España cumplió de forma brillante en su estreno en el Mundial en el que defiende corona. Fue un estreno más que positivo. Por la forma en la que consiguió la victoria frente a Costa de Marfil, un rival lejos de su potencial, al que le pasó por encima, (94-64); por las sensaciones que transmitió como bloque y por el protagonismo, por momentos, de varios jugadores, especialmente de Willy Hernangómez, autor de 22 puntos en 21 minutos, el jugador que rompió el encuentro en el segundo cuarto con unos minutos espléndidos, y que se encargó de liderar al grupo de Scariolo, que este lunes afrontará su segundo encuentro frente a Brasil.
Los primeros pasos en el Mundial suelen ser titubeantes. Presión y ciertas dudas suelen ser normales. Y el primer cuarto de la selección dejó entrever que estaba de estreno y necesita algo más de rodaje, aunque no tardó demasiado en conectarse. Una salida arrolladora de los hermanos Hernangómez, dominadores en los dos tableros, disparó el marcador (9-0). Pero después del inicio explosivo, Costa de Marfil confirmó que ya no hay equipos ante los que se puede bajar la guarda.
El despliegue de energía, el físico y la explosividad de sus jugadores les permitió recuperar sensaciones y engancharse de nuevo al encuentro (18-14, m. 7). Tuvo que recurrir Scariolo a su quinteto defensivo (Díaz, Llull, Rudy, Aldama y Garuba) para devolver la seriedad a los esquemas de su equipo y recuperar el control del partido. Siempre hay que volver al Abc cuando las cosas no van de cara. Necesitó el equipo poner más cuidado en el control del rebote, en limitar las pérdidas y también en mover mejor el balón para recuperar la brecha inicial y llevar la lógica al marcador (24-17, m 10).
Doce puntos consecutivos
En esa búsqueda de sensaciones, Scariolo se encargó de activar a todo el banquillo, con constantes rotaciones y exigiendo concentración desde la banda. El nivel de exigencia del técnico acabó por enchufar al grupo y por sacar su mejor imagen. El referente fue Willy Hernangómez, en su segunda rotación en pista.
El partido se movía en un intercambio de golpes que mantenía cierto equilibrio (30-26, m. 14), hasta que la selección empezó a conectar con el pívot madrileño, le generó espacios para que se impusiera en la zona, y este se adueñó del encuentro por completo. Con 12 puntos anotados de forma consecutiva, en la línea que ya le llevó a ser el MVP del último Eurobasket, Willy lanzó a España, que se fue hasta los 16 puntos de ventaja (44-28) en un visto y no visto y dejó encarrilado ya en desenlace en el descanso (53-34).
La aparición de Willy, además, sirvió para despejar las pocas dudas de la selección en su puesta en escena y también para enviar el mensaje a Costa de Marfil que no había ningún margen para la sorpresa. Tras los pasos del flamante fichaje del Barça varios jugadores se soltaron también en ataque, para tranquilidad de Scariolo, que sabe que necesitará un equipo totalmente conectado para pelear por una de las plazas de cuartos.
Como se esperaba, Abrines aportó su anotación desde la media distancia y también trabajo en defensa, hasta que Scariolo prefirió reservarlo después de sufrir una torcedura, que no parece preocupante. Juancho apareció cuando lo necesitó el equipo. Y a ese acierto exterior se sumó también Víctor Claver, un jugador que suele crecerse cuando viste la camiseta de la selección, y estuvo muy inspirado desde la línea del triple.
España además se nutrió de la energía que transmite Garuba cada vez que está en pista (12 puntos y 7 rebotes redondearon su estadística) y acabó por integrar a Santi Aldama y a Núñez, que acusaron por momentos su debut con la absoluta en un torneo internacional, en especial el jugador canario al que le costó arrancar, aunque ambos acabaron por sumar.