La crisis energética y la convulsión geopolítica provocada por la invasión militar rusa sobre Ucrania provocaron como consecuencia directa una histórica escalada de los precios de la energía y también un terremoto comercial por el plan de choque de Europa para cortar su dependencia energética de Rusia y por el cruce de sanciones económicas y embargos.
Los impactos más visibles de la crisis han sido las tensiones de precios y de suministro del gas natural (y de manera subsidiaria de la electricidad) y del petróleo (impactando a los carburantes). Pero también se ha vivido una sacudida histórica en el caso del carbón, alcanzando récords disparados de precios y con los países europeos comprando carbón por todo el mundo para sustituir el carbón ruso tras el bloqueo decretado por Bruselas. Hasta entonces cerca del 70% del carbón importado por los estados miembros procedía de Rusia.
Con todos los actores adaptándose al nuevo escenario energético internacional y con el carbón ruso vetado, España ha tomado posiciones como centro de recepción y de reventa de este mineral a otros países. Las reexportaciones de carbón desde España se multiplicaron por seis en el primer semestre de este año, hasta alcanzar los 564 millones de euros desde los 92 millones del mismo periodo del pasado ejercicio, según los últimos datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Y eso después de que durante el año pasado, en lo peor de la crisis energética y con los precios internacionales a momentos desbocados, los envíos internacionales de carbón desde puertos españoles ya se cuadruplicaran, hasta alcanzar los 511 millones desde los 120 millones del 2021 previo a la guerra en Ucrania.
Los registros de la Secretaría de Estado de Comercio reflejan los ingresos generados por las exportaciones de carbón, pero no el volumen del material revendido. Actualmente, la cotización del carbón en el mercado de referencia para Europa se sitúa en el entorno de los 120 dólares por tonelada, y durante todo el año pasado los precios fueron superiores y alcanzaron un pico histórico de 485 dólares en marzo, a los pocos días de iniciarse la invasión de Ucrania. Los ingresos por reexportaciones para España superan este año sólo hasta junio todo lo conseguido el año pasado, lo que muestra que el volumen de mineral enviado a otros países es mucho mayor.
El bloqueo y la reventa
Hace justo un año -el 10 de agosto de 2022- entró en vigor el veto definitivo de la UE a las importaciones de carbón ruso como parte de las medidas de presión económica al Kremlin para cortar las vías de financiación de la invasión militar sobre Ucrania y tras una moratoria de 120 días para permitir que se ejecutaran contratos de compra firmados previamente.
Países de todo el mundo –sobre todo Australia, Indonesia y Sudáfrica, los tres mayores productores del mineral– han incrementado desde entonces sus exportaciones carboneras a Europa para cubrir el agujero ruso y satisfacer el repunte generalizado de la demanda de hulla como combustible, ante el encarecimiento desorbitado del gas.
En estos contextos, los puertos españoles se han convertido en almacenes a los que llegan envíos de carbón de todo el planeta, los cuales después vuelven a cargarse en enormes buques para exportarlos a múltiples destinos. Las ventas crecientes a otros países desde España son enteramente reexportaciones de producto procedente de otros orígenes, dado la nula producción carbonera de España -sólo hay un pozo efectivamente productivo- tras el cierre en bloque de lo que quedaba de minería de carbón en España a final de 2018.
Las importaciones de carbón de España cayeron un 24% entre enero y junio de este año, hasta los 985 millones de euros. Unas cifras que se comparan con las compras disparadas durante el pasado año, que alcanzaron un récord de 3.012 millones de euros con la cotización internacional por las nubes, lo que supuso más que triplicar los menos de 921 millones de 2021.
Asturias como gran ‘hub’
En este nuevo contexto al que se ha posicionado España, es Asturias la que con mucha diferencia se ha colocado como gran centro nacional de la reexportación a otros destinos, concentrando tres cuartas partes de toda la actividad de envíos. En el primer semestre de este año, la reventa de carbón procedente de Asturias generó unos ingresos de 431,5 millones de euros, casi un 500% más que el año anterior y acaparando el 76,5% del total de las exportaciones nacionales, según los últimos datos de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei),
En la primera mitad del año pasado, las ventas de carbón de hulla, el coque y las briquetas –bloques de biocombustibles en forma de cilindro o ladrillo– generaron 72,1 millones y supusieron apenas el 2,3% de las exportaciones totales del Principado. Entre enero y junio de este año las reexportaciones carboneras concentran el 13% del total de comercio regional con el exterior.
La balanza comercial asturiana del primer semestre refleja el notable incremento de las importaciones carboneras de países como Sudáfrica (con un espectacular repunte de más del 2.000%, pasando de 7 a 153 millones), Vietnam (con un aumento del 991%), Japón (541%), Egipto (454%), Corea del Sur (425%), India (217%) o Indonesia (181%). Por cuantía económica, el principal importador en Asturias (no sólo de carbón, sino de todas las mercancías en general) fue Australia, con productos valorados en 374,5 millones, un 31% más que hace un año. A continuación figuró Alemania, también con una subida del 31%, hasta los 221,8 millones.
Estos cargamentos se redirigieron posteriormente desde Asturias hacia otros países. Algunos en los que hubo especiales aumentos en comparación con el año pasado fueron Indonesia (con una variación de más del 1.800%, de unos testimoniales 925.000 euros a 17,7 millones), Croacia (410%), Marruecos (342%), Finlandia (145%) o India (127%). En términos absolutos, los principales destinatarios del conjunto de mercancías de Asturias fueron Alemania, Italia y Francia.