Casi 13 millones de litros de agua sobre las llamas, 1.500 profesionales y voluntarios desplegados para extinguir el fuego y atender a los evacuados –llegaron a ser 13.000–, un esfuerzo de los equipos contraincendios que consumió las mismas calorías cada día que las de un ciclista en una etapa del Tour de Francia, temperaturas de más de 450 grados, columnas de humo de más de seis kilómetros, 12 municipios afectados de 31 que tiene la Isla… Son las cifras del megaincendio que ha causado graves daños a una de las joyas naturales de las Islas, la Corona Forestal, y que ya se encuentra controlado.
12.000-10.000 hectáreas afectadas
La superficie afectada por el incendio forestal es de 14.700 hectáreas, en un perímetro de 90 kilómetros. Es el último dato oficial facilitado por el operativo de emergencias después de que el pasado jueves el fuego se diera por estabilizado, que no extinguido. En realidad, el dato de las hectáreas será revisado a la baja, como ocurre en todos los incendios, una vez que se hagan cálculos más precisos. Es probable, según los expertos consultados, que la cantidad final no suba de las 12.000 hectáreas, lo que no quita un ápice de gravedad a un megaincendio que ha tenido una gran capacidad destructiva. El sistema satelital europeo Copernicus, una de las herramientas que utiliza el dispositivo, cifra en 10.957 hectáreas la superficie quemada.
40%: Porcentaje de superficie arrasada por las llamas
No toda la superficie del área afectada ha quedado completamente calcinada. Dentro del propio perímetro, hay zonas que se han salvado, otras que han quedado parcialmente afectadas y otras que están completamente calcinadas. Estas últimas representan al menos el 40% del total, según las estimaciones del tinerfeño Federico Grillo, director técnico de Emergencias del Cabildo Gran Canaria e incorporado como experto en este tipo de desastres al operativo de Tenerife. Si se aplica este porcentaje y la reducción de hectáreas afectadas a 12.000, han quedado arrasadas 4.800 hectáreas, superficie equivalente a 5.500 campos de fútbol. Esto supone el 10% del Parque Natural de la Corona Forestal, el mayor espacio protegido de Canarias (46.000 hectáreas). Asimismo, se ha quemado completamente el 9% de la masa forestal de la Isla y el 2,3% de todo el territorio insular.
El tercer peor incendio del siglo XXI en Canarias
El incendio de Tenerife ha tenido una voracidad sin precedentes en la historia de Canarias, según han destacado repetidas veces autoridades y expertos. Algunos incluso han señalado que es el peor de los últimos 40 años. Pero en número de hectáreas afectadas no es el primero; es concretamente el tercero de este siglo XXI. El primero fue el ocurrido en Tejeda (Gran Canaria) en 2007 que afectó a un área de 18.673 hectáreas. Ese mismo año se registró el segundo, el declarado en Los Realejos, que también afectó a la Corona Forestal de Tenerife, y que se saldó con 16.821 hectáreas. El que todavía no se ha extinguido en Tenerife quedaría relegado a la cuarta plaza si en el balance final la superficie quemada fuera inferior a las 8.499 que ardieron en 2019 en Valleseco (Gran Canaria), extremo que parece muy improbable. En quinto lugar está el fuego que quemó los montes de Adeje y Vilaflor en 2012, en concreto 6.512 hectáreas. En cuanto a daños a personas, el peor de la historia de las Islas es el ocurrido en septiembre de 1984 en el Roque de Agando (La Gomera). Sólo quemó 900 hectáreas pero perdieron la vida 20 personas por un cambio brusco de viento, entre ellas Francisco Afonso, que era gobernador civil de la provincia tinerfeña, lo que sería hoy el delegado del Gobierno central.
20
El peor incendio del año en España
Si se parte de la cifra provisional de 14.700 hectáreas, el incendio originado en los altos de Arafo sería el peor de este año en España. Todo dependerá del balance final. En el ranking provisional quedan por detrás el desastre de Pinofranqueado (Cáceres), en el que ardieron en mayo 10.843 hectáreas; el de Valdés (Asturias), que quemó 9.922 hectáreas, y el de Puebla de Arenoso (Castellón), que afectó a 4.604 hectáreas. Estos dos últimos se produjeron en el mes de marzo.
6 kilómetros de las columnas de humo
Las enormes columnas de humo fueron una de las características que convirtieron a este desastre en algo nunca visto antes en el Archipiélago. Llegaron a superar los 6 kilómetros de altura, lanzando pavesas (restos incandescentes o humeantes) y cenizas a largas distancias. En los primeros días, los restos vegetales calcinados llegaron a las costas de Arafo, Candelaria, El Rosario y Santa Cruz de Tenerife, acumulándose incluso en el mar.
12.776.900 litros de agua sobre las llamas
Los helicópteros e hidroaviones realizaron en 11 días de lucha contra el fuego 7.022 descargas de agua, lo que supone un total de 12,7 millones de litros de agua dulce y salada, el líquido que contienen cinco piscinas olímpicas. En el dispositivo aéreo desplegado para luchar contra las llamas llegaron a participar 25 medios, entre ellos cinco hidroaviones del Grupo 43 del Ejército del Aire y un helicóptero Kamov con capacidad para 4.500 litros. De todos ellos, dos helicópteros se dedicaron a labores de control y coordinación.
27
600.000 toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera
Los incendios son grandes generadores de contaminación. El de Tenerife expulsó durante los 10 días en los que las llamas estuvieron activas 600.000 toneladas de CO2. Para hacerse una idea de la magnitud de este dato, es lo que emiten de contaminación los tubos de escape de 140.000 coches nuevos en un año. El problema medioambiental no solo radica en el CO2 que expulsan a la atmósfera las grandes columnas de humo, sino también en la contaminación que el monte calcinado deja de absorber. De esta manera, los pinares de la Corona Forestal tinerfeña dejarán de retirar de la atmósfera un millón de toneladas de CO2 en los próximos 15 años, que es el tiempo estimado para que estos pinares vuelvan a comportarse, con su recuperación, como antes del fuego.
1.500 profesionales y voluntarios desplegados por la Isla
Más de 1.500 personas, entre profesionales y voluntarios, se desplegaron por la vertiente norte y sur de la Corona Forestal para atender la emergencia, entre brigadas forestales, bomberos, coordinadores, personal de logística, cuerpos de seguridad, y pilotos y mecánicos de los helicópteros y los aviones. En este enorme operativo también se cuentan los voluntarios de Cruz Roja, Protección Civil o los colegios de Veterinarios y Psicólogos. O también el personal de los 12 ayuntamientos afectados.
6.000 kilocalorías que consume un bombero forestal
El esfuerzo físico que tienen que desplegar los bomberos forestales en la primera línea de los incendios es descomunal. Tanto que en una sola jornada, un miembro de Brigada Forestal del Cabildo de Tenerife (Brifor) puede consumir 6.000 kilocalorías, es decir, las mismas que quema un ciclista en una etapa del Tour de Francia, una de las competiciones deportivas profesionales más exigentes del mundo.
Los bomberos consumieron las mismas kilocalorías que un ciclista en una etapa del Tour
450 grados que se alcanzan en los puntos más calientes
Los bomberos forestales tienen que enfrentarse a unas duras condiciones en su lucha contra el fuego. Las del incendio de la Corona Forestal fueron especialmente hostiles, sobre todo por los espacios escarpados e inaccesibles por donde transitaron las llamas y la falta de visibilidad por el intenso humo. A esto se añade el que pudo ser el peor rival para todos: las altas temperaturas. En los puntos más calientes del incendio los termómetros superaron los 450 grados centígrados y en las líneas de lucha en los diferentes frentes las brigadas forestales estuvieron a temperaturas que llegaron a superar los 60-70 grados. A esto hay que añadir que el fuego se desarrolló en la tercera ola de calor que sufría Canarias este verano, con temperaturas superiores a los 30 grados centígrados.
17-20 kilos que pesan los equipos de los bomberos forestales
Al gran esfuerzo físico y las adversidades se suma que cada bombero forestal carga con equipos que pesan entre 17 y 20 kilos debido a todo el material que deben llevar en su complicada tarea. La ropa y el calzado son aparatosos al ser resistentes a las llamas. Pero, además, estos profesionales que plantan batalla cara a cara al fuego llevan cascos, guantes especiales, protecciones respiratorias, gafas resistentes, sistemas de comunicación o herramientas para arrancar hierbas, excavar zanjas y cortar cuando se crean líneas de fuego. Los hay que llevan más peso al incorporar herramientas específicas como las que se utilizan para los fuegos técnicos o quemas controladas.
6-7 litros de agua al día que beben los bomberos en los frentes
Cada miembro de las brigadas forestales bebe mucha más agua que cualquier persona con condiciones normales por los altos índices de deshidratación a los que están sometidos en medio de altísimas temperaturas. Cada uno puede consumir entre 6 y 7 litros en una misma jornada, tal y como reveló el tinerfeño Federico Grillo. Para recuperarse en plena faena, eligen preferentemente las barritas energéticas, y nada más acabada la jornada, productos que estén fríos, preferiblemente a comida caliente.
Del total de la superficie afectada, el 40% quedó completamente calcinada
3-6 kilos que pierde cada bombero forestal en un solo día
Cada bombero forestal pierde una media de entre 3 y 6 kilos de peso en cada jornada por el trabajo duro y las condiciones extremas a las que se tiene que enfrentan en un megaincendio como el declarado el martes 15 en los altos de Arafo. Lo mismo que un piloto de Fórmula 1 en un gran premio. Por convenio y en base a razones de seguridad y prevención, ninguno de los miembros de los operativos contraincendios puede estar más de 12 horas seguidas trabajando en un mismo día. De ahí que en el caso de las brigadas forestales, se establezcan equipos por turnos.
1.400-1.600 euros de sueldo medio al mes de un bombero forestal
Entre 1.400 y 1.600 euros. Es el sueldo mensual neto que percibe un bombero forestal de media sin cargos de responsabilidad, ni complementos, ni antigüedad. Se requiere la educación básica y unas buenas condiciones físicas, además de cursos de especialización. Es importante destacar que este trabajo requiere de una gran dedicación y sacrificio. Los bomberos forestales deben estar preparados física y mentalmente para afrontar situaciones de emergencia en condiciones extremas, como se han expuesto antes. Además, su labor exige largas jornadas laborales y disponibilidad total en las campañas. Otra consideración importante es la formación y la capacitación. Para convertirse en bombero forestal, es necesario recibir una formación especializada y mantenerse actualizado en técnicas de combate de incendios y manejo de equipos. Esto implica una inversión de tiempo y recursos.
A pesar de los peligros y las exigencias de este complejo trabajo, ser bombero forestal es una vocación detrás de la cual está la protección del medio ambiente. Su dedicación y compromiso son clave para la conservación de la biodiversidad en los montes. Se diferencian de los bomberos urbanos en el tipo de siniestros a los que deben hacer frente. No obstante, en el incendio de Tenerife también se contó con los bomberos de ciudad y con bomberos voluntarios.
El fuego emitió la contaminación equivalente a la de 140.000 coches en un año
50.000 euros de coste de un operativo contraincendios cada hora
Un dato fundamental que pasa desapercibido cuando se produce un gran incendio es el coste de la extinción. Es muy caro. Hay que mover a los equipos, surtir de combustible los diferentes medios –tanto terrestres como aéreos–, cubrir otros gastos elementales para mantener a todo el personal, pagar los complementos estipulados en los convenios, la utilización de medios tecnológicos o de determinadas instalaciones de apoyo… En general, en España se estima que la extinción de un fuego cuesta unos 50.000 euros cada hora en el periodo de mayor apogeo de las llamas, que en el de Tenerife se extendió durante 10 días. Cada día cuesta 1,2 millones de euros de media contando con todos los gatos para permitir la operatividad de todos los servicios que se movilizan.
453 microgramos por metro cúbico de partículas en el aire
Uno de los factores que distinguen a este gran incendio de otros ocurridos en Canarias es que entró en juego una variable que tiene que ver con la salud: la calidad del aire. Las enormes columnas de humo provocaron un aire irrespirable en el Norte y el Sur dependiendo de la dirección del viento. Los valores llegaron a ser de entre 200 y 453 microgramos por metro cúbico de partículas de menos de una micra en la estación situada en Balsa de Zamora-Los Realejos. Las concentraciones también fueron altas en el Sur, donde la unidad móvil de Arafo llegó a registrar hasta 98 microgramos por metro cúbico. Para este tipo de micropartículas de los incendios, denominadas PM1, no existe en las normativas nacionales e internacionales un mínimo a partir del cual se deban tomar medidas. Pero un dato sirve para entender cómo se dispararon los niveles: lo normal es que haya entre 5 y 6 microgramos por metro cúbico. Es decir, los niveles en el incendio fueron 60 veces superiores a los habituales.
0 víctimas y viviendas afectadas
Que un incendio de esta magnitud se haya saldado sin ninguna persona herida ni ninguna vivienda afectada se puede considerar como un milagro. Es el principal éxito logrado por todas las personas que lucharon contra las llamas en todos los frentes.