Científicos portugueses e italianos, con participación española, han descubierto cientos de abejas momificadas en el interior de sus capullos. Estos envoltorios, producidos hace casi 3.000 años, fueron descubiertos en un nuevo yacimiento paleontológico descubierto en la costa de Odemira, en Portugal.

Hace unos 2.975 años, el faraón Siamón reinaba en el Bajo Egipto; en China reinaba la dinastía Zhou; Salomón sucedía a David en el trono de Israel; en el territorio que hoy es Portugal, las tribus se dirigían hacia el final de la Edad del Bronce. Pero, además de todos esos grandes episodios históricos, en la costa suroeste de Portugal, donde ahora se encuentra Odemira, acababa de suceder algo extraño y raro: cientos de abejas murieron dentro de sus capullos y, desde entonces, se han conservado perfectamente, incluyendo hasta el más mínimo detalle anatómico.

Los capullos ahora descubiertos son el resultado de un método de fosilización extremadamente inusual: normalmente el esqueleto de estos insectos se descompone rápidamente debido a su composición quitinosa, que es un compuesto orgánico.

Una abeja del género Eucera Jacek Strojny/Insektarium


«El grado de conservación de estas abejas es tan excepcional que pudimos identificar no sólo los detalles anatómicos que determinan el tipo de abeja, sino también su sexo e incluso el aporte de polen monofloral que dejó la madre cuando construyó el capullo«, afirma Carlos Neto de Carvalho, coordinador científico del Geoparque Naturtejo e investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Lisboa. Los hallazgos se publican en la revista Papers in Paleontology.

El paleontólogo afirma que el trabajo que condujo a este descubrimiento identificó cuatro yacimientos paleontológicos con una alta densidad de fósiles de capullos de abejas, llegando a miles en un cuadrado de tan solo un metro de lado. Estos yacimientos fueron encontrados entre Vila Nova de Milfontes y Odeceixe, en la costa de Odemira, municipio que dio un fuerte apoyo a la realización de este estudio científico, permitiendo su datación por carbono 14.

«Con un registro fósil de 100 millones de años de nidos y colmenas atribuidos a la familia de las abejas, lo cierto es que la fosilización es prácticamente inexistente», afirma Andrea Baucon, uno de los coautores del presente trabajo y paleontólogo de la Universidad de Siena.

Como dentro de un sarcófago

Los capullos ahora descubiertos, generados hace casi 3.000 años, conservan como en un sarcófago a adultos jóvenes de la abeja Eucera que nunca llegaron a ver la luz. Esta es una de las aproximadamente 700 especies de abejas que todavía existen en la actualidad en Portugal continental. El yacimiento paleontológico recién descubierto muestra el interior de los capullos recubiertos con un intrincado hilo producido por la madre y compuesto de un polímero orgánico.

Uno de los capullos encontrados Andrea Baucon


En su interior se pueden encontrar en ocasiones restos del polen monofloral dejado por la madre, con el que se habría alimentado la larva en los primeros tiempos de vida. El uso de la tomografía microcomputada permite obtener una imagen perfecta y tridimensional de las abejas momificadas dentro de capullos sellados.

Actualmente, existen más de 20.000 especies diferentes de abejas en todo el mundo. Su papel como polinizadoras es fundamental para los recursos alimentarios de la Tierra. Pero, pese a ello, sus poblaciones han sufrido una importante disminución debido a las actividades humanas y no solo por el cambio climático. Comprender las razones ecológicas que llevaron a la muerte y momificación de las poblaciones de abejas hace casi 3.000 años podría ayudar a comprender y establecer estrategias de resiliencia al cambio climático.

En el caso de la costa suroeste, el período climático que se vivió hace casi 3.000 años estuvo marcado, en general, por inviernos más fríos y lluviosos que los actuales.

Las abejas son polinizadores fundamentales Agencias


«Un fuerte descenso de la temperatura nocturna al final del invierno o una inundación prolongada de la zona ya fuera de la temporada de lluvias podrían haber provocado la muerte, por frío o asfixia, y la momificación de cientos de estas pequeñas abejas», explica Carlos Neto. de Carvalho.

Este estudio es el resultado de una cooperación ibero-italiana que reunió a investigadores del Instituto Dom Luiz—Ciências ULisboa, DISTAV—Universidad de Génova (Italia), MARE—Universidad de Coimbra (Portugal), el Instituto Politécnico de Tomar (Portugal), el Centro Portugués de Geohistoria y Prehistoria, el Centro de Investigación en Física Teórica Abdus Salam, la Universidad de Siena (Italia), la Universidad de Venecia (Italia) y la Universidad de Sevilla (España).

Estudio de referencia: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/spp2.1518

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