Se resolvió la incógnita. Felipe VI ha encargado la investidura a Feijóo. Pero el aún líder del PP, sabe que su investidura está abocada al fracaso. No tiene los apoyos parlamentarios necesarios y lo sabe. ¿Y si sabe que va a perder, para qué se presenta? Pues para limitar al máximo el tiempo, solo dos meses tras una investidura fallida, que tendrá Pedro Sánchez para conseguir un acuerdo de gobierno. El expresidente gallego sueña con unas nuevas elecciones y fantasea con un milagro.
El capricho de Feijóo nos va a salir muy caro a los españoles. Porque aunque la derecha no quiera hablar de ello, su “investidura fake” retrasa la aprobación de unos nuevos Presupuestos Generales del Estado y esto repercute en las pensiones, en la subida de los salarios de los funcionarios, en las becas o en la Ley de dependencia, pero a él le da igual. ¿No hay nadie dentro del PP con la valentía de decirle al líder que su estrategia es un disparate y daña a los ciudadanos y ciudadanas?
Feijóo quiere la investidura para su minuto de oro, para repetir por milésima vez que ganó las elecciones. Pero, ¿Por qué no asume de una vez que no va a gobernar? ¿Por qué trata de torpedear que haya cuanto antes un gobierno en nuestro país evitando así el riesgo de que se pueda dañar nuestra economía y nuestro empleo? ¿Por qué tras dos derrotas, va a por la tercera?
Perdió el 23 de julio, cuando no obtuvo los resultados electorales que preveían todas las encuestas de los medios de derechas. El ansiaba 160 o más diputados para el PP, pero obtuvo 137. Y no sumaba con la ultraderecha de Vox de ninguna de las maneras.
Volvió a perder el 17 de agosto en la votación por la Presidencia del Congreso, su candidata, Cuca Gamarra, solo obtuvo 139 votos, frente a los 178 que consiguió la diputada socialista y expresidenta balear Francina Armengol.
Y ahora, volverá a fracasar en la investidura, porque se ponga como se ponga, no tiene votos para conseguir ser presidente. Solo lo apoyará Vox, un diputado de UPN y otro de Coalición Canaria. Solo suman 172 votos a favor y 178 en contra.
¿Y por qué está tan solo Feijóo? ¿Por qué nadie salvo Vox y dos grupos minoritarios lo apoyan? Pues porque Feijóo es tan de ultraderecha como Abascal. A día de hoy Feijóo y Abascal constituyen un pack. Y la mayoría del Congreso de los Diputados ha impuesto un cordón sanitario a la extrema derecha y nadie quiere hacerse una foto con quien defiende postulados contra los derechos a la mujeres o al colectivo LGTBI.
Feijóo es de ultraderecha y no se oculta, porque, cómo si no, iba a estar 77 segundos de reloj deshaciéndose en elogios a los diputados de Vox y a su presidente Santiago Abascal por su apoyo. Alabando la unión de PP-Vox en distintas instituciones, comunidades y ayuntamientos donde gobiernan y compartiendo los recortes en derechos y libertades. Por eso se aleja cada día más del sentir de Europa y de lo que piensa mayoritariamente la ciudadanía de nuestro país, porque 12 millones de españoles y españolas dijeron no a retroceder y a derogar.
Aunque al aún líder del PP le da igual todo esto. Lo único que quiere es ir a nuevas elecciones generales, para ver si rasca un puñado de votos más. Sabe que su tiempo se agota y que más pronto que tarde terminará como Casado.
Pero el interés personal y político de Feijóo está perjudicando a España y a los españoles, porque bloquea el presente y el futuro de nuestro país. Por una parte difumina el importante papel que nuestro país debería jugar al frente de la Presidencia del Consejo de la Unión Europea y por otro retrasa “sine die” la elaboración y aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año.
España ha asumido desde el 1 de julio hasta el 31 de diciembre de este año, por quinta vez en la historia, la Presidencia del Consejo de la Unión Europea. Los objetivos marcados por el presidente Pedro Sánchez eran los de reindustrializar la UE y garantizar su autonomía estratégica abierta; avanzar en la transición ecológica y la adaptación medioambiental; impulsar una mayor justicia social y económica y reforzar la unidad europea. El estar con un gobierno en funciones durante aún varios meses dificulta el liderazgo de nuestro país en Europa.
Pero además, el desvarío de Feijóo, supone retrasar los presupuestos de 2024, lo cuál tendrá repercusión en el fortalecimiento de las políticas sociales, en las políticas favorecedoras de creación de empleo, en las ayudas a autónomos, en incentivos a empresas, en el Bono de Alquiler Joven, en las compensaciones a afectados por incendios o en el fortalecimiento de las partidas contra la sequía, por citar solo algunos ejemplos.
Feijóo volverá a perder por tercera vez y lo sabe. No será presidente del Gobierno porque no tiene votos, porque la mayoría del Congreso de los Diputados no quieren a la ultraderecha recortando derechos y libertades y dirigiendo nuestro país. En España solo hay una mayoría parlamentaria posible y esta es progresista. Una mayoría liderada por Pedro Sánchez como Presidente. La única alternativa es reeditar un Gobierno de progreso que consolide avances en derechos y libertades, que siga haciendo crecer el empleo y mejorar nuestra economía. Sr. Feijóo no nos haga perder más tiempo a los españoles.