«La víctima soy yo». «El falso feminismo es una lacra». «Soy objeto de una cacería». «Ella fue la que me abrazó muchísimo y me dijo que sí cuando yo le dije que si nos dábamos un piquito». Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), ha utilizado este viernes los mismos argumentos que suele esgrimir la extrema derecha a la hora de ningunear el feminismo: negar su necesidad, hablar de mujeres que “sí son feministas” (como sus tres hijas, presentes en la sala), y culpar y señalar a Jenni Hermoso, de quien ha cuestionado su versión. Sus palabras explican, en realidad, el engranaje del patriarcado y el machismo. Y eso a pesar de que hasta Santiago Abascal, presidente de Vox, calificó su actitud tras la víctoria del equipo español femenino de «groserías impredonables».
A lo largo de su discurso en la reunión asamblearia, la máxima autoridad deportiva ha hecho hincapié en que fue la campeona mundial la que le abrazó muchísimo tras la victoria frente a Inglaterra. “Me subió el cuerpo tanto que casi nos caemos”, ha asegurado. El abrazo, efectivamente, existió, pero dada la diferencia de altura y corpulencia cuesta trabajo entender que una mujer puede, efectivamente, aupar desde el suelo a un hombre así. En el vídeo, además, no se aprecia.
A pesar de que Jenni Hermoso firmó un comunicado junto a su sindicato Futpro en el que decía: «Desde Futpro expresamos nuestra firme y rotunda condena ante conductas que atenten contra la dignidad de las mujeres», Rubiales ha asegurado ahora que el beso en la boca se produjo tras una conversación entre ellos. El vídeo de los saludos oficiales tras el partido no refleja tiempo para una conversación. Lo que sí se ve es que es él el que la agarra por la cara.
“Me dijo que yo era un crack. Y yo le dije: ¿un piquito? Y ella dijo: vale”. Con la frase de “el beso fue espontáneo, mutuo, eufórico y consentido”, Rubiales pone la atención en ella. Ella es la que mostró interés en el pico. Ella es, pues, ‘culpable’ de que él la besara. Es el habitual argumento de los negacionistas de la violencia machista: ella quería, ella iba así vestida, ella me provocó. Es decir, a ella, diga lo que le diga, le ha gustado.
Jefe y subordinada
A pesar de que Rubiales es una autoridad deportiva y Hermoso, una simple jugadora por más campeona que sea, ha asegurado que no hubo posición de dominio y que el deseo (sexual) que tenía hacia la campeona era el mismo que hubiera podido tener al darle un beso a sus hijas. Se presenta, pues, como un hombre de familia digo de reverencia y sin ánimo sexual. De hecho, se ha presentado en la asamblea con traje, pero sin corebata, para dar la sensación de tipo normal y no de alto ejecutivo con un altísimo poder y sueldo. En realidad, las jugadoras, cuando están jugando con la selección, están sujetas al ámbito rector y disciplinario de la Federación, que se configura como superior jerárquico.
«Feministas de verdad y de mentira»
Rubiales ha señalado a sus hijas, a las que ha calificado de “feministas de verdad”. Este es otro de los argumentos de la extrema derecha. A pesar de que el feminismo es un movimiento que persigue la igualdad entre hombres y mujeres, los negacionistas suelen menospreciar y calificar de talibanes a las personas feministas. Las mujeres de Vox, por ejemplo, se consideran “mujeres sin complejos” y consideran que las feministas siempre ejercen el papel de víctimas. Las mujeres de la extrema derecha despotrican de las medidas protectoras para las mujeres y consideran que hay un feminismo malo (que no es el suyo) y uno bueno (el suyo). “Esto va de verdad y mentira. Hijas, aprendedlo. Vosotras sí que sois feministas de verdad. No el falso feminismo que hay por ahí. El falso feminismo es una lacra de nuestra sociedad, no busca justicia. Están preparando una ejecución para ponerse una medalla”. Rubiales se considera, pues, una víctima.
Lenguaje inclusivo
La máxima autoridad deportiva, que ha cosechado aplausos a lo largo de su intervención en un auditorio mayoritariamente masculino, ha echado por tierra el lenguaje inclusivo, otra victoria más del feminismo y la sociedad. “Digamos campeones para hablar de hombres y mujeres”, ha sentenciado, a pesar de que el lenguaje inclusivo es ya una realidad social, académica y política.
Culpar a la prensa
Otro argumento fácil de los negacionistas, habitualmetne conspiranoicos, es culpar a la prensa. “Gran parte de la prensa me va a seguir matando, pero la verdad es la verdad”, ha asegurado el presidente de la Federación a pesar de que toda la sociedad (con políticos y gente de la calle a la cabeza) han criticado el gesto que tuvo en el mundial.