Los niños saharauis que viven en los campamentos de refugiados de Tinduf, en la hamada argelina, saben bien lo que significa eso de «refugio climático» de lo que se habla últimamente. En esa nada absoluta en la que residen, ese territorio pedregoso e infernal en el que se asientan los campamentos de refugiados, las temperaturas en verano rondan los 50 grados. Sin agua ni aire acondicionado que valga.

El alcalde de Langreo, Roberto García, con los niños saharauis que pasan el verano en el concejo. | D. O.


Así que los niños que viajan a Asturias todos los veranos dentro del programa «Vacaciones en paz» de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, se refugian del calor pero también de la guerra entre Marruecos y el Frente Polisario, reactivada hace tres años.

La vida en los campamentos saharauis en Argelia es una lucha constante. Lo definía ayer la langreana Laura Rodríguez, que lleva desde 2012 participando en el programa «Vacaciones en paz». La langreana los campamentos y reflexionaba que «cuando vienen los críos ves que tienen carencias pero cuando vas allí te das cuenta de que es otro mundo, ves la realidad, allí hay que tener suerte hasta para ser cabra».

Seis de los siete niños saharauis que pasan el verano en Langreo (una no pudo acudir por estar enferma) fueron recibidos ayer por la corporación municipal, encabezada por el alcalde, Roberto García (IU). Hubo poco de acto institucional y mucho de encuentro entre niños felices y mayores empeñados en hacerles la vida un poco más fácil. El alcalde hizo entrega a cada uno de ellos de una mochila en la que a buen seguro meterán regalos para sus familias cuando el próximo viernes regresen a sus casas.

Abdel Bari, de ocho años de edad, lo tenía claro. «Me llevo un coche para mi hermano, una tablet para mi prima y un móvil para mi madre». El crío, que vive en el campamento de Smara, pasó buena parte de la recepción bromeando sobre fútbol con el concejal de Obras, Pablo Álvarez, El niño confesó su pasión por el Real Madrid.

Abdel Bari tiene ganas de volver a casa apara ver a su familia. Es el segundo año que pasa el verano en Asturias y tiene muy claro qué es lo que más le gusta de esta tierra tan diferente a la suya. «Me gusta la playa, jugar e ir al parque», enlazaba sonriente y con en perfecto castellano.

Quien también habla un castellano magnífico es Lamila. Es el primer verano que pasa en Asturias pero no su primera vez en España. «Tengo una enfermedad y vengo a tratamiento a España», explicaba tímida. Ella vive en Bojador, otro de los campamentos saharauis en Argelia, y reconocía que echaba de menos a su familia. Ella no podrá volver el verano que viene porque la organización establece un límite de edad para los viajes de los niños.

Lorena Rodríguez ha acogido en once años a cinco niñas, todas de la misma familia. «La primera niña pasó con nosotros seis veranos, luego vino su hermana, luego la otra hermana y ahora tenemos dos niñas, es la tercera vez que hacemos una acogida doble», explicaba la Langreana.

La tesorera de la Asociación Asturiana de Amigos del Pueblo Saharaui, Belén Cueva, apuntó que en total han viajado a Asturias este verano 97 niños saharauis, una cifra baja comparada con los años prepandemia, cuando venían cerca de 200 niños. «Queremos volver a traer alrededor de 150 niños pero necesitamos el compromiso de las administraciones, el apoyo económico del Principado y de los ayuntamientos», subrayó.

El Ayuntamiento de Langreo es uno de los comprometidos con la campaña, tanto que dos concejales ya aseguraron ayer que el próximo puente de la Constitución viajarán a los campamentos de refugiados. Gelita Cuevas, concejala de Cultura, se lo anunció a la tesorera de la asociación. Será su primer viaje a un lugar «en el que la perspectiva te cambia para siempre», le dijo una de las responsables de la Asociación. Pablo Álvarez también mostró su interés por el viaje, «avisadme cuando lo tengáis, que me interesa mucho», confesó.

Por ahora podrán participar en la manifestación de este domingo en Gijón (12.00 horas) en la que se reclamará «Paz y justicia para el pueblo saharaui».