La industria de la acuicultura no ha dejado de crecer en las últimas décadas, ‘cebándose’ a base de I+D para producir cultivos más fructíferos en tierra y ‘sumergiéndolos’ en un mercado donde las capturas del mar sobresalían para diversificar en soberanía alimentaria. Las producciones se han disparado con la apertura de un sinfín de plantas por toda Europa, pero también gracias a la mejora de las cosechas de especies como el lenguado, la lubina o la dorada. A nivel de cantidad, el mayor exponente es China, cuya acuicultura se multiplicó por 65 en medio siglo pasando a representar el 80% de la producción mundial en 2020. Aunque en lo que respecta a la innovación, a investigar para lograr ejemplares saludables y rentables, España es un ejemplo. No es la primera vez que una firma del sector pierde millones al ver cómo inevitablemente sus producciones caen en picado tras ser infectadas por diferentes patógenos, pero estamos cerca de que haya una última. El país, las empresas del sector conservero y su patronal, Anfaco-Cecopesca, se están poniendo las pilas para lidiar con este problema.

El reto no es otro que el de crear peces superresistentes, y en el marco del proyecto ‘Red Fishealth’ se están dando pasos de gigante para conseguirlo. El objetivo es desarrollar nuevas herramientas y plataformas integradas de prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades infecciosas en piscifactorías, centrándose en aspectos tan importantes como la mismísima alimentación.

Esta es una de las líneas en las que trabajan en Anfaco, que lidera una iniciativa en la que también participan el Cluster de Acuicultura, la Fundación Azti y el Centro Tecnológico de Acuicultura de Andalucía. Las cuatro, instituciones de Excelencia Cervera, cuentan con una financiación de casi cuatro millones concedida por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI); y en el caso de la primera, la patronal de la conserva, están analizando el impacto de ciertas dietas en modelos in vitro de trucha que han sido cedidos por la Universidad de Estudios de Milán.

“Nuestro papel en el proyecto es examinar cómo afectan a las células determinados alimentos, por ejemplo basados en microalgas y hongos. Nos permite evaluar cómo el uso de algunos de estos piensos refuerza el sistema inmune de los ejemplares”, cuenta Celina Costas, responsable del departamento de Biotecnología y Salud. Conforme explica, lo que hacen es inducir en las células un estado inflamatorio al que naturalmente llegarían dichos microorganismos en respuesta a una infección. Una vez lo logran, prosigue, aplican dichos compuestos y aprecian si el estado inflamatorio disminuye y en qué medida.

En síntesis, se trata de investigar el uso de nuevos piensos que se pueden incorporar en la dieta de los peces y que a través de estas dietas se obtenga un beneficio para la salud.

“Que se mejore el bienestar de los peces y que por lo tanto de alguna manera se luche contra las enfermedades. Si los peces tienen una mejor salud van a ser menos susceptibles de ser infectados”

Celina Costas – Responsable del departamento de Biotecnología y Salud




Aplicación industrial

El proyecto ‘Red Fishealth’ terminará en diciembre –tras haber comenzado en 2021– y de él también se espera extraer mecanismos que permitan detectar enfermedades con mayor rapidez. “Lo que buscamos, por otro lado, es saber cuanto antes cuando entra una bacteria en el tanque de acuicultura. Localizarla en los estadios más tempranos, antes de que se produzca la mortalidad”, señala Celina Costas, resaltando que los experimentos formalizados ‘in vitro’ –a la hora de conseguir alimentos más sostenibles y saludables– serán replicados posteriormente en pruebas controladas con ejemplares vivos para analizar su efecto directo en los peces.

Junto a estas dos líneas, las principales sobre las que se sustenta esta iniciativa dirigida a domar las enfermedades infecciosas que amenazan a las producciones acuícolas, otro aspecto fundamental es consolidar un proceso de transferencia de I+D que permita disminuir el impacto de dichas patologías a nivel empresarial, dentro de las compañías que integran el sector. “Tenemos una fase muy de investigación, pero luego muchos de los resultados que obtengamos los tenemos que hacer transferibles a la industria”, apunta la responsable del departamento de Biotecnología y Salud, insistiendo en que lo más importante “es poder difundirlo”. “Que la industria lo conozca y que a su vez sea replicable”.