El Partido Republicano de Estados Unidos sigue siendo el partido de Donald Trump. El expresidente, que enfrenta 91 cargos en cuatro imputaciones, se mantiene según los sondeos el abrumador favorito para lograr la nominación presidencial de su formación para 2024. Desde esa ventaja, decidió no participar en el primer debate entre otros ocho aspirantes que Fox News organizó este miércoles por la noche en Milwaukee, contraprogramándolo con una entrevista pregrabada la semana pasada con Tucker Carlson. Y fue, como dijo uno de los moderadores del debate, “el elefante no en la habitación”, ausente y a la vez presente, pero su decisión de no asistir dejó algo de oxígeno para que los aspirantes que luchan por arañarle apoyos defendieran sus candidaturas ante los votantes.

El que posiblemente más partido sacó de la oportunidad fue Vivek Ramaswamy, el emprendedor de 38 años. Inversor en biotecnología, hijo de inmigrantes de India y graduado en Harvard, Ramaswamy es como una versión 2.0 y milenial de Trump, y ha estado últimamente subiendo en las encuestas. Y ese alza se notó en el debate, con varios de los aspirantes poniéndolo como diana de los ataques, mucho más que a Ron DeSantis, el gobernador de Florida que durante meses se vio como principal alternativa a Trump pero cuya candidatura ha empezado a flaquear en las últimas semanas.

El exvicepresidente Mike Pence, por ejemplo, llamó «novato» a Ramaswamy en los primeros minutos del debate. Chris Christie, exgobernador de Nueva Jersey y uno de los que más se lanzan a la yugular de Trump, lo tildó de “amateur” y dijo que “suena como ChatGPT”. Y Nikki Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y embajadora ante la ONU de Trump, le afeó posturas que ha defendido como la de abandonar el apoyo a Ucrania o la de acabar también en el futuro con el respaldo económico a Israel.

No tienes experiencia en política exterior y se nota”, le espetó Haley , que a lo largo del debate y en varios de los temas abordados, como el aborto o el cambio climático, se mostró como una voz de la moderación que ha perdido enteros en el Partido Republicano pero que podría representar más retos en unas elecciones presidenciales para los demócratas y Joe Biden.

Ramaswamy, al más puro estilo Trump, se creció en los ataques, y golpeó también frecuentemente. Abrió su intervención describiendo a sus rivales como “políticos profesionales” “comprados y pagados”, y “marionetas” de los súper comités de acción política. Y al final de las dos horas de debate, presentó enérgico su propuesta de “revolución”. “Dios es real. Hay dos géneros. Los combustibles fósiles son necesarios para la prosperidad de la humanidad, el racismo a la inversa es racismo, una frontera abierta no es una frontera, los padres determinan la educación de sus hijos, la familia nuclear es la mayor forma de gobierno conocida, el capitalismo nos saca de la pobreza”, dijo en una alocución final en la que dio las gracias “por dejar presentarme esta noche”.

 

Respaldo a Trump

Fue Ramaswamy también el primero que levantó la mano cuando los moderadores, cuando ya había transcurrido casi una hora del debate, preguntaron a los ocho aspirantes si apoyarían a Trump como candidato incluso si es condenado en los tribunales. Pero lo hicieron también poco a poco otros cinco: DeSantis (tras mirar qué gesto hacían los otros candidatos), Pence, Haley, el senador negro Tim Scott y el gobernador de Dakota del Norte Doug Burgum.

Solo se negaron Asa Hutchinson, exgobernador de Arkansas, y con matices Christie, que recordó que la postura de Trump “estuvo por debajo del cargo de presidente” y acusó al exmandatario de “haber faltado al respeto de la Constitución”.

Fue un debate combativo. Pence se mostró más agresivo que de costumbre. DeSantis, que pese a flaquear y a gran distancia de Trump sigue segundo en los sondeos, no tuvo momentos estelares y básicamente repitió el discurso que realiza en campaña. Tampoco le sacó gran partido Scott, que también se apoyó en su discurso y mensaje de optimismo.

Sí lo pudo hace Haley, que se expuso como una voz de la razón, dispuesta incluso a criticar al propio Partido Republicano por haber incrementado el déficit federal. Aunque la única mujer candidata en el campo conservador, como los otros siete aspirantes, no levantó la mano cuando se preguntó si creían que el cambio climático era real, en sus palabras sí asumió el problema. Y a la hora de abordar la cuestión del aborto, y sobre la posibilidad de que imponer un veto federal, pidió a los republicanos ser “honestos”: “No hagan a las mujeres pensar que tienen que decidir sobre este tema cuando saben que no tenemos 60 votos en el Senado”.

 

Trump y la violencia

Para todos fue, en cualquier caso, una ocasión estratégica de buscar relevancia en una campaña que sigue dominada por Trump y también por sus problemas legales, que volverán a exponerse este jueves, cuando se entregue en el condado de Fulton para enfrentar la última imputación por intentar revertir los resultados electorales en Georgia.

El expresidente solo ocupó, abiertamente, diez minutos del debate de dos horas. Pero tuvo su propio espacio gracias a su entrevista con Carlson, 46 minutos emitidos en X, la red antes conocida como Twitter. Ahí Trump volvió a agitar los fantasmas de la violencia política. Reiteró que el 6 de enero de 2021, el día del asalto al Capitolio, fue una jornada de “amor y unidad”. Y al ser preguntado por el expresentador de Fox News sobre si EEUU se encamina a una guerra civil, a un enfrentamiento abierto, replicó: “No sé. Hay un nivel de pasión que nunca he visto, hay un nivel de odio que nunca he visto, y eso es probablemente una mala combinación”.