La posibilidad de vida en Marte ha sido objeto de intenso escrutinio. Hace cinco décadas, investigaciones preliminares insinuaron su existencia, aunque con un posible desenlace devastador.

NASA y el programa Viking: buscando vida en Marte

Antes de la misión Curiosity, dos módulos de aterrizaje jugaron un rol crucial. El programa Viking, iniciado en 1975, proporcionó no solo vistas panorámicas del paisaje marciano, sino análisis biológicos detallados del suelo marciano, buscando signos de vida.

Estas sondas transformaron el entendimiento científico sobre la presencia de agua en Marte. Revelaron formaciones geológicas compatibles con grandes flujos de agua, desde vastos canales fluviales hasta evidencias de marejadas catastróficas.

Notablemente, características similares a impactos en terrenos fangosos y laderas de volcanes comparables a los de Hawai, sugirieron antiguas precipitaciones marcianas.

Experimentos y resultados: contradicciones en la detección de vida

Los módulos de aterrizaje llevaron a cabo tres experimentos diferenciados. Uno de ellos sugirió procesos metabólicos, mientras que los otros no detectaron compuestos orgánicos, generando especulaciones sobre posibles reacciones químicas abióticas.

El hallazgo de materiales orgánicos fusionados con cloro, posiblemente contaminantes de la Tierra, complicó las interpretaciones. Otro experimento involucraba agua con nutrientes y carbono-14, esperando que microorganismos consumieran y liberaran gas radiactivo.

A pesar de señales iniciales prometedoras, los resultados no fueron consistentes. Las expectativas de que las bacterias aumentaran la producción de gas con más nutrientes no se materializaron en pruebas sucesivas.

Perclorato: ¿Un catalizador para reacciones abióticas?

Según el portal “iflscience”, el perclorato, comúnmente utilizado como propulsor de cohetes, podría ser el culpable de resultados inconsistentes. Su presencia podría haber interferido con el procesamiento de nutrientes en los experimentos.

El perclorato, al interactuar con otros elementos, puede generar reacciones que mimetizan signos de actividad biológica, creando así ambigüedades en los resultados experimentales.

El entorno marciano y la química involucrada en estos experimentos son complejos, lo que resalta la necesidad de metodologías experimentales rigurosas y controles adecuados.

Una teoría alternativa: el papel del agua en la erradicación de bacterias

El profesor Dirk Schulz-McKoch, de la Universidad Técnica de Berlín, propone una hipótesis alternativa. Sugiere que la introducción de agua en los experimentos pudo haber erradicado inadvertidamente las bacterias en cuestión.

La introducción de cualquier elemento extraño en un ecosistema potencialmente frágil, especialmente en un entorno tan hostil como Marte, podría tener implicaciones no anticipadas. Es fundamental considerar cada variable al interpretar datos en astrobiología.

Bacterias Extremófilas y Vida Marciana

En contextos extremos, la vida terrestre demuestra una resiliencia sorprendente. Un claro ejemplo es el de las bacterias que habitan en las rocas salinas y que extraen humedad del aire. Sin embargo, sumergir estas bacterias en agua podría resultar catastrófico, lo que podría ser una pista sobre la ausencia de detección de gas radiactivo tras inyecciones de nutrientes adicionales.

Este fenómeno fue abordado en la revista BigThink en junio, donde se cita que “sumergir estas bacterias en agua podría resultar fatal”. Tal dato sugiere una adaptación similar en organismos potencialmente detectados en Marte.

La propuesta de que la vida marciana podría contener peróxido de hidrógeno en sus células fue presentada anteriormente por el profesor Schultz-McKoch. Su estudio de 2007 esclarece las ventajas de dicha configuración para la vida en el Planeta Rojo: un punto de congelación bajo, una fuente de oxígeno e higroscopicidad.

La Hipótesis del Peróxido de Hidrógeno

La consideración de la incorporación del peróxido de hidrógeno en células marcianas puede ofrecer explicaciones a resultados experimentales previos. El profesor Schultz-McKoch sugiere: “Si consideramos la hipótesis de que la vida marciana evolucionó para incorporar peróxido de hidrógeno en sus células, podría dilucidar los resultados de los experimentos del programa Viking”.

En un tono jocoso, Schultz-McKoch agrega que el espectrómetro de masas del cromatógrafo de gases calentó las muestras antes de analizarlas. Así, “si las células marcianas contenían peróxido de hidrógeno, esto podría haber resultado fatal. Además, podría haber desencadenado una reacción entre el peróxido de hidrógeno y las moléculas orgánicas, generando una cantidad considerable de dióxido de carbono, precisamente lo que detectó el dispositivo”.

Esta interacción puede ser clave para entender las mediciones realizadas en Marte y su relación con posibles trazas de vida.

Encuentro y Pérdida de Vida Marciana

La teoría, aunque aun en el ámbito de la especulación, sugiere una narrativa impactante: la humanidad pudo haber descubierto vida en Marte hace casi medio siglo y, sin darse cuenta, acabó con ella poco después de su identificación.

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