Investigadores chinos analizan la influencia climática de la meseta tibetana, conocida como el “tercer polo”, y sus repercusiones en la dinámica atmosférica global.

Introducción al “Tercer Polo” y su Significación Geofísica

La meseta tibetana, estratégicamente posicionada entre Asia meridional, central y oriental, ejerce una influencia significativa en la circulación del aire y el clima regional. Este dominio topográfico, conocido como el “tercer polo” (TP) de la Tierra, resalta por sus glaciares monumentales, suelo permafrost y acumulación de nieve.

Actuando como fuente de caudales fluviales significativos, entre ellos el Ganges, Indo, Mekong, Yangtsé y Amarillo, el TP desempeña un papel hidrológico crucial, supliendo agua al 40 % de la población global. Además, modula la dinámica atmosférica, tanto a nivel local como a escalas más amplias.

Desde una perspectiva climatológica, el TP funciona como un corredor para la transferencia vertical de partículas y contaminantes, conectando niveles bajos y altos de la atmósfera.

Alteraciones Climáticas en el tercer polo y sus Consecuencias Globales

La investigación, divulgada en Reviews of Geophysics y evaluada por Eos de la Unión Geofísica Americana, indica que el clima de la meseta está en transición: evidenciando incrementos en temperatura y humedad.

Estos cambios térmicos e higrométricos han inducido fenómenos tales como la fusión glacial, el deshielo del permafrost y una proliferación vegetal. En paralelo, la intensificación de la humedad ha generado una expansión notable en la cantidad de lagos de gran envergadura debido al aumento pluviométrico.

Estos cambios no solo afectan el clima local, sino que ejercen influencia en fenómenos meteorológicos de amplio alcance, como el monzón asiático estival, y modulan corrientes oceánicas incluso distantes.

Implicaciones del Calentamiento del tercer polo en Sistemas Climáticos

Las proyecciones sugieren que la meseta continuará experimentando una tendencia de incremento térmico y pluviométrico a lo largo del siglo XXI. Este calentamiento del TP tiene ramificaciones significativas en la dinámica atmosférica y oceánica global.

Un punto crucial es el papel del TP en potenciar el monzón asiático, que redistribuye contaminantes en la atmósfera, facilitando su dispersión en altitudes elevadas. Adicionalmente, las variaciones térmicas del TP desencadenan movimientos atmosféricos que influyen sobre sistemas de corrientes oceánicas.

Es imperativo, por tanto, comprender en profundidad los patrones climáticos del TP y cómo estos cambios térmicos podrían repercutir en el clima global.

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