En la madrugada del 21 de agosto, un incidente crítico precipitó el estado de emergencia en las Fuerzas Aéreas de Corea del Sur. Una sirena penetrante resonó en todo el centro de mando, señal inequívoca de que un avión militar norcoreano transgredía los límites establecidos del espacio aéreo.

En una respuesta rápida y coordinada, los pilotos en espera embarcaron rápidamente en sus respectivos cazas, iniciando un exigente despegue. Una multitud de fuerzas aéreas, procedentes de cuerpos aéreos estacionados en todo el país, se desplegaron secuencialmente. En esta operación estratégica participaron aproximadamente diez aviones de combate, incorporando los F-35A, F-15K, KF-16 y FA-50 de quinta generación, en un asalto de largo alcance que neutralizó con éxito la presencia aérea del enemigo.

En medio de una importante actividad se encontraban los oficiales operativos del Batallón de Mando de Defensa Aérea y del Batallón de Defensa Antimisiles. Estos oficiales se encontraron ante un doble desafío cuando un avión enemigo y un misil de crucero aparecieron simultáneamente en su radar. El equipo de radar se centró en la trayectoria del misil de crucero, siguiendo diligentemente su trayectoria. Al mismo tiempo, los agentes de defensa aérea, utilizando Shingoong y Cheongung, persiguieron e interceptaron con éxito el avión enemigo.

El ejercicio de la UFS

El comienzo del ejercicio conjunto Ulji Freedom Shield [UFS], que se inició precisamente a las 00.00 horas del 21 de agosto, marcó el inicio del Ejercicio de Suministro de Defensa. Este ejercicio en particular es una respuesta estratégica a las avanzadas capacidades de incursión de las fuerzas aéreas adversarias.

El 23 de agosto, durante 20 minutos a partir de las 14:00 horas, el sonido resonante de una sirena de entrenamiento resonó por todo el territorio. Esta sirena, indicativa de un hipotético aviso de ataque aéreo, significaba el comienzo de un amplio ejercicio de entrenamiento de defensa civil. Este ejercicio, salvo en la ciudad de Seúl, se llevó a cabo en la mayor parte del país. Fue un acontecimiento notable, ya que era la primera vez que se realizaba un simulacro de este tipo en seis años, desde 2017.

El programa de entrenamiento, que duró apenas 20 minutos, incluyó una secuencia de actividades meticulosamente planificadas. Comenzó con la emisión de un aviso de ataque aéreo que duró aproximadamente 15 minutos. Le siguió un segmento de 5 minutos dedicado a la emisión de un aviso posterior y a la desactivación de la alerta inicial. A lo largo de este proceso, los ciudadanos demostraron una capacidad de reacción encomiable, ya que se trasladaron rápidamente a los refugios de defensa civil designados.

La hora H

En el hipotético contexto de un conflicto total con Corea del Norte, un plan operativo conocido como “OPLAN 5027” estipula una estrategia de respuesta global. Según este escenario, del día 21 al 31, Corea del Sur iniciará ejercicios conjuntos de entrenamiento militar en toda la nación, preparándose para la guerra inminente. Este ejercicio delinea un plan estratégico centrado principalmente en la defensa. Sin embargo, cabe preguntarse por las implicaciones si Corea del Norte instigara realmente acciones provocadoras.

Si las acciones de Corea del Norte se intensifican hasta un nivel que pueda clasificarse como provocación a gran escala, el comandante del Mando de Fuerzas Combinadas Corea del Norte-EE. UU. tendrá autoridad para asumir el mando operativo. Esta coyuntura crítica se declara abruptamente como la “hora H”, que simboliza el comienzo de la guerra.

Simultáneamente, la situación pasa de un estado de paz a uno de guerra inminente. En tan solo 10 minutos, el mando del componente de las Fuerzas Aéreas, bajo la jurisdicción conjunta de las fuerzas coreanas y estadounidenses, envía lo que se conoce como una orden de “hora F”. Este término designa el tiempo que tardan las municiones de un avión en alcanzar su objetivo. El principal objetivo de esta rápida respuesta es doble: en primer lugar, reducir el número de víctimas y proteger a las fuerzas aliadas de posibles daños, y en segundo lugar, lograr un rápido cese de las hostilidades, acortando así la duración de la guerra.

En caso de escalada de la crisis, el plan de acción prevé un ataque preventivo contra el mando militar norcoreano, así como contra unidades clave. Esta estrategia está diseñada para ser la precursora de una guerra total. La cuestión que se plantea, sin embargo, es si tal respuesta puede ejecutarse eficazmente bajo la presión de una situación de emergencia.

El Libro Blanco

Como se señala en el Libro Blanco, se observa una gran disparidad en la capacidad militar de ambas naciones en lo que respecta a sus fuerzas permanentes. El ejército norcoreano, con un número de tropas permanentes 2,56 veces superior al de su homólogo surcoreano, presenta una variación significativa en sus respectivas capacidades militares.

Si nos limitamos a considerar la escala, parecería que Corea del Norte tiene una ventaja numérica. Sin embargo, teniendo en cuenta la incesante entrada de armamento de última generación en el arsenal del ejército de la República de Corea [ROK], un número significativo de analistas coinciden en que el Sur posee una formidable ventaja en términos de sofisticación tecnológica.

El ejército permanente de Corea del Norte, con una dotación estimada de aproximadamente 1,28 millones de soldados, ha mostrado estabilidad en los últimos años, como corroboran los libros blancos publicados en 2018 y 2020. Esta consistencia contrasta fuertemente con la disminución del personal militar de Corea del Sur, que ha experimentado una reducción significativa de alrededor de 155.000 soldados en dos años, con lo que su total actual es de aproximadamente 500.000 desde el recuento anterior de 655.000,655.000.

Evaluado por condados, el poderío militar del Norte y del Sur es cuantitativamente distinto. El ejército del Norte, con 365.000 efectivos, se ve empequeñecido por la formidable fuerza del Sur, de 1,1 millones. La fuerza naval de las dos regiones presenta una discrepancia menos dramática, ya que la armada del Norte, incluidos los marines, cuenta con 70.000 efectivos, frente a los 60.000 del Sur. En cuanto a la fuerza aérea, el Norte cuenta con 65.000 efectivos, mientras que el Sur dispone de 110.000. Además, el ejército norcoreano posee una fuerza estratégica de aproximadamente 10.000 individuos, expertos en el manejo de misiles balísticos.

Los Tanques

Al examinar el arsenal militar de Corea del Sur y Corea del Norte, se observa que Corea del Sur posee aproximadamente 2.200 tanques, lo que supone aproximadamente la mitad del número de tanques de Corea del Norte, estimado en unos 4.300. Además, si se considera la cantidad de Yapo, el recuento de Corea del Sur es de aproximadamente 5.600, en contraste con los asombrosos 8.800 Yapo de Corea del Norte.

Otras disparidades se hacen evidentes cuando el foco de atención se desplaza hacia los lanzadores múltiples. En Corea del Sur, el número de este tipo de armas se estima en unos 310, una cifra que palidece en comparación con el extenso arsenal norcoreano de 5.500 lanzadores múltiples. El marcado contraste de estas cifras no solo pone de manifiesto el desequilibrio militar en la región, sino que también subraya las amenazas y desafíos potenciales que plantea esta disparidad.

Corea del Sur opera aproximadamente 60 lanzadores de armas guiadas tierra-tierra, mientras que Corea del Norte opera casi el doble, con unos 100 lanzadores. En cuanto al armamento terrestre, el número de vehículos blindados supera ligeramente al de lanzadores: Corea del Sur dispone de unos 3.100 y Corea del Norte de una fuerza ligeramente inferior, de unos 2.600. Esta sutil diferencia en la dotación de vehículos blindados demuestra un matizado equilibrio de poder entre ambas naciones.

Superioridad de Corea del sur en el mar

Cuando se trata de manifestar su poderío naval, Corea del Norte parece superar a su homóloga del Sur en cantidad. En el ámbito de los acorazados, la disparidad es asombrosa: Corea del Norte cuenta con 420 buques, frente a los 90 del Sur. Esta diferencia se acentúa aún más en el contexto de los buques anfibios, donde Corea del Norte posee una imponente flota de 250, que empequeñece a los 10 de Corea del Sur.

La misma tendencia se extiende a los buques de contramedidas antiminas, donde la flota norcoreana, de 20 unidades, duplica a la surcoreana, de 10. Además, los buques auxiliares surcoreanos son más numerosos que los surcoreanos. Además, las fuerzas navales auxiliares del Sur, compuestas por 20 buques, son duplicadas por las 40 del Norte. El ámbito submarino no es una excepción a esta regla, ya que la flota de submarinos norcoreana, 70, supera con creces a la surcoreana, 10.

Desde el punto de vista de la calidad, la actuación del ejército surcoreano no parece ser estelar. Los buques del ejército norcoreano están diseñados principalmente para operaciones litorales. Sin embargo, un número significativo de estos buques ha superado la esperanza de vida de su casco, lo que ha dado lugar a un incesante ciclo de desmantelamiento.

Durante un considerable lapso de casi medio siglo, la proeza naval de Corea del Norte se vio reforzada significativamente por la inclusión del diseño de la Unión Soviética de los años 50, los submarinos de la clase Romeo (de 1800 toneladas). Estas formidables armas marinas, que estuvieron en servicio de 1973 a 1995, constituyeron un importante componente del poder de superficie de la nación. Actualmente, Corea del Norte está inmersa en el desarrollo de una nueva variante de submarino. Este innovador submarino está diseñado con capacidad para albergar un misil balístico lanzado desde submarino [SLBM], una formidable adición al arsenal militar de la nación, que aún se encuentra en riguroso desarrollo.

Poder aéreo

Aunque pueda parecer que el poder aéreo es finito en su capacidad, es imperativo señalar que el poder aéreo de Corea del Norte está drásticamente por debajo de los requisitos de los enfrentamientos militares contemporáneos. Su falta de capacidades aéreas adecuadas dificulta considerablemente su capacidad para establecer y mantener la superioridad aérea.

La Fuerza Aérea de Corea del Sur, a pesar de sus formidables capacidades, se enfrenta a una tarea de enormes proporciones. Las misiones de combate de Corea del Norte son inmensas, aproximadamente el doble que las del Sur. Sin embargo, la eficacia del Norte se ve significativamente obstaculizada por equipos anticuados y una grave escasez de combustible, lo que conduce a un entrenamiento inadecuado.

Indiscutiblemente, las Fuerzas Aéreas surcoreanas cuentan con un impresionante arsenal de armamento. Incluye los avanzadísimos cazas furtivos de quinta generación F-35A, los potentes cazas F-15K y KF-16, los estratégicos controladores aéreos E-737 y el versátil avión de transporte de reabastecimiento aéreo polivalente KC-330. Tan formidable alineación de equipos les permite potencialmente lanzar ataques preventivos contra adversarios, un escenario que incluso Corea del Norte ha reconocido abiertamente. De ahí que la deliberación sobre la concesión del derecho a iniciar tales ataques siga siendo un asunto de importancia internacional.

El poderío de Corea del sur

Como corroboran las intrincadas métricas del poder convencional moderno, Corea del Norte se encuentra ahora en una posición difícil para competir con Corea del Sur. Esta afirmación se ve corroborada por el autorizado “Índice de Poder Militar Mundial 2023”, un exhaustivo informe presentado a principios de junio de este año por la estimada institución estadounidense de evaluación del poder militar “Global Firepower [GFP]”.

Corea del Sur, eminente actor en la escena mundial, ocupa la sexta posición en la clasificación militar global. Esta clasificación la sitúa por encima de grandes potencias como Alemania, en el puesto 25, y Canadá, en el 27, dentro del Grupo de los Siete [G7]. Si se excluyeran las potencias nucleares de facto, es decir, Estados Unidos, que ocupa el primer puesto, Rusia, que ocupa el segundo, China, que ocupa el tercer puesto, India, que ocupa el cuarto, y Gran Bretaña, que ocupa el quinto, Corea del Sur sería la fuerza militar más potente del planeta.

Por el contrario, el poderío militar convencional de Corea del Norte ha experimentado una importante disminución. La causa de este debilitamiento es doble: en primer lugar, su presupuesto de defensa se ha visto sometido a reducciones como consecuencia de las dificultades económicas que atraviesa la nación. En segundo lugar, su concentración se ha desviado hacia una búsqueda bastante imprudente del desarrollo nuclear. En la clasificación Global Firepower [GFP] de este año, Corea del Norte ha caído hasta la 34.ª posición desde la respetable 25.ª del año anterior, lo que supone un fuerte descenso de nueve puestos.

La clasificación, calculada meticulosamente a partir de un amplio abanico de 60 parámetros, abarca aspectos tan diversos como la potencia y el tamaño militar del país, su solidez financiera y su influencia geopolítica. Del análisis se desprende que Corea del Norte es consciente de la superioridad cualitativa de Corea del Sur en este ámbito.

Por esta misma razón, la entidad en cuestión se esfuerza por compensar su percibida deficiencia en el ámbito del armamento convencional y el poderío económico. La estrategia que emplea implica la mejora de su arsenal nuclear y de sus capacidades en materia de misiles, que sirven como fuerzas asimétricas en el escenario global del conflicto.

Proporción de 1 a 1,6

El Libro Blanco de Defensa ha revelado un preocupante aumento de las reservas de plutonio de Corea del Norte, que han crecido en 20 kg hasta un total de 70 kg en los últimos dos años. Este significativo aumento implica una mayor capacidad para producir más cabezas nucleares, lo que incrementa la potencial amenaza nuclear.

En consecuencia, es imperativo prestar mucha atención al desarrollo en curso de nuevos sistemas vectores para armamento nuclear. Estos sistemas incluyen misiles balísticos intercontinentales como el Hwasong-17, misiles balísticos lanzados desde submarinos como el Pukguksong-4 y el Pukguksong-5, así como misiles hipersónicos de crucero y cónicos. La constante evolución de estos sistemas subraya la urgencia de la situación.

Simultáneamente, el Libro Blanco subraya la creciente importancia de mantener una sólida postura de defensa combinada con Estados Unidos para disuadir a Corea del Norte. Esto incluye la promoción de las capacidades de operaciones combinadas, el desarrollo de un sistema de ejercicios combinados que refleje conceptos operativos globales y la aplicación concentrada de ejercicios combinados de maniobras abiertas.

Aplicando el “Modelo Integral para Medir el Índice de Poderío de las Naves Coreanas [Modelo Hansoon]”, basado en “Poderío Nacional Integral: Datos Básicos para la Planificación Estratégica Nacional”, publicado por la Fundación Coreana para el Avance de la Península Coreana, se constata que la proporción de armas convencionales en Corea del Sur y Corea del Norte, excluyendo las armas nucleares, es de 100:97.

Sin embargo, si Corea del Norte empleara una estrategia de “ataque por sorpresa y guerra a corto plazo”, el índice de poder militar entre Corea del Sur y Corea del Norte pasaría a ser de 1:1,6. El modelo de Hansoon parte de la hipótesis de que las armas nucleares sirven más como amenazas que como herramientas de uso real. Esta hipótesis es un factor clave por el que los expertos militares creen que es improbable que Corea del Norte avance hacia la desnuclearización.

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