No fue nunca un presidente sigiloso. Ni tampoco discreto y menos después de su inaceptable beso a Jenni Hermoso tras conquistar España el Mundial femenino. Un beso del que se disculpó de mala manera y por el que ha tenido que dimitir. Llegó Luis Rubiales a la cima del fútbol español hace cinco años tras obtener 80 votos superando a Juan Luis Larrea, que logró 56 poniendo fin al interinaje que supuso la marcha de Ángel Villar, quien había gobernado con aires absolutistas durante casi 30 años (1988-2017) hasta que un proceso judicial –la operación Soulé, un caso de corrupción- le abrió la puerta de salida. Por ahí, entró el expresidente de la AFE (Asociación de Futbolistas Españoles), quien se convirtió en el máximo responsable de la FEF (Federación Española de Fútbol).

Desde entonces, mayo 2018, este exjugador profesional, que transitó del Guadix al Alicante pasando por Mallorca, Lleida, Xerez o Levante, instalado casi siempre en Segunda División, vivió instalado en el ruido. Nada más llegar, y apenas 48 horas antes de que empezara el Mundial de Rusia-2018, prescindió del seleccionador Julen Lopetegui tras anunciar el Madrid que lo había fichado como nuevo entrenador.

Rubiales destituyó de manera drástica al técnico y España se asomó a la cita mundialista con Fernando Hierro, quien tuvo que abandonar su traje de director deportivo de la federación y colocarse, de un día para otro, el chándal de seleccionador.

La concesión de la Supercopa a Arabia Saudí

Rubiales vive en el conflicto. Y ya, prácticamente, desde el primer día en que se transformó en el presidente de la FEF. Conflicto deportivo (adiós convulso de Lopetegui, disensiones con Luis Enrique tras el Mundial de Catar, la ‘rebelión de las 15 jugadoras’ un año antes de que España se cosiera en Sídney la segunda estrella) y, por supuesto, permanente conflicto institucional.

Rubiales y Vilda.


Sus peleas dialécticas con Javier Tebas, el presidente de LaLiga, son constantes ya que enfrentan dos modelos de gestión del deporte absolutamente contrapuestos. Y, además, conflictos de gestión y diplomáticos como quedó demostrado con la concesión de la Supercopa de España a Arabia Saudí a través de Kosmos, la empresa que preside Gerard Piqué.

Aquellos audios que se filtraron revelaban la complicidad entre el dirigente que nació en Canarias, pero se crió en Motril (Granada), y el entonces jugador del Barça. «Geri, enhorabuena. Y no me refiero ni al partidazo de ayer ni a tu gol. Ya son más de las 12 y ya es firme el acuerdo con Arabia Saudí. Un abrazo, gracias por todo y aquí para lo que necesites”» le decía Rubiales en septiembre de 2019 a Piqué tras cerrarse el pacto, que incluía una comisión millonaria para el exazulgrana por conectarle el negocio con la nueva sede árabe de la Supercopa.

Víctima de una «caza preparada»

Instalado en el conflicto institucional (sabido es que nunca conectó con Tebas ni tampoco con David Aganzo, actual presidente de la AFE), capaz también de eliminarse las variables que recogía su sueldo para que no quedara vinculado a un supuesto interés personal en que Madrid y Barça llegaran a la final de la Supercopa. Vivió en el ruido y se enfrentó a él.

Entrevista a Luis Rubiales en la concentración de la selección española en Sidney. RFEF


«Lo único que tengo miedo es a que me metan cocaína en el coche», llegó a confesar Rubiales hace poco más de un año cuando denunció ser víctima de “una caza preparada, falseando la realidad», consecuencia de «una mafia» que le había robado información y conversaciones de su teléfono móvil privado cuando se defendió de las acusaciones que había recibido sobre el acuerdo con Arabia Saudí.

Reelegido hasta 2024

«Me considero un hombre valiente», dijo entonces en una comparecencia ante la prensa que duró casi dos horas y media. «Para estar en mi situación en la Federación no te puede faltar valentía. Sabía que me iban a atacar gente poderosa, pero no que me iban a sacar información de mi teléfono», reconoció el presidente de la Federación cuyo mandato expira en 2024 ya que fue reelegido en septiembre de 2020 al ser el único candidato que se presentó tras la renuncia de Iker Casillas a acudir a las urnas.

Luis Rubiales, abrazado a Laia Codina. RFEF


Polémicas constantes, audios, amenazas, líos y, como él mismo reveló hace un año, no ha tenido «ni una semana tranquila» en ese sillón donde estuvo Villar durante casi tres décadas «porque tengo acumulados más de 25 querellas de campaña continua de erosión, desgaste y total desprestigio». Y hasta peleas familiares porque su tío Juan, que era jefe de gabinete, le denunció ante la Fiscalía Anticorrupción por fiestas con chicas a cargo de la Federación, algo que fue inmediatamente desmentido por esta entidad.

Rubiales, que presumía de porte indestructible. siempre había logrado sobrevivir. Pero su tiempo ya acabó.