Después de un verano de progresos pírricos en el campo de batalla, donde cada kilómetro reconquistado se está pagando con ríos de sangre, las fuerzas ucranianas anunciaron el lunes la toma de una pequeña localidad en el frente de Zaporiyia, bastante más importante por su ubicación geográfica que por su peso demográfico. La viceministra de Defensa, Hanna Maliar, confirmó la “liberación” de Robotine, una aldea situada unos kilómetros al sur de Orijiv, donde las fuerzas de ocupación rusa habían concentrado un importante contingente de tropas. La reconquista de la población ha servido a los militares ucranianos para romper la primera línea defensiva rusa, la oportunidad que llevaban semanas persiguiendo para dar nuevos bríos a su contraofensiva y aplacar el desánimo que crece en el país por sus escasos progresos.
Robotine está una de las rutas que conducen hasta el mar de Azov, uno de los objetivos de la contraofensiva que arrancó a principios de junio y que aspira a partir en dos el corredor territorial que une las conquistas rusas en Ucrania. Para conseguirlo, los militares de Kiev tendrían que llegar hasta Melitopol o Berdiansk, situadas a unos 60 y 100 kilómetros respectivamente de Robotine, por la que pasa uno de los ejes de la contraofensiva local. “No vamos a detenernos aquí”, dijo a Reuters uno de los comandantes que ha liderado a los soldados ucranianos en la toma de la población. “La próxima parada es Berdiansk. Les he dejado claro a mis soldados que nuestro objetivo no es Robotine, sino el mar de Azov”. Mucho más cerca tienen la pequeña ciudad de Tokmak, un importante nudo logístico y ferroviario para las tropas rusas, situado a tan solo unos 30 kilómetros de distancia.
Robotine es la primera localidad recuperada por las fuerzas locales en las últimas dos semanas, un hecho que ilustra las enormes dificultades que están teniendo para penetrar las intrincadas defensas rusas. La inferioridad aérea ucraniana, los retrasos en las entregas del armamento occidental y, sobre todo, las profusas defensas rusas son algunos de los elementos que explican las complicaciones de Kiev para recuperar territorio en esta fase crucial de la guerra, un año y medio después de que Vladímir Putin ordenara la invasión a gran escala de su país vecino. Esas defensas incluyen hasta tres líneas separadas entre sí y sembradas de campos de minas, fosos antitanque, atalayas militares o conos de hormigón.
Sangrienta, larga y difícil
La semana pasada, el jefe del Estado Mayor de Estados Unidos, Mark Milley, explicó en una entrevista que las fuerzas ucranianas han logrado penetrar la primera de las tres líneas defensivas rusas en varios puntos del frente. “Específicamente en los ejes de avance por los que están atacando ahora”, dijo a un medio jordano. Milley no se quiso pronunciar sobre las perspectivas de la contraofensiva, pero sí dijo que hasta ahora está siendo “muy sangrienta, lenta, larga y difícil”. De acuerdo con ‘The Guardian’, Washington lleva algunas semanas presionando a su aliado para que concentre todos sus esfuerzos en el sur y se olvide de otros puntos del frente como Bajmut, la martirizada localidad oriental del Donbás, donde también tratan de recuperar territorio las fuerzas ucranianas.
Los mandos militares ucranianos consideran que la primera línea defensiva rusa, ahora superada en puntos como Robotine, es la más tupida, peligrosa y compleja de superar, según fuentes citadas por Reuters. Lo que no significa necesariamente que el avance vaya a ser más fácil de lo que ha sido hasta ahora. Los vehículos de desminado que reclaman desesperadamente los zapadores locales están llegando a cuenta gotas y la superioridad aérea rusa está imponiendo un altísimo precio a cada metro recuperado por Kiev. La escasez de accidentes geográficos en el sur del país complica también muchísimo el avance ucraniano, como relataba este fin de semana un soldado en las redes sociales.
Ataque sobre una base militar rusa
“Se ha hablado mucho de las fortificaciones y de los campos de minas. Pero hay más. Cada arboleda ha sido arrancada. En un tramo de la autovía hasta Mariúpol, se han erigido fortificaciones antitanque. No solo hablamos de trincheras, sino de un sistema entero de escondites, trincheras y hasta túneles subterráneos en algunos lugares”, escribió el soldado Oleksandr Solonko.
Entre tanto, Kiev insiste también en golpear la retaguardia. Según varios medios ucranianos, drones operados por sus servicios de inteligencia atacaron el domingo una base militar rusa en la región de Kursk. Esas mismas fuentes sostienen que cuatro cazas Su-30 y un Mig-29 fueron destruidos o quedaron seriamente dañados en el ataque.