Hay ocasiones en las que uno cobra protagonismo sin buscarlo. De repente la totalidad de los focos apuntan a ti cuando has estado toda tu vida en el anonimato y nunca has buscado un ápice de fama, simplemente dedicarte a lo profesional y lo personal que te rodea de la mejor forma posible.
Algo similar es lo que le ha ocurrido al párroco de la Iglesia de la Divina Pastora en las últimas horas. A decir verdad, es algo que le ha pasado al conjunto del municipio andaluz desde que el pasado viernes el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, justificara su beso sin consentimiento a la futbolista Jenni Hermoso y anunciara que se dirigiría a la localidad que le ha visto crecer en busca de un remanso de paz en el que, entre otras cosas, jugaría un partido de fútbol con los amigos que allí conserva.
Muchos flashes se movieron en ese momento a la ciudad granadina -no todos, ya que eran muchos los puntos a cubrir para poder ofrecer la información completa de lo que iba pasando- con el objetivo de captar lo más destacado de un encuentro que finalmente no se disputó, así como de otros aspectos que podían ser de interés.
Sin embargo, desde el pasado lunes, los periodistas se amontonan en la puerta de la iglesia de la Divina Pastora tras conocer que la madre del máximo responsable del balompié en nuestro país se había atrincherado en ella y declarado en «huelga de hambre» junto a su cuñada hasta que la exjugadora del Atlético de Madrid dijera «la verdad».
La situación sigue tensa ante la convicción de una mujer que, dice, no le importa incluso morir hasta que se haga lo que ella -en contra de la mayoría social- considera justicia y se pare la «cacería inhumana y sangrienta» contra el líder del fútbol español, ahora suspendido «provisionalmente» por la FIFA.
Según informa la agencia EFE, ambas se encuentran en buen estado, han pasado la noche en «dentro de lo que cabe» y pretenden mantener el encierro de manera indefinida.
El párroco está «desbordado»
ElPlural.com no ha sido capaz de ponerse en contacto con el templo religioso, pero sí ha podido saber por fuentes de otras iglesias de Motril que el cura de La Victoria «está desbordado» ante un hecho que «desde luego, no se esperaba».
«Ha dicho a los compañeros que no den el teléfono (…) Se encuentra bien, anímicamente fuerte, pero desbordado», lamenta la persona contactada por este medio. «Hay un montón de cámaras en la puerta de la iglesia, un montón de periodistas», relata antes de concluir que «está agobiado».
Preguntado sobre si se mantendrán los actos religiosos programados, cuenta que no lo sabe, pero que cree que sí. «Él dijo que se mantendrían», señala. Sobre el futuro de la mujer dentro de la iglesia, apunta que desconoce igualmente qué va a pasar, aunque una de las posibilidades podría pasar por elevar la cuestión a los responsables territoriales para solventar algo que está siendo desagradable.
Así lo demuestra también la persona que nos descuelga el teléfono desde otro de estos lugares. «¿Qué quería?», pregunta con voz nerviosa. «Soy una empleada y aquí no hay nadie para eso«, solventa con voz que vendría a reflejar, aunque no lo menciona directamente, el hartazgo para con lo que está teniendo lugar entre las cuatro paredes.
Manifestaciones
El pasado lunes coincidían varias manifestaciones por el ‘caso Rubiales’. La mayoría de ellas obedecieron a una marea morada que tiñó de rabia las calles de varios lugares del mapa, entre ellos Madrid, aunque en Motril se desarrolló una concentración contra el «linchamiento» que algunos vecinos, apuntan, está sufriendo el exfutbolista.
La familia
La familia del hombre del momento parece aferrarse a una realidad paralela, y es que no solo la progenitora de Luis Rubiales se ha pronunciado -también verbalmente-, sino que el padre pide a su entorno que no se desmoralice, tal y como muestra un audio al que ha tenido acceso ElPlural.com. El que fuera alcalde de Motril y se viera salpicado por el caso de los ERE de Andalucía dice que todo está controlado de puertas hacia dentro.
Otra de las que ha hablado ha sido la prima de Rubiales, quien ha instado asimismo a Jenni a decir «la verdad». «Hay un acoso y derribo que no es justo. Su madre, que es una persona muy creyente, se ha refugiado en Dios«, refrendaba.
«Su familia estamos sufriendo muchísimo por él. No nos parece justo lo que está pasando. Se le ha juzgado antes de tiempo. No nos parece normal, queremos que nos dejen en paz», añadía a la vez que apelaba a las ‘pruebas’, entendiendo como tal «audios» y «vídeos», pruebas audiovisuales que, precisamente, contradicen la versión ofrecida por el presidente de la Federación.