Luis Rubiales presentará finalmente este viernes su dimisión como presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) ante su Asamblea Extraordinaria tras aumentar la presión sobre él desde diversos estamentos por el beso en la boca, sin consentimiento, que dio a la jugadora Jenni Hermoso en la final del mundial.

Desde que se produjo este hecho el pasado domingo, la presión contra Rubiales había aumentado en los últimos días con reproches que han llegado desde la esfera deportiva, sindical y política, hasta el punto de que el propio Ejecutivo en funciones dejó entrever que si la RFEF no cesaba a Rubiales, sería el propio Ejecutivo el que tomara cartas en el asunto.

El beso a la jugadora Jenni Hermoso en la entrega de medallas tras la conquista del mundial el pasado domingo en Sídney, sumado a los gestos y el comportamiento desde el palco de Rubiales, provocó la censura política, una serie de denuncias -hasta tres a la Fiscalía General del Estado-, y reproches asociaciones y federaciones que se agravaron en las últimas horas.

La declaración de Hermoso pidiendo a través del sindicato Futpro «medidas ejemplares» contra el presidente y la falta del apoyo esperado en las territoriales antes de la Asamblea General Extraordinaria de hoy viernes han cambiado el paso de Rubiales.

DENUNCIAS ANTE LA FISCALÍA Y PETICIONES MASIVAS DE CESE

La Fiscalía General del Estado recibió estos días varias denuncias contra Rubiales por su beso a Hermoso, aunque todavía no ha estudiado ninguna de ellas y simplemente ha dado acuse de recibo.