de borrajas”. Deseos en vano que tienen que lidiar con que los agentes del cuerpo reciban más de 725 agresiones físicas al año, según datos de la Administración.
¿Quo Vadis, defensa personal?
El Sistema de Intervención Operativa (SIO), es un método integral que abarca tanto la formación inicial de los guardias civiles -como el perfeccionamiento y la instrucción-, como a la enseñanza de técnicas necesarias para afrontar todo tipo de situaciones de riesgo.
El PATIO (Planes Anuales de Técnicas de Intervención Operativa), responde al “adiestramiento básico de la Guardia Civil”. Un plan que suena bien pero que, de acuerdo a testimonios de agentes, “no es viable ni efectivo”. “Se imparten cursos semestrales y sencillos en relación con lo que se puede llegar a afrontar en las calles”, añaden.
Ese, de acuerdo con otro agente, es el quid de la cuestión: “los delincuentes no tienen la misma empatía que los compañeros”. “Se están sembrando muchas dudas en los compañeros porque no saben cómo terminar de intervenir”, un agente, dejando ir un bombón de licor que vuelve a poner sobre la mesa una “reivindicación eterna”.
Cumbre de la Unión Europea en Toledo
Ayer mismo, AUGC avisó que aprovecharán la celebración de la Cumbre de la Unión Europea en Toledo para “denunciar la falta de personal y medios materiales” en la Guardia Civil.
El problema que brota de este acto es que, según se quejan desde el sindicato, “durante el año faltan agentes y en esas ocasiones, salen de debajo de las piedras”. Sin embargo, detrás de ese toque de atención para la Dirección, está un “descontento generalizado” que pone en jaque, para los más pesimistas, la “supervivencia del cuerpo”.