MADRID, 25 (CHANCE)

La dimisión de Luis Rubiales como presidente de la Real Federación Española de Fútbol es inminente. Después de cinco días en los que las críticas y las denuncias no han dejado de sucederse, el golpe definitivo para el canario -que ha intentado agarrarse al cargo con uñas y dientes-, es que la FIFA le haya abierto un expediente sancionador, y que los 21 clubes de LaLiga hayan decidido no asistir siquiera a la Asamblea Extraordinaria convocada para este viernes por la RFEF y en la que, salvo milagro, dejará su puesto.

Una salida que Rubiales intentará que sea ‘digna’ y que viene provocada por su polémico beso no consentido a la futbolista Jennifer Hermoso durante la entrega de medallas en la final de la Copa del Mundo femenina lograda el pasado domingo por España en Sydney.

Tras varios días en silencio, la jugadora rompía su silencio este miércoles y, a través de un comunicado emitido porsu sindicato, Futpro, pedía «medidas ejemplares», expresando su «condena» ante «conductas que atenten contra la dignidad de las mujeres».

Completamente indiferente a la dimisión de Rubiales -que él ha intentado evitar a toda costa, aunque se ha quedado sin apenas apoyos- Jenni Hermoso continúa sus vacaciones en Ibiza acompañada por algunas de sus compañeras de La Roja, como Salma Paralluelo o María Pérez.

Lejos de parecer preocupada por el incómodo asunto que la ha situado en el ojo del huracán, la futbolista se ha dejado ver de lo más relajada en uno de los hoteles más famosos de la isla pitiusa, en el que disfrutó de un baño en un jacuzzi en el que no faltaron las risas y las confidencias con sus amigas.

Presumiendo de su espectacular figura con un bikini rojo tipo tanga, Jenni pasó largo rato en el agua refrescándose mientras charlaba con sus acompañantes de lo más divertida y despreocupada, dejando entrever que no quiere saber nada de la dimisión de Rubiales.

Una jornada de lo más completa en la que también aprovechó para broncearse en una cama balinesa, en la que se hizo varias fotos y en la que después de varias horas en el exclusivo complejo disfrutó de un tranquilo paseo por Ibiza con sus compañeras.

Sin perder de vista a las cámaras, y sonriendo con resignación ante la expectación mediática que la rodea tras el beso del presidente de la RFEF, Jenni ha preferido desmarcarse de la polémica y asegurando que está «muy bien», ha evitado pronunciarse sobre la inminente dimisión de Rubiales.